La devoción por Nuestro Señor San Gil no conoce límites. Desde la madrugada de este primero de septiembre miles fieles tuvieron como único destino el paraje Sacha Pozo, en el departamento Banda, para demostrar su fe al Protector de pobres y Defensor contra las enfermedades del cáncer.
Largas colas para llegar a la capilla marcaron una jornada interminable donde los feligreses aprovecharon para cumplir sus promesas o pedir alguna gracia. Algunos llegaron al altar de rodillas, otros con flores, velas e incluso las medallas grabadas cumpliendo con las promesas. Esas y tantas emotivas postales se vivieron en el territorio de la familia Cobacho, depositaria de la imagen.
En una siesta de intenso calor, se desarrolló la misa central que estuvo presidida por el padre Ángelo Introzzi, de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús de Clodomira.
Durante su homilía, el padre Ángelo expresó: “Que alegría encontrarnos cada primero de septiembre, pienso que ‘tatita’ Dios disfruta en la eternidad del Paraiso la alegría de ver a muchos de sus hijos congregados para celebrar a un hombre bueno Gil”.
«Cada año vivimos una fiesta en la tierra para disfrutarla después en la eternidad. La vida es una peregrinación y la disfrutamos hasta que llegue nuestro momento de vivir esa fiesta eterna, unidos en la fe, en el amor y la devoción».
También destacó que, “los Santos son nuestros padrinos. Cada parroquia tiene un Patrono o Padrino que debe ser ejemplo. En esta Capilla lo tenemos a Gil a quien le digo preocúpate de nosotros, somos buenos y también más o menos, hay de todo en nuestro corazón. Queremos imitarte, entrar en contacto con tu corazón, con tu bondad, con lo mejor de tu vida, con tus ganas de hacer el bien a quien se acercaba a ti en aquel ministerio de Francia”.
“Hoy aquí debemos pedir la sanación espiritual para ser mejor personas y mejores familias. Con solo llegar sufriendo el calor, la tierra, el sacrificio de viajar expresamos que lo queremos. Que nuestro peregrinar cada año nos ayude un día a ser buenas personas y a encontrarnos en el Paraíso; mientras tanto ayúdanos a ser muy felices aquí”, concluyó.
Posteriormente se concretó la procesión desde el santuario hasta el lugar donde fue encontrada la imagen sagrada, a un kilómetro aproximadamente, donde los promesantes aprovecharon para recibir la bendición pasando bajo la imagen del santo, como lo reza la tradición.
La fiesta de San Gil dejó, una vez más, una clara muestra de fervor popular y la fe intacta en el Santo de los Pobres.
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