A partir de hoy está prohibida la venta de lámparas incandescentes

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Foto: Web

La lámpara incandescente —invención que se atribuye a Thomas Alva Edison, pero cuyo funcionamiento fue experimentado 78 años antes por el inglés Humphry Davi— pasará a ser una antigüedad en poco tiempo en Argentina, a excepción de la de 25 vatios (o watts), que podrá seguir comercializándose.

El tema es que, por más que su luz aún responda a los cánones estéticos que modelaron el «buen gusto» en materia decorativa, su gasto energético es desmesurado si se lo compara con el de nuevas tecnologías.

Por ejemplo: una «lámpara de leds» (o, sencillamente, una led) consume de 5 a 10 veces menos que una incandescente. La llamada «bajo consumo» (o compacta fluorescente, CFL por su sigla del inglés), tanto de luz fría como cálida, gasta un 80 por ciento menos. Y la «halogenada» (con formato y rosca de lamparita tradicional, pero que en su interior contiene en una bi-pin) ahorra un 30 por ciento.

Esas tecnologías serán, al menos por ahora, las opciones disponibles para iluminar el hogar. Todas mucho más económicas en materia de consumo energético. No tanto, claro, a la hora de comprarlas: cuestan mucho más que la tradicional.

Mientras una incandescente ronda entre 2 y 3,5 pesos, una halogenada se consigue a 9 o 10. Una bajo consumo cuesta entre 15 y 40, y una led va de 38 a 400.

Reacciones. Apenas se conoció la noticia de que finalmente se prohibiría su venta, hace poco menos de un mes, «volaron» las lámparas incandescentes, sobre todo las de 40 a 100 vatios. Esa respuesta de los clientes llegó aparejada de una queja: que las lámparas bajo consumo «no están al alcance de cualquiera»: las más baratas, aun en promoción, rondan los 12 pesos.

Todo cambia. Claro que las nuevas tecnologías llevarán a una paulatina transformación del diseño para los artefactos lumínicos y del gusto, dos factores que van de la mano. Así fue, por ejemplo, como la iluminación de bajo consumo debió volverse «cálida» o como a alguien se le ocurrió disfrazar una halógena dentro del foco común.

Todo sea por reducir el consumo de la energía eléctrica que se produce en el país, que en un 80 por ciento depende de recursos no renovables: los combustibles fósiles, tanto del petróleo como del gas.

Canje local

A finales del 2007 el Programa de Uso Racional y Eficiente de la Energía encarado por el gobierno nacional apostó a canjear gratis 25 millones de bombitas incandescentes por otras de bajo consumo en todo el país.

Fuente: Tribuno de Salta

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