La Dermatitis Atópica (DA) es un trastorno inflamatorio crónico de la piel, que se presenta con erupciones enrojecidas acompañadas de una sensación de picazón y dolor.
Esta enfermedad afecta hasta a un 20% de la población pediátrica y hasta un 3% de la población adulta. Asimismo, alrededor del 50% de los pacientes con dermatitis atópica desarrolla síntomas durante el primer año de vida y hasta el 85% comienza antes de los cinco años. Frente a este escenario, una buena noticia es la aprobación en la Argentina de nuevas opciones de tratamiento.
Los especialistas afirman que se trata de una patología, que afecta a uno de cada 10 argentinos, puede aparecer en cualquier momento de la vida y explican que el estrés puede ser un desencadenante. Es muy importante destacar que no se trata de una enfermedad contagiosa.
“La dermatitis atópica tiene una carga de carácter multidimensional: los pacientes con condiciones más severas sufren también de dolor en toda la piel, trastornos del sueño causados por la picazón incesante y dificultad para realizar actividades cotidianas como la práctica de ciertos deportes”, describió la doctora Valeria Angles (MN 100.502), jefa de Dermatología Infantojuvenil del Servicio de Dermatología del Hospital Italiano de Buenos Aires. “Además, en muchos casos, los pacientes presentan otras comorbilidades asociadas a la DA, como asma y rinitis alérgica”, agregó la experta.
Sin embargo, muchas veces esta enfermedad es subdiagnosticada y considerada como una condición cosmética o superficial, lo que puede causar una minimización del riesgo y de los síntomas. Es común que sea tratada inicialmente como una alergia, pudiendo retrasar el diagnóstico durante años, empeorando los síntomas de las personas que la padecen. Una encuesta realizada en Argentina demuestra que casi el 41% de los pacientes con DA no están contentos con su tratamiento actual.
Los nuevos tratamientos aprobados
Los dos nuevos tratamientos aprobados por la ANMAT para su uso en Argentina son: Abrocitinib, un inhibidor de la Janus quinasa 1 (JAK1) oral, de administración diaria, para el tratamiento de adultos y adolescentes mayores a los 12 años de edad, con DA moderada a grave y Crisaborol, un antinflamatorio tópico, inhibidor de la fosfodiesterasa 4 libre de esteroides, indicado para el tratamiento de la DA leve a moderada en adultos y niños a partir de los 3 meses de edad.
Abrocitinib se administra por vía oral, una vez al día, y funciona como un inhibidor selectivo de las enzimas JAK1, modulando así diversas citoquinas cruciales en la inflamación de la piel, responsables de desencadenar la DA.
Siendo el prurito uno de los síntomas más limitantes de esta patología, Abrocitinib demostró en los estudios clínicos mejorar la severidad de este síntoma a partir de las 24 hs de la primera dosis. A su vez, más del 60% de los pacientes alcanzó un 75% de mejoría en sus lesiones a las 12 semanas.
“Este nuevo tratamiento ha demostrado proporcionar una mejora significativa e inmediata de los síntomas de picazón y dolor, sumado a una disminución del enrojecimiento de la piel a partir de la semana 12″, señaló la doctora Carla Castro (MN 92.659), jefa de la Sección de Dermatología Pediátrica y Coordinadora de la Unidad de Dermatitis Atópica del Hospital Universitario Austral.
Asimismo, agregó: “Al tratarse de una alternativa de administración por vía oral, la adherencia es más sostenida y puede utilizarse con o sin terapia tópica complementaria, permitiendo adaptar el tratamiento según las necesidades individuales de cada paciente”.
En todos los estudios, Abrocitinib ha sido bien tolerado y ha demostrado un buen perfil de seguridad y eficacia. Entre sus efectos secundarios, se han detectado: mareos, acné, vómitos, dolor abdominal superior, herpes simple, dolor de cabeza y nauseas, siendo estos dos últimos los más comunes, que se pueden presentar dentro de las 2 semanas posteriores al inicio del tratamiento. “Gracias a la innovación que presentan opciones terapéuticas como esta, dichos efectos secundarios se han vuelto más leves y autolimitados que, en el pasado, lo que no afecta la continuidad de la gestión de la enfermedad” concluyó la doctora Castro.
Por su parte, Crisaborol, es una pomada libre de esteroides que funciona como un antinflamatorio tópico para el tratamiento de la DA leve a moderada, pudiendo ser utilizado tanto en niños, a partir de los 3 meses de edad, como en adultos.
Se trata de un inhibidor de la fosfodiesterasa 4 (PDE-4), una enzima que juega un rol importante en la regulación de la inflamación mediante la liberación de la citoquina de los leucocitos y otras células.
En sus estudios clínicos, Crisaborol demostró un rápido alivio del prurito, una mejoría significativa en las lesiones cutáneas y una mejora en la calidad de vida de los pacientes. “Al tratarse de un tratamiento libre de esteroides, tiene un muy buen perfil de seguridad, ya que evita los efectos secundarios que genera un corticoide tópico, pudiéndose usar, también, en áreas sensibles como en la cara, genitales, axilas, etc.” destacó Castro (MN 92.659).
Este tratamiento se aplica directamente sobre los eccemas de la piel, penetrando en el sitio de la lesión e inhibiendo la actividad de la fosfodiesterasa 4 (PDE-4), reduciendo así la inflamación por DA. Además, el ungüento funciona como emoliente, debido a que su formulación contiene vaselina blanca, brindando hidratación y protección en la zona de la piel lesionada y reduciendo la pérdida de agua transepidérmica.
Dentro de los efectos secundarios más comunes de Crisaborol se destacan la sensación de ardor, inflamación y prurito en el sitio de aplicación. Sin embargo, los ensayos clínicos demostraron que, entre los pacientes que reportaron estos efectos, gran parte del dolor en el sitio de aplicación se resolvió dentro del primer día de tratamiento (77,6%), sin ser un limitante para el mismo.
De todas formas, ante cualquier reacción, es importante que los pacientes sean asesorados por su médico dermatólogo de confianza.
“Hasta hace poco, existían muy pocas opciones terapéuticas para los pacientes con dermatitis atópica. Los avances de la ciencia en el desarrollo de estos innovadores tratamientos hacen un diferencial para mejorar la calidad de vida de las personas con DA, ya que les ofrece a los pacientes nuevas y mejores formas para tratar su enfermedad”, concluyó Castro.
Para tomar dimensión del impacto general de la enfermedad, Mariana Palacios, presidenta de la Asociación Civil de Dermatitis Atópica Argentina (ADAR) y madre de un paciente con dermatitis atópica, destacó: “Debido a que existe una falta de conocimiento general de la enfermedad, hemos visto muchos casos de pacientes que son diagnosticados de forma incorrecta, minimizando sus síntomas y las dificultades que sufren en el día a día”.
“Para evitar estas situaciones, es fundamental seguir concientizando a los profesionales médicos y a la comunidad en general sobre los signos de la enfermedad y el impacto que tiene en la calidad de vida, de manera que no se confunda con una alergia o una condición cosmética”, concluyó Palacios.
Fuente Infobae