El nuevo líder del PLD será confirmado como primer ministro en una votación en el Parlamento el 4 de octubre, y posteriormente dirigirá a su partido en las elecciones generales, que podrían celebrarse en noviembre.
Procedente de una familia política de Hiroshima, Kishida ha buscado la jefatura del gobierno japonés desde hace años, y en 2020 perdió la elección como líder del PLD ante el primer ministro saliente, Yoshihide Suga.
Suga deja el cargo después de solo un año en el poder, con bajos niveles de apoyo por el descontento con su respuesta a la pandemia del Covid-19 en Japón.
Fumio Kishida fue el primero en lanzar su candidatura y basó su campaña en una plataforma de estímulo ante la pandemia, presentándose como alguien capaz de escuchar, al punto que llevaba a sus actos un buzón para recibir sugerencias de los ciudadanos.
Kishida superó por poco a Kono en la primera ronda de la votación entre miembros y legisladores del PLD, pero obtuvo una victoria holgada en la segunda vuelta.
Su estilo de bajo perfil fue señalado como falta de carisma, y sus ideas políticas sugieren más continuidad que cambio.
Sin embargo, eso le sirvió para obtener más apoyo entre la militancia del PLD, que lo prefirió a él antes que el estilo reformista Kono.
«Los poderes en el interior de Jinminto (PLD) optaron por diversos motivos que Fumio Kishida es una mejor apuesta por estabilidad, longevidad, etc. Ya han hecho esta apuesta antes», comentó a AFP Brad Glosserman, consejero del Foro del Pacífico.
En su discurso de tras su victoria, Kishida se comprometió a adoptar medidas de alivio económico por miles de millones de dólares, una iniciativa de la que el PLD puede sacar rédito político con miras a las elecciones generales en Japón.
Se espera que el partido retenga su mayoría parlamentaria, aunque pierda algunos escaños por la desaprobación al manejo de la pandemia.
Además, analistas anticipan que Japón bajo el mando de Kishida seguirá el mismo rumbo del gobierno actual en materia de defensa, diplomacia y economía.
Pese a su fama de liberal, Fumio Kishida fue más reticente que su rival Kono a comprometerse con temas polémicos como la legalización del matrimonio igualitario o permitir que las parejas casadas tengan apellidos diferentes.
Al llegar al poder, se enfrentará a numerosos desafíos, desde manejar la recuperación económica después de la pandemia a contener las amenazas de seguridad desde Corea del Norte y China.
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