El descenso del consumo de alimentos se hizo presente en los barrios y se refleja nuevamente en la caída de las ventas con una marcada desaceleración de las subas de
los precios.
El incremento de acumulación de stocks de productos que no tienen movimiento obliga a los pequeños y medianos comercios de cercanía a mantener los precios y buscar marcas alternativas para abaratar costos, mientras que las grandes cadenas multiplican las ofertas. Esta desaceleración, muy probablemente transitoria, de los precios de los alimentos lejos está de constituir un alivio real para los habitantes de los barrios populares.
De acuerdo al relevamiento mensual de los precios de 57 productos de la Canasta Básica de Alimentos (CBA), realizado por el Indice Barrial de Precios (IBP), efectuado en 133 negocios de cercanía de ciudad Capital y 93 comercios de La Banda, se obtuvo como resultado que en junio los bienes y servicios que componen la Canasta Básica Total (CBT) para una familia conformada por dos adultos y dos niños llegó a tener un costo de $731.492,25 para cubrir los gastos básicos de alimentación, transporte, salud, vestimenta, educación, entre otros, y no caer bajo la línea de pobreza, con una variación mensual mínima de -0,9%.
Respecto a diciembre de 2023 presentó una variación acumulada de 54,70% y una
variación interanual de 226,34% en relación al mismo mes de 2023, lo cual representa
$507.345 más.
Por su parte, la Canasta Básica de Alimentos (CBA) tuvo un costo de $332.496,48. Mientras la variación mensual se encontró en 0%, acumuló una suba del 47,40% y una
variación interanual de 230,80%, es decir precisó $231.982 más que en junio de 2023
donde necesito $100.514,05 para adquirir sus productos básicos y no caer en la línea
de pobreza.
El sector de frutas y verduras tuvo una importante baja mensual: -8,99%, mientras que los productos de almacén se aumentaron 0,63% y las carnes subieron 4,62%. En la comparación interanual los productos de carnicería se incrementaron 246,87%, los de almacén 233,43% y verdulería 198,70% respectivamente.
Si bien en los últimos meses los incrementos de precios en los productos indispensables para la vida cotidiana, ha bajado de los dos dígitos en los primeros meses a un dígito, lo cierto es que los aumentos siguen corriendo por delante de las subas en las remuneraciones como el salario y la jubilación mínimas, los sueldos en empleos informales, las asignaciones sociales.
La persistencia del ajuste en los gastos del estado para darle continuidad al “equilibrio fiscal irrenunciable” augura meses de continuidad de la recesión, con las consecuencias de aumento del desempleo y caída generalizada de las ventas.
Por este camino que el gobierno afirma una y otra vez que no se va apartar, las perspectivas no son de re dinamización de la actividad económica, y mucho menos de recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores y las clases medias.