“La mano tendida para el diálogo quedó suspendida en el aire”, dijo el presidente de la Asociación Médica de Israel, Zion Hagay, en un comunicado en el que anunciaba el paro.
El jefe del sindicato Histadrut, Arnon Bar David, amenazó con “una huelga general si fuera necesario” contra las reformas.
El Colegio de Abogados de Israel fue uno de los numerosos grupos que presentaron peticiones ante la Corte Suprema para anular la nueva legislación.
“Un día negro para la democracia israelí”, rezaban ayer las portadas negras de tres de los principales periódicos del país.
Los manifestantes permanecieron en las calles hasta altas horas de la madrugada tras la votación en la Knéset (parlamento).
Unas 58 personas fueron detenidas en las manifestaciones, según la policía, varias de ellas en Tel Aviv, foco de uno de los mayores movimientos de protesta de la historia del país.
Los agentes utilizaron cañones de agua para dispersar a los manifestantes en una de las principales rutas de Tel Aviv, donde la multitud ondeaba banderas israelíes.
Netanyahu no logró apaciguar a los opositores con su discurso del lunes, en el que dijo que quería negociar con la oposición sobre el proyecto de reforma y “entablar un diálogo”.
El asediado primer ministro, que estuvo en la votación, dio muestras de fatiga en el hemiciclo, justo un día después de una operación quirúrgica en la que se le colocó un marcapasos. El lunes, la oposición abandonó el hemiciclo para boicotear la votación de la cláusula, que fue aprobada con 64 votos en una cámara de 120 escaños.
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