Dra. Menini: “Las víctimas de violencia de género merecen especial atención”

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El problema de la violencia de género e intrafamiliar atraviesa a toda la sociedad y, por esa razón, su abordaje involucra a diferentes estamentos de los tres Poderes del Estado.

Para conocer el abordaje jurisdiccional de este tema, el Área de Prensa del Poder Judicial entrevistó a la Dra. Roxana Menini, actual jueza de Control y Garantías de la Circunscripción Banda-Robles y que trabajó en la Oficina de Protección a las Víctimas de Violencia Familiar y la Mujer (OVFyM) de la institución.

¿Se puede aplicar la perspectiva de género en su labor cotidiana?

Hay algunas cuestiones que se toman de manera particular, porque la víctima de violencia no es una víctima cualquiera. No es lo mismo que la víctima de un robo, porque ésta tiene muy pocas posibilidades de encontrarse con su agresor nuevamente.

En cambio, la víctima de violencia regresa a la casa o sale de su trabajo y se encuentra con su agresor esperándola u observándola. Esto hace que tome mayores medidas de seguridad para protegerla a ella.

En estos casos, el testimonio de la víctima recobra un significado especial. No es lo mismo que en cualquier otro delito, pues si no hay evidencia no hay ninguna prueba y nosotros no podemos avanzar. Pero cuando se trata de una víctima de violencia de género sí, aún sólo con el testimonio de la víctima se actúa tomando medidas.

A veces es muy difícil poder justificar por qué una persona queda detenida, cuando tiene una denuncia por amenaza verbal nada más y no se utilizó ningún arma. Además, el sujeto violento trata de que no haya testigos de su accionar.

Por otra parte, tenemos otro inconveniente que es cuando, lamentablemente, la víctima decide volver a relacionarse con el agresor. Muchas veces, la misma persona que hace la denuncia nos viene a pedir que se dejen sin efecto las medidas ordenadas, porque ya están juntos nuevamente con el denunciado.

¿Cómo se pueden revertir estas conductas arraigadas?

Con todas las medidas que tomaron estos últimos años a nivel provincial, se ayudó a muchas mujeres que a lo mejor venían soportando la violencia, desde hacía 10 o 20 años, y que nunca la habían exteriorizado. Hay que darle una respuesta para que ella viva una vida libre de violencia.

Aplicamos las normas que tenemos a nivel provincial y nacional, que se rigen por principios que están establecidos en convenciones internacionales.

En Santiago, somos pioneros en la implementación de herramientas para que la víctima esté protegida. Por ejemplo, cuando se modificó el artículo referente a la eximición de prisión, que automáticamente se rechaza ante un hecho  de violencia de género, lo que no es contemplado en todas las legislaciones  provinciales.

¿Hay alguna diferencia en este tipo de estos casos si se producen en zonas urbanas o rurales?

Si bien la violencia de género se da en todos los niveles sociales y en todos los estamentos, en las zonas urbanas, generalmente, la víctima tiene una mayor red de contención y puede conseguir ayuda de inmediato en una situación de emergencia. En cambio, en medio de la zona rural, el vecino más próximo está a una considerable distancia.

Por otro lado, la idiosincrasia de la mujer rural tiende a tener un mayor sometimiento y aguantar un poco más estas situaciones de violencia  y a demorar mucho más en denunciar.

Ellas deben saber que no es cierto que si denuncian le van a sacar a los hijos o que si se separan de ese hombre no van a conseguir nunca más a nadie que las quiera. Todas estas cuestiones llevaban a la mujer rural a no denunciar, las que se fueron superando.

¿Qué nivel de cumplimiento se registra con respecto a las medidas impuestas a los imputados?

Yo diría que es mitad y mitad. Algunos acatan las normas y no molestan más a la víctima, mientras que otros se ponen más desafiantes. En estos casos, y si hay acumulación de legajos, se hace un análisis más profundo y se pone más exigente para la excarcelación. Si veo que un hombre ya estaba condenado o, sin estar condenado, había tenido dos denuncias previas,  directamente decido rechazar la excarcelación y procuro brindarle a la mujer todas las medidas de protección necesarias.

¿Se logra la reeducación del victimario?

La medida para que realice un tratamiento generalmente arroja un resultado  positivo, porque así reflexionan y analizan su comportamiento violento.

Es importante que él vaya haciendo algún tratamiento, aún privado de su libertad, para que el día que salga pueda estar más tranquilo y pueda vincularse sin inconvenientes.

Lo primordial es que, más allá de los derechos que tiene el imputado, a la hora de ponderarlos y poner en la balanza la libertad del imputado o el derecho a la integridad física y a la vida que tiene la víctima, para mí es más importante preservar la víctima.

Siempre que se pueda es necesario difundir y animar a toda víctima de violencia, sea  sexual o de género, a que denuncie, tanto en la Fiscalía o en las Comisarías. Hay que hacerles saber que tienen herramientas a su disposición, para que puedan poner fin a esa situación de hostigamiento permanente que sufren,

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