Fiesta del Señor de Mailín: «La mayor gloria de Dios es la vida del hombre», manifestó el padre Luis Cruz

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La comunidad de la Capilla Señor de los Milagros de Mailín, perteneciente a la parroquia Santiago Apóstol, vistió sus mejores galas para celebrar su fiesta patronal y la Solemnidad de la Ascensión del Señor.

Con el lema «Junto al Señor de Mailín, Pan de Vida anunciamos su amor» los fieles participaron de las diversas actividades programadas que concluyeron con la procesión por las calles del barrio y la santa misa que fue celebrada por el padre Luis Cruz.

Durante su homilía, el sacerdote destacó: «la Fiesta del Señor de los Milagros de Mailín es muy importante en nuestra Diócesis, es una de las más grandes que convoca a personas de Santiago y de varias provincias. Es un lugar de encuentro, de acogida, de fiesta, de alegría, un lugar de agradecimiento y donde se pide una gracia en una tierra donde está impregnada la fe de nuestro pueblo. Lo mismo pasa en esta Capilla que va convocando a todas las comunidades».

También señaló: «No solo celebramos a Jesús en la cruz sino su amor manifestado por nosotros, porque dio la vida por sus amigos. Así les decía a sus discípulos ‘ustedes son mis amigos porque doy la vida por ustedes’, no los llamó servidores ‘les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre’ y no se guardó nada. Aquí en la cruz está el amor más grande de Jesús por la humanidad ya que la muerte ha sido vencida, el odio, la venganza, la división, aquello que nos paraliza, la desesperanza queda aquí y de ella baja la vida, el amor, la misericordia, la unidad, la solidaridad, el servicio, la humildad».

Más adelante señaló: «Cuando Jesús les dice a los discípulos ‘vayan y anuncien a toda la creación la buena noticia’, nos deja como mensaje que debemos transmitir la vida de Dios, esa vida que se hace presente desde la creación para que el hombre tenga vida en abundancia. La mayor gloria de Dios es la vida del hombre».

«Él quiere quiere que el hombre trascienda la frontera de este mundo; es la vida de Dios que se hace presente y toca la tierra para impregnar el corazón del hombre de esa vida divina, entonces nuestro horizonte y nuestras actividades pastorales deben contener esta propuesta de amor porque Dios es amor. Hay muchos signos que nos van a ir acompañando: la paz, el amor,  la ternura, la misericordia, signos que me ayudan a curar el corazón, a fortalecer y a levantarme de ese lugar donde muchas veces estamos postrados; entonces toquemos el corazón del otro para que también se convierta en discípulo de Jeús. Pidamos al Señor de Mailín acompañarnos y que nos diga a cada uno ‘vayan y anuncien la buena noticia a toda la creación’, especialmente en ese mundo virtual».

Tras la celebración eucarística y el momento de alabanza, la comunidad compartió un chocolate con los fieles para cerrar las actividades patronales.

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