Si las encuestas que circularon en la última semana por los despachos del oficialismo y la oposición en este distrito aciertan, poco cambiará a partir de hoy en la política local, que celebra elecciones provinciales, municipales, comunales y legislativas. El vicegobernador peronista Osvaldo Jaldo, que manejó los destinos de Tucumán de forma interina durante los últimos -casi- dos años, se quedará con el sillón más importante de la Casa de Gobierno, esta vez sin ataduras de su rival interno, Juan Manzur, con quien firmó una tregua para los comicios, y que se prepara para dar el salto a la arena nacional.
Los organizadores de la jornada electoral por el oficialismo prepararon todo para un escenario de triunfo. Jaldo y Manzur sufragarán por la mañana en sendas escuelas de las localidades de Trancas y Yerba Buena; seguirán la evolución de la votación desde sus casas; y a última hora de la tarde se desplazarán a la sede de la Gobernación, donde esperarán que se confirmen los resultados del escrutinio provisorio. Con la victoria certificada, pasarán por el Salón Blanco, en el primer piso, donde, si los ánimos acompañan, darán declaraciones ante la prensa. Luego caminarán sobre la alfombra roja ya dispuesta en el pasillo hacia la escalinata principal del antiguo palacio. Y coronarán el día con un discurso frente a la militancia, que se concentrará entre los naranjos de la Plaza Independencia.
En las oficinas de la sede del Ejecutivo están confiados. De mínima aspiran a sacarle a la oposición 10 puntos, que aparecen prácticamente asegurados según los guarismos más recientes provistos por la consultora de Hugo Haime. Pero, aunque algunos postulantes se atreven a hablar de 15, nadie pone las manos en el fuego.
Los preocupa el impacto de los vaivenes del último mes por el fallo de la Corte Suprema que obligó a Manzur a bajarse -fue reemplazado por el ignoto ministro del Interior, Miguel Acevedo- y postergó la fecha de los comicios. La decisión de la Justicia se vivió como una derrota en el Gobierno, que además debió prolongar, entre manotazos desesperados, las erogaciones para la campaña; y como un triunfo en la expresión local de Juntos por el Cambio, liderada por los radicales Roberto Sánchez, ex intendente de Concepción y diputado nacional; y Germán Alfaro, ex senador y jefe municipal radical de San Miguel de Tucumán.
En la Capital, bastión históricamente reacio al peronismo donde se concentra el 40 por ciento de la población, la oposición apuesta a la legisladora nacional Beatriz Ávila, pareja de Alfaro, que ocupó la banca de senador a la que renunció su marido en 2021 apenas después de imponerse en las urnas tras denunciar un “pacto” entre Manzur y Bussi para quedarse con el baluarte, lo cual generó un escándalo. Enfrenta a la diputada Rossana Chahla, exministra de Salud, en la lista que lleva como primer candidato a legislador de la ciudad a uno de los dirigentes más cercanos al gobernador, el senador Pablo Yedlin.
En la UCR creen que están mejor posicionados que nunca, en buena parte, por la crisis del oficialismo nacional, y aspiran a retener los cuatro distritos que manejan y mejorar los resultados de 2019. Pero, aunque dicen sentir un “optimismo moderado”, admiten un probable revés, que atribuyen al sistema electoral de acoples, que reemplazó a la ley de lemas con la reforma constitucional durante el reinado de José Alperovich pero aún complica a los partidos con menor presupuesto y aparato.
“El Gobierno mete mucha plata para formar decenas de colectoras. Al final, esos votos terminan matando a cualquier fórmula”, se quejan cerca de Alfaro, empresario que también se abocó a generar nóminas paralelas. En total, este año, para 340 cargos electivos se presentaron 18.000 candidatos; Tucumán, según el último censo, tiene 1.703.186 habitantes.
