El camino de Abel Ayala a ser el boxeador de El maestro no fue todo color de rosas. Vivió en situación de calle y en un hogar de chicos carenciados, hasta que todo empezó a cambiar cuando lo convocaron para protagonizar El polaquito en cine.
En una entrevista, reveló un detalle estremecedor de su infancia. “Soy un pibe que tuvo suerte y ganas de crecer. Siempre quise estar mejor, no sé por qué… porque el ejemplo que viene por herencia no tiene que ver con la prosperidad. Hasta mis 7 años, mi mamá era mi hermana. Me la vendieron como mi hermana. A mi papá no lo conozco, no sé quién es. Y mamá murió de cáncer de mama hace tres años”, contó a la revista Paparazzi.
Sobre sus días en las calles de Constitución, manifestó: “Es feo vivir en la calle, pasan cosas tremendas. Más allá del frío, todo el tiempo tenés que buscar un lugar dónde dormir donde nadie te vea, porque te pueden cagar a palos, robar, orinar, violar, pinchar. Es re heavy. A mí no me gustaba porque era pobre, pero sano. Nunca robé, me drogé ni nada”.