El Ejército israelí lanzó nuevos bombardeos en la Franja de Gaza pese a indicios de impaciencia de Estados Unidos, su principal aliado, que envió a un alto funcionario de la Casa Blanca a Israel para discutir un calendario para terminar con la operación.
La ofensiva aérea y terrestre ha dejado más de 18.600 palestinos muertos desde su lanzamiento el 7 de octubre luego de que milicianos de Hamas se infiltraran en el sur de Israel, asesinaran a 1.200 personas y tomaran más de 240 rehenes, entre ellos una veintena de argentinos.
Nuevos ataques israelíes en la mañana de este jueves dejaron por lo menos otros 19 muertos en la Franja de Gaza, informó el Ministerio de Salud del territorio costero gobernado por Hamas.
La violencia se agudizó también en Cisjordania, los otros territorios palestinos, que están ocupados y colonizados por Israel, y donde más de 270 palestinos han muerto desde el 7 de octubre en ataques del Ejército o de colonos israelíes.
Otros dos palestinos murieron este jueves en un nuevo operativo del Ejército israelí en Jenín, en el norte de Cisjordania, una de las ciudades más afectadas por la ola de violencia, informó el Ministerio de Salud de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
El presidente estadounidense, Joe Biden, cuyo Gobierno ha entregado miles de millones de dólares en ayuda militar a Israel, advirtió esta semana que el «bombardeo indiscriminado» contra Gaza debilita el apoyo internacional a ese país.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que encabeza un Gobierno de coalición compuesto por partidos ultraortodoxos y de extrema derecha, replicó afirmando que su país continuará «hasta el final». «Nada nos detendrá. Iremos hasta el final, hasta la victoria», prometió.
El canciller israelí, Eli Cohen, sostuvo que la ofensiva contra Hamas seguirá «con o sin apoyo internacional».
El asesor de Seguridad Nacional de Biden, Jake Sullivan, tiene previsto reunirse este jueves con Netanyahu y su gabinete de guerra en Jerusalén.
Sullivan declaró antes del viaje que discutiría un calendario para terminar la ofensiva e instaría a las autoridades israelíes a «avanzar hacia una fase diferente de las operaciones de alta intensidad que vemos hoy día», informó la agencia de noticias AFP.
El funcionario sostendrá «conversaciones extremadamente serias» en Israel, afirmó el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional estadounidense, John Kirby.
Netanyahu admitió que había «desacuerdos» con Estados Unidos sobre cómo será administrada Gaza después del conflicto.
Estados Unidos quiere reactivar el proceso de paz, que quedó paralizado hace más de una década, y que Gaza sea gobernada por la ANP, el Gobierno autónomo palestino reconocido por la comunidad internacional.
Pero el presidente de la ANP, Mahmud Abbas, es impopular, en parte debido a su cooperación en materia de seguridad con Israel, y ha descartado cualquier regreso a Gaza fuera de una solución al conflicto que incluya la creación de un Estado palestino.
La ANP, que tiene su sede en Ramallah, Cisjordania, es rival de Hamas y fue echado de Gaza por el grupo islamista en 2007.
El actual Gobierno israelí se opone a la creación de un Estado palestino.
El jefe de Hamas, Ismail Haniyeh, declaró el miércoles que «cualquier discusión sobre Gaza o la causa palestina sin la presencia de Hamas o las facciones de resistencia será un engaño».
Sostuvo que Hamas está listo para conversaciones que lleven a un «camino político que asegure el derecho del pueblo palestino a un Estado independiente con Jerusalén como su capital».
Un sondeo publicado el miércoles por el Centro Palestino de Investigación de Encuestas y Políticas indicó que Haniyeh cuenta con el apoyo del 78% de los habitantes de los territorios palestinos, frente al 58% que tenía antes de la guerra.
Además de la presión estadounidense, la Asamblea General de la ONU votó abrumadoramente esta semana a favor de un llamado no vinculante a un alto el fuego, pero Estados Unidos se pronunció en contra de la mayoría.
El jefe de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, Philippe Lazzarini, indicó el miércoles que los gazatíes «enfrentan el capítulo más oscuro de su historia».
La ONU calcula que 1,9 millones de personas, de los 2,3 millones de habitantes de Gaza, tuvieron que huir de sus casas para vivir en carpas y que se están agotando los suministros de alimentos, agua potable, medicinas y combustible.
La ciudad de Rafah, en el sur cerca de la frontera con Egipto, se ha convertido en un gran campo de desplazados, con cientos de carpas.
«Pasamos cinco días a la intemperie, y ahora la lluvia inundó la carpas», contó Bilal al Qasas a AFP.
Ráfagas de viento sacuden las frágiles estructuras que las personas intentan reforzar con plástico.
«¿A dónde migramos? ¿Se acabó nuestra dignidad?», se planteó Al Qasas.
La ONU ha advertido de la propagación de enfermedades y el sistema hospitalario de Gaza está en ruinas. Las autoridades de Hamas afirman que se quedaron sin vacunas para los niños, advirtiendo que las consecuencias son «catastróficas».
El Ejército israelí, en tanto, enfrenta crecientes presiones para reducir las muertes en sus filas y liberar a los rehenes tomados por Hamas, entre ellos una veintena de argentinos.
El Ejército israelí ha perdido 115 soldados en su ofensiva terrestre en Gaza.
Diez de ellos murieron el martes, incluyendo nueve en una sola batalla en un barrio de la norteña Ciudad de Gaza, en la jornada más letal para el Ejército israelí desde el comienzo de la operación terrestre, el 27 de octubre.
Unos 80 rehenes fueron liberados por Hamas durante una tregua de una semana el mes pasado, y otros han muerto.
La embajada israelí en Rumania anunció hoy la muerte del rehén rumano-israelí Tal Haimi, de 41 años.
Fuente: telam