Por el Poder Ejecutivo competirán, además de las fórmulas Jaldo-Acevedo, por el PJ, y Sánchez-Alfaro, por JXC, otros cinco binomios. Ricardo Bussi-Gerardo Huesen (Fuerza Republicana), una de las únicas fuerzas del interior que cuentan con apoyo directo del ascendente líder de derecha, Javier Milei; Federico Masso-Florencia Guerra (Frente Amplio por Tucumán), referenciados en Libres del Sur; Martín Correa-Alejandra Arreguez (FIT-Tucumán), identificados con Jorge Altamira; Raquel Grassino-Luis Toranzo (Política Obrera); y Juan Coria-Liliana Guzmán (Nos Une el Cambio).
La que terminó el jueves fue una campaña provincializada. Los oficialistas intentaron despegarse lo más posible de la terminal central del peronismo con la fecha (de hecho, con la sentencia de la Corte temieron el peor escenario: que tuvieran que celebrar los comicios en agosto) y en los discursos. Y el Presidente, la vice, los ministros no vinieron ni una vez desde Buenos Aires, ni figuran en un solo cartel de la vía pública o los spots en TV.
Por su parte, los opositores de JXC, si bien recibieron a referentes nacionales -vinieron el presidente de la UCR, Gerardo Morales, de Pro, Patricia Bullrich, y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta- evitaron posicionarse de un lado u otro de la interna, que empeoró a niveles cercanos a la ruptura en las últimas semanas con el intento de Larreta de incluir al gobernador peronista de Córdoba, Juan Schiaretti. En público y en privado, juran y repiten que no están identificados con ninguno de los líderes de la cúpula.
El triunfo de Jaldo dejará en una posición incómoda a los manzuristas, que vienen de pelear en la interna contra los alfiles del vicegobernador entre septiembre de 2021 y febrero de este año, cuando su jefe político acudió al llamado de Alberto Fernández y Cristina Kirchner para asumir la Jefatura de Gabinete. Pero les queda la esperanza de que Manzur juegue hacia arriba y al centro. Y sus señales, a pesar de su reserva, indican que así será.
Esta semana le pareció inadecuado mostrarse embrollado en cuestiones externas a la provincia durante la agitada previa de los comicios, y decidió no participar en el encuentro con el resto de los gobernadores del PJ en el CFI para unificar posturas sobre la estrategia electoral nacional y que terminó resumido en una carta donde pidieron una sola lista. Sin embargo, estuvo en contacto permanente con sus pares del interior y participó del debate a distancia. Concentrado en la elección, Manzur no dijo, todavía, qué piensa sobre la PASO nacional, el tema que desvela a todos los referentes nacionales, desde Alberto Fernández, a los presidenciables Sergio Massa, Eduardo “Wado” de Pedro y Daniel Scioli, pasando por los máximos dirigentes del kirchnerismo.
“Juan va a querer lista única si el candidato es él”, lanzó un candidato de su confianza, con aire jocoso pero, también, cierto anclaje en la realidad. Manzur pagó caro, a nivel local, su salto a la Jefatura de Gabinete, entre septiembre de 2021 y febrero de este año, cuando acudió al llamado de Alberto Fernández y Cristina Kirchner y dejó la gobernación en manos de su rival, Jaldo para instalarse en la Casa Rosada. Ahora, quienes lo conocen aseguran que su apetito político, una vez concluido el proceso provincial, trascenderá las fronteras de Tucumán.
Sus opciones, a priori, son competir como Presidente; o acompañar como vice alguna de las fórmulas del FDT; o anotarse como contendiente por una banca de diputado nacional; o bien asumir el asiento de Pablo Yedlin en el Senado, donde figura, astutamente, como suplente. Hasta ahora agazapado, sopesa posibilidades.
Por lo pronto, mañana recibirá junto a Jaldo a Alberto Fernández, el primer referente nacional que visitará este distrito, a quien sus colaboradores atribuyen la imposibilidad de Manzur para levantar el perfil durante su paso por Balcarce 50 (culpan a su “rayo paralizador”) pero con quien, aseguran, mejoraron el vínculo. Hasta anoche, en la Presidencia no habían obtenido respuesta desde la gobernación sobre el itinerario a seguir el lunes.
Fuente: infobae