El último informe del INDEC sobre el aumento del índice de precios al consumidor fue mucho peor de lo esperado. Según el organismo, la inflación de marzo fue del 7,7% y rompió todos los pronósticos, en especial el esperado por el Gobierno, que armó un presupuesto con un 60% de inflación anual. Con un aumento de precios por encima del 21%, queda muy lejana esa proyección del ministro de Economía, Sergio Massa.
Desde el Gobierno insistieron en la justificación externa. “El número que vemos hoy representa el peor momento del impacto de la guerra en los precios internacionales y la peor sequía de la historia en el país. Sabemos, nos duele, nos ocupa, cómo afecta la vida cotidiana y a cada familia”, aseguró la portavoz de Presidencia de la Nación, Gabriela Cerruti.
“Estamos redoblando esfuerzos, convencidos de que el camino es sostener el crecimiento y el orden que estamos logrando. Y sabemos que la mayoría de los análisis nos muestran que este fue el peor momento y que comenzó una tendencia a la baja que esperamos ver reflejada próximamente”, remató la vocera del Presidente Alberto Fernández.
Por su parte, desde la secretaría de Política Económica, justificaron el alto valor de la inflación de marzo por aumentos “estacionarios” potenciados por “la sequía, las altas temperaturas y la gripe aviar”. “Varios de estos factores esperamos no estén presentes en abril, de modo que esperaríamos un descenso de cierta magnitud en el índice general”, explicó Gabriel Rubinstein. Y sentenció: “Seguiremos procurando bajar la inflación”.
El número es un golpe certero al bolsillo de los argentinos pero también un revés a las expectativas del oficialismo. Las chances electorales del Frente de Todos están atadas a la evolución de la economía nacional. Sin resultados a la vista, merman las posibilidades de una buena performance en las urnas en las PASO y luego en las generales.
En este sentido, lejos parece haber quedado aquel triunfalismo de la asunción de Massa, hace poco más de siete meses. Allí, asistieron dirigentes de todos los ámbitos y se asemejaba a una plataforma presidencial. En efecto, el anhelo del exintendente de Tigre es llegar al sillón de Rivadavia. Con estos números, queda lejos. De hecho, hace tiempo que no se expresa en términos electorales.
Pero no es el único que pierde terreno en estas condiciones. Cualquier candidato del oficialismo verá sus chances reducidas con una inflación desbocada. Así, la demora de resultados en materia económica arrastrará consigo dilaciones en las decisiones políticas. Se espera en mayo algún anuncio importante en términos electorales, pero a este ritmo, será complejo cumplir con esos plazos tácitos.
La inflación de marzo fue de 7,7% y fue la más alta del gobierno de Alberto Fernández. El dato de marzo fue informado por el Indec este viernes y estuvo por encima de las proyecciones de los privados, que anticipaban 7%. El rubro con mayor aumento fue Educación, que tuvo una escalada de 29,1%, por las subas de precios en todos los niveles educativos al inicio del ciclo lectivo.
El dato mensual es el más elevado desde abril del 2002 cuando la cifra alcanzó el 10,2%. En los últimos 12 meses el indicador aumentó 104,3%. El primer mes del año, el Índice de Precios al Consumidor registró un alza mensual de 6% y en febrero trepó al 6,6%. Ahora, el piso se ubicó por encima del 7%, superando incluso el 7,4% que definió el complejo escenario económico en julio del 2022.
La inflación acelerada impacta de manera directa en el crecimiento de la pobreza. El INDEC informó que al cierre del 2022 la incidencia de la pobreza fue del 39,2%, con un alza interanual de casi 2 puntos. Pero la aceleración inflacionaria en el inicio de este año generó un empeoramiento de las condiciones sociales. El nowcast que realiza mensualmente la Universidad Torcuato Di Tella arrojó que en febrero, último dato disponible, ese valor se elevó hasta 42,2% de la población.