Once metros de largo, cinco toneladas de peso y carnívoro. Así era el Taurovenator Violantei, un dinosaurio que vivió hace 90 millones de años en el noroeste rionegrino y cuyos fósiles fueron encontrados en la provincia por paleontológos del CONICET.
El Taurovenator Violentei forma parte del grupo de los Carcarodontosaurios. Su nombre significa “toro cazador” y deriva de “tauro” -del griego “toro”- y “venator” -del latín “cazador”-, ya que la especie era un carnívoro que llevaba un par de cuernos encima de los ojos. La segunda parte del nombre, “Violantei”, es en honor a Enzo Violante, dueño de la propiedad en donde se hizo el hallazgo inicial. Y es que los primeros fósiles del dinosaurio fueron encontrados por el investigador Matías Motta en tierras de esa familia en 2005.
El integrante de LACEV y de la Fundación Azara, Federico Agnolín, agregó que la especie, al igual que otros carcarodontosaurios, poseía un cráneo “enorme y robusto” de 1,3 metros de largo, por lo que el refuerzo en las articulaciones podría estar relacionado a soportar ese peso durante el andar o la caza: “Estos cambios del cuello son correlacionados con posibles cambios en la distribución y forma de los músculos propios de la capacidad de soportar un cráneo de semejante tamaño”.
El texto publicado en la revista alemana se titula “A new carcharodontosaurid specimen sheds light on the anatomy of South American giant predatory dinosaurs” (“Un nuevo espécimen de carcarodontosáurido echa luz sobre la anatomía de los dinosaurios predadores gigantes de América del Sur”) y fue firmado por Alexis M. Aranciaga Rolando, Matías J. Motta, Federico L. Agnolín, Takanobu Tsuihiji, Santiago Miner, Federico Brissón-Egli y Fernando E. Novas.
De acuerdo con la síntesis del artículo, los carcarodontosaurios fueron depredadores dominantes de las faunas de dinosaurios del súpercontinente Gondwana durante el período Cretácico medio. Actualmente, “partes esenciales” de su anatomía se conocen “pobremente”, a pesar de su amplia distribución geográfica y estratigráfica.
Respecto a la morfología “única” de su cuello, señalaron: “Probablemente estaba relacionada con fuertes modificaciones en la musculatura y restricciones en el rango de movimientos dentro del cuello, pero no con la cabeza. El nuevo espécimen también proporciona valiosa información anatómica sobre las extremidades anteriores de los carcarodontosaurios patagónicos”.