El primer ministro de Irak, Mustafa al Khadimi, sobrevivió este domingo a un intento de asesinato con drones cargados de explosivos que fueron lanzados contra su residencia, en medio de tensiones entre el Gobierno y milicias iraquíes pro-Irán.
Luego de unos tuits en que condenó el ataque de la madrugada, Al Khadimi hizo lo mismo en una aparición en la televisión estatal sentado tras un escritorio, vestido con camisa blanca y tranquilo, aunque con un vendaje en su mano izquierda.
Funcionarios no identificados citados por la cadena de noticias árabe Al Jazeera dijeron que lo único que sufrió fue un pequeño corte en la mano, pero que al menos seis de sus guardias resultaron heridos en el ataque.
«Ataques cobardes con cohetes y drones no construyen patrias ni construyen futuros», dijo el premier en la televisión estatal Al Irakiya, antes de recibir al presidente Barham Salih y de encabezar una reunión del Gobierno.
Fuerzas de seguridad derribaron dos drones, pero un tercero impactó en la residencia del premier en la Zona Verde, el área fortificada de Bagdad que alberga también las embajadas, dijo un vocero del Ministerio del Interior, Saad Maan, a Al Irakiya.
Fotos distribuidas por la oficina de Al Khadimi mostraron daños en la residencia después del ataque, incluyendo ventanas rotas, una puerta de madera arrancada de los goznes y grabados tirados por el suelo.
Ningún grupo reivindicó el ataque, pero las sospechas recaen sobre milicias apoyadas por Irán que desde hace semanas critican y amenazan públicamente al primer ministro.
Ocurrió luego de las elecciones
El intento de asesinato fue días después de disturbios entre fuerzas de seguridad y seguidores de las milicias que desde hace casi un mes acampan cerca de la Zona Verde en rechazo a los resultados de las elecciones del mes pasado.
Las milicias perdieron en esos comicios casi dos tercios de las bancas del Parlamento que poseían hasta entonces.
Las protestas dejaron un muerto el viernes pasado cuando los manifestantes intentaron irrumpir en la Zona Verde.
Fuerzas de seguridad respondieron con gases lacrimógenos y munición real, y un manifestante murió de un balazo y decenas más resultaron heridos.
Al Khadimi ordenó una investigación para determinar qué desató los incidentes y quién violó órdenes de no abrir fuego.
Algunos de los líderes de las milicias acusaron abiertamente a Al Khadimi de los disturbios del viernes y de la muerte del manifestante, durante sus funerales, el pasado sábado en Bagdad.
Al funeral asistieron los comandantes de las principales milicias pro-iraníes, que juntas son conocidas como Fuerzas de Movilización Popular, o Hashd al-Shaabi, en árabe.
El clérigo chiita iraquí Muqtada al-Sadr, cuyo partido ganó la mayor parte de las bancas en las elecciones del 10 de octubre, denunció el «ataque terrorista» contra Al Khadimi y dijo que fue cometido por fuerzas que quieren que Irak recaiga en la anarquía y el caos.
Al Sadr mantiene buenas relaciones con Irán, un país vecino en el que también son mayoría los musulmanes de la rama chiita del islam, pero se opone públicamente a su interferencia en los asuntos internos de Irak.
Fuente: telam