«A los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre»

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Jesus in the house of pharisee - St Vincent de Paul Sisters convent - Betania, Bethania- Israel

Por Gonzalo Gallego, especial para LA BANDA DIARIO

Lunes Santo

  1. Oración inicial

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Señor Jesús, al comenzar esta Semana Santa, te pido que prepares mi corazón para recibir la gracia de ver renovado mi bautismo y de resucitar junto contigo a la Vida Nueva. Amén.

  1. Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan (12,1-11)

Seis días antes de la Pascua, Jesús volvió a Betania, donde estaba Lázaro, al que había resucitado. Allí le prepararon una cena: Marta servía y Lázaro era uno de los comensales. María, tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, ungió con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se impregnó con la fragancia del perfume.

Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dijo: «¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?» Dijo esto, no porque se interesaba por los pobres, sino porque era ladrón y, como estaba encargado de la bolsa común, robaba lo que se ponía en ella. Jesús le respondió: «Déjala. Ella tenía reservado este perfume para el día de mi sepultura. A los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre».

Entre tanto, una gran multitud de judíos se enteró de que Jesús estaba allí, y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado. Entonces los sumos sacerdotes resolvieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos se apartaban de ellos y creían en Jesús a causa de él.

Palabra del Señor

  1. Meditación

Estamos ya en la recta final de nuestro camino cuaresmal: hemos llegado a la Semana Santa. La Iglesia nos propone la meditación, hasta el miércoles, de los momentos previos a la muerte de Jesús en la Cruz.

Hoy, tenemos en este fragmento del Evangelio según San Juan un ejemplo muy claro de cómo debemos vivir esta Semana Santa. María, hermana de Lázaro, el que Jesús había resucitado en presencia de otros judíos, abrió un perfume carísimo (incluso hasta el día de hoy sigue resultando costoso) y derramó toda la fragancia sobre los pies del Señor, y comenzó a secarlos con sus cabellos. Y a pesar del disgusto de Judas, Cristo le explicó que ella lo hacía anticipándose a la Pasión, y quiso honrarlo de la manera que los judíos honraban a sus muertos: ungiéndolos con perfumes.

Nosotros también estamos invitados a honrar al Señor en estos días. Pensemos que Jesús hizo el mayor acto de amor, y lo hizo en favor de cada uno de nosotros. Y, como este agradecimiento en tensión hacia su Pasión, cubramos a Cristo con los mejores perfumes: con una confiada y amorosa oración, con nuestro servicio y caridad con los enfermos y necesitados, sobre todo de nuestra familia y de nuestro grupo de amigos, con algún sacrificio, con dolores y alegrías… ¡con toda nuestra vida!

  1. Comunión Espiritual

Yo quisiera, Señor, recibirte con aquella pureza, humildad y devoción con que te recibió tu Santísima Madre; con el espíritu y fervor de los santos. Pero, como no puedo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Limpia mis pecados y dame la vida nueva; y concede a tu Iglesia que pronto pueda acudir a los templos para adorarte y recibir tu Cuerpo y Sangre. Amén .

  1. Oración final

Señor, te doy gracias por este momento de oración que me has permitido tener en tu presencia. Concédeme la gracia de ser fiel a Vos a cada instante, y que pueda vivir esta Semana Santa honrándote con toda mi vida. Protege al mundo del avance del coronavirus, dale la salud a los infectados y el descanso eterno a los difuntos. Amén.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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