Hace unos días, el creador de Facebook, Mark Zuckerberg, sorprendía al mundo con el anuncio del cambio de nombre de su compañía, que es propietaria de la famosa red social y otras empresas. Ya no se llama Facebook Inc., sino Meta Platforms Inc.
Este nuevo nombre del conglomerado empresarial que también incluye, entre otras, a WhatsApp, Instagram u Oculus VR, se debe a la apuesta de Zuckerberg por el “Metaverso”, una palabra nacida de la conjunción del prefijo “meta” (que significa “más allá”) y de “universo”.
En el video de presentación de este nuevo proyecto, el propio Zuckerberg explica cómo hemos ido trasladando al mundo virtual muchas de las acciones que realizamos en nuestra vida cotidiana. Esa “virtualización” llegó primero al mundo del entretenimiento. Actividades que se realizaban en locales físicos se trasladaron a un entorno virtual; ahora, incluso juegos tan tradicionales como la ruleta o las tragamonedas están disponibles online, y los videojuegos se tornan cada vez más realistas e interactivos, siendo un ejemplo claro el de los Sims. Eso por no hablar de la realidad virtual que, en la actualidad, traspasó las fronteras del ocio y se utiliza en múltiples ámbitos como la educación o las transmisiones deportivas.
El metaverso del que habla Mark Zuckerberg sería una especie de mundo de los Sims, pero llevado al extremo. Es un universo paralelo mucho más inmersivo que las experiencias que nos ofrece hoy en día la realidad virtual.
De hecho, para trasladarnos a este universo paralelo, serán necesarios dispositivos tanto de realidad virtual como de realidad aumentada. Recordemos que la realidad virtual (VR) nos “traslada” a un mundo virtual; a través de unas gafas, guantes u otro dispositivo, tenemos la sensación de estar en otro lugar. En cambio, la realidad aumentada (AR) lo que nos permite es “traer” elementos virtuales a nuestro mundo físico, por ejemplo, podemos proyectar en nuestro salón una réplica de un sofá y ver cómo quedaría. El objetivo de combinar VR y AR es que podamos interactuar con otras personas dentro de ese metaverso, y también podamos actuar con el metaverso desde fuera de él.
El metaverso es una realidad virtual mucho más realista. El objetivo de Zuckerberg es que podamos hacer lo mismo que hacemos en nuestro mundo físico, pero sin movernos de casa. Así, podríamos ir a trabajar, tomar café con nuestros amigos o hacer deporte en ese metaverso, con la ventaja de que no nos tendríamos que trasladar a la oficina o que nuestros amigos podrían estar a miles de kilómetros de distancia.
Nos moveremos por el metaverso con nuestros avatares, que se espera que reflejen no solo nuestros movimientos, sino también nuestro lenguaje corporal o expresiones faciales. Para llegar a este punto de realismo, todavía falta que la tecnología esté más desarrollada, pero el creador de Facebook cree que es solo cuestión de tiempo.
Zuckerberg presenta las posibilidades de este metaverso enumerando distintas facetas de nuestra vida a las que podría favorecer. Por supuesto, está la parte social, pero también hay un metaverso para el ocio, el ‘gaming’, el trabajo, el deporte, la educación o el comercio. Porque una de las características de este metaverso es que podría tener su propia economía. Podremos crear nuestro negocio en este universo paralelo y vender a través de él, igual que podrán hacerlo los demás.
Habrá que ver, sin embargo, cómo de necesario llega a ser este metaverso. Puede que quede en una mera anécdota o puede que realmente se desarrolle y que formar parte de él sea algo tan común y popular como lo fue en su momento Facebook.
El hombre que cambió el mundo con su pequeño experimento de estudiante se muestra entusiasmado con todo lo que tiene que ofrecer el metaverso. Sin embargo, y pese a que Zuckerberg lo muestre como algo novedoso, aquellos que llevan años moviéndose por distintos metaversos se muestran escépticos, ya que este concepto hace muchos años que existe.
Puede que hasta ahora no hubiera una tecnología lo suficientemente desarrollada como para llegar al grado de inmersión que requiere el metaverso que propone Zuckerberg, o puede que simplemente hiciera falta que alguien como él pusiera en boca de todos una palabra que hasta hace unos días solo conocían unos pocos. Veremos qué ocurre cuando ese metaverso sea realidad.
