Acercando corazones, derribando mitos

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María es una niña de 6 años, con síndrome de Down que hoy tiene mamá y papá. Lo que parecería una obviedad para cualquier niño, en muchos casos no lo es. Para María y sus papás: Paola y René, es una bendición.

La historia de María comenzó en una institución de Protección de Derechos, luego estuvo alojada en el Hogar de Niños, sin embargo en su corazón esperaba la llegada de sus padres que, paralelamente también la buscaban.

Paola y René, casados hace 7 años, siempre quisieron formar una familia. Pero al tiempo descubrieron que era naturalmente imposible. Recuperados del sufrimiento que les ocasionó asumir esta realidad, se propusieron ambos estudiar una carrera para tener un propósito de vida. Sin embargo, obtenido el título aún seguían sintiendo el vacio. “No queríamos estar solos para siempre”, aseguran.

Los caminos comenzaron a unirse cuando a Paola le tocó hacer su residencia de maestra en un jardín de infantes y ahí conoció a María. Todos los días al regresar a su casa le comentaba a su marido que “estaba enamorada de una nena del Hogar, mira si llega a ser nuestra hija”, le repetía.

René, por su parte, transitaba también el camino del encuentro. Un día, escuchó en un medio de comunicación una convocatoria para la inscripción de padres postulantes a adopción y se lo propuso a su esposa. Contaba los segundos para llegar a su casa a comentarle a Paola su inquietud. “Ella se sorprendió que nazca esta iniciativa de mí y no dudamos un segundo. Nos acercamos al RUA (Registro Único de Adopción); tuvimos el primero contacto con los profesionales que nos recibieron muy amablemente y nos fueron orientando sobre los pasos a seguir y la documentación requerida para comenