Como lo hizo Néstor Kirchner. También como Cristina Fernández. El electo presidente por el Frente de Todos espera poder preservar los nombres de su futuro gabinete el mayor tiempo posible, probablemente hasta la semana anterior a su asunción. Al menos planea guardarse para sí aquellos nombres sobre los que no ha dado más que señales confusas. Para sumar capital político a su arranque apelará a la sorpresa, en la medida de lo posible, y a preservar del desgaste público a las figuras centrales. Además tiene mucho por conversar con Cristina Kirchner, frente a frente.
La transición y el armado del equipo sufrieron una pausa por varias razones. En primer lugar en el entorno del futuro presidente creen que Mauricio Macri piensa más en el márketing y en cómo contar la transición que en el recambio real. De hecho ha habido cruces de información entre los allegados a ambos pero no reuniones formales de traspaso de información. La documentación es pública y sólo falta la puesta al día para actualizar los últimos datos, sostienen ahora en la zona de Puerto Madero varios funcionarios que pasaron por varias administraciones públicas. “Con la clave de wi fi arrancamos a trabajar”, asegura uno de ellos que sin pistas sobre el lugar que ocupará planea algunas estrategias.
Evo Morales fue la otra razón por la que el fin de semana Fernández se alejó del armado de su futuro gobierno. Pensaba, y sus pasos así lo indicaban, en reactivar foros regionales progresistas. La liberación de Lula Da Silva potenció esa idea. Pero menos de dos días después tuvo que salir a denunciar un “golpe” en Bolivia y se puso al frente de las negociaciones con presidentes de América Latina para lograr la salida de Morales de su país con destino seguro en México. Siguió telefónicamente el minuto a minuto desde antes de la renuncia y hasta la llegada al DF donde la semana pasada Alberto Fernández se reunió con el presidente Andrés Manuel López Obrador. Lejos de considerar que la caída de Evo Morales, a quien también visitó en campaña, significa una herida a su proyecto político, en el ‘albertismo’ están seguros de que sus rápidas gestiones lo pusieron en el centro de la escena regional y lo ayudarán a construir un liderazgo vacante. Excepto con el brasilero Jair Bolsonaro, subrayan que Fernández habla con todos.
Antes de que el líder boliviano aterrizara en México, Fernández se propuso una idea: lograr que el Gobierno argentino declare que lo sucedido en el vecino país fue un golpe. Leyó con beneplácito las declaraciones de la UCR y en forma individual de varios importantes dirigentes radicales, del diputado del PRO Daniel Lipoveztky y de la ex canciller Susana Malcorra. Pero en Diputados el peronismo unido intentaría con la izquierda y un puñado de radicales aprobar un proyecto de declaración a favor del reestablecimiento de las instituciones y el rechazo a la abrupta salida de Evo Morales. Es decir, coinciden en mucho pero la Casa Rosada esquiva la palabra tabú: “golpe”. Lo que vote el Congreso será una señal: un empate, una derrota o un triunfo ‘albertista’. Invierten gestiones en esas negociaciones Agustín Rossi y Felipe Solá, todavía diputado nacional. Cada uno presentó un proyecto distinto, además de otros tres de la oposición y uno que busca redactar Cambiemos para conformar a la UCR, la Coalición Cívica y el PRO. Tal vez se defina directamente en el recinto.
El armado del nuevo gobierno
En línea en forma diaria con Cristina Kirchner, que se quedará el resto de la semana en Cuba junto con su hija Florencia Kirchner, Fernández avanza en el armado de su gobierno, las prioridades de su gestión y el gabinete. “No puedo hablar” dice alguien con acceso a información mientras que otra persona asegura, sin que le crean, que el presidente electo no da más pistas que las obvias.
Cada mañana se ve llegar a las oficinas de Puerto Madero a una pareja de economistas maletín en mano: Matías Kulfas y Cecilia Todesca. No hay dudas de que estarán en el gabinete pero siguen en carrera otros nombres como Guillermo Nielsen y Roberto Lavagna. Para Justicia se puntea a Marcela Losardo; para Seguridad a Diego Gorgal; para Desarrollo a Daniel Arroyo (que tendría muchos pedidos para los cargos por debajo del de ministro); para Trabajo mencionan a Claudio Moroni aunque no se lo vio en ninguna actividad vinculada con el tema en la que haya estado Fernández; para Salud se habla de Ginés González García o alguien de su staff; para Cultura el cineasta Tristán Bauer y para Educación, Nicolás Trotta. En Diversidad de géneros y Mujer hay todavía tres nombres: Victoria Donda, Dora Banrrancos y Malena Galmarini. Deportes y Turismo tienen muchos aspirantes, desde Facundo Moyano que hace fuerza en su propio nombre (y su padre Hugo también pide por él) a Daniel Scioli que no quiere irse del país y prefiere evitar una embajada para quedarse en la política cotidiana en Argentina. Se menciona al juez Daniel Rafecas para la Procuración y se desmiente que haya una ampliación de la Corte. El intendente Gabriel Katopodis podría ir a Producción aunque también podría ser un puesto para Kulfas y tiene lugar asegurado María Eugenia Bielsa como futura ministra de la Vivienda. Otros nombres que rondan distintas áreas sensibles con Alberto Iribarne, Julio Vitovello, Gabriel Fuks y Leandro Santoro. “Hay que mirar adónde va Florencio Randazzo” avisa un viejo amigo albertista que espera esa señal para imaginar como se mueven el resto de las piezas.
Sin embargo, la lista de los que pasan por Puerto Madero es más corta. En el mismo piso tienen oficinas quienes ya parecen ocupar cargo fijo: Santiago Cafiero que se ocupa de toda la agenda; Gustavo Béliz que prepara la estructura del Estado junto con Vilma Ibarra; su amigo Juan Manuel Olmos un operador todo terreno y con vínculos en el Poder Judicial pero también a cargo de cuestiones operativas; Eduardo ‘Wado’ de Pedro que no ocupa un espacio físico pero suele estar en reuniones importantes y el productor Francisco ‘Pancho’ Meritello que desembarcó en las oficinas y ‘suena’ para ocupar algún lugar en el Sistema Federal de Medios.
Con Axel Kicillof también habla Fernández en forma permanente aunque el gobernador electo está abocado a su armado en línea con Máximo Kirchner y De Pedro y con un grupo grande de intendentes del Conurbano bonaerense liderados por Marín Insaurralde. Incluso habría recibido señales desde los que pasarán a ser oposición.
Transición, gobernadores y futura gestión
Parte de los números de la gestión los tienen los técnicos de Alberto Fernández en el proyecto de ley de Presupuesto que ya fue ingresado al Congreso de la Nación, enviado en tiempo y forma por el ministro de Hacienda Hernán Lacunza. El Frente de Todos buscará acuerdos y modificaciones para votarlo después del 10 de diciembre, mes en el que apuntará a darle forma al Consejo Económico y Social y el Consejo de Seguridad para atender los temas más urgentes. Comanda el operativo Sergio Massa que también avanza en el diálogo con los diputados actuales y los que jurarán dentro de algunos días: en las mismas charlas tiene que cerrar acuerdos sobre quién estará al frente del Interbloque del Frente de Todos. A todos los citaron para dentro de una semana y media.
En el Senado los gobernadores resisten con sus representantes. Prefieren mantener dos bloques antes que quedar bajo la presidencia de una kirchnerista como Anabel Fernández Sagasti. Es una de las versiones. Que ella reemplace a Marcelo Fuentes y que el cordobés Carlos Caserio se mantenga en el lugar que ocupó desde el paso al costado de Miguel Pichetto. El otro escenario posible es que la Vicepresidenta haga un gesto por la unidad como aquel 18 de mayo en que eligió a Alberto Fernández como número uno y se corrió.
En tal caso, si ella pide a su bloque un ‘renunciamiento’, Caserio tendría allanado el camino para presidir el bloque unificado con respaldo de los gobernadores que a su vez garantizarán la gobernabilidad a Fernández. CFK entonces nombraría la línea sucesoria: tiene para elegir entre la ex candidata a gobernadora mendocina Fernández Sagasti y Oscar Parrilli, su fiel ex secretario electo el octubre como senador nacional por Neuquén. El único escenario inviable sería el que pone a Caserio como vice del Senado. Ni él ni los gobernadores aceptarían esa posibilidad. Tal vez de algo de eso hayan hablado Fernández y el tucumano Juan Manzur en la reunión que mantuvieron esta semana. Este, como algunos temas clave, se empezarán a definir cuando el fin de semana regrese la Vicepresidenta electa. También la posibilidad de que Carlos Zannini, el ex Secretario General que es funcionario en Santa Cruz tras salir en libertad, se convierta en el Secretario Administrativo del Senado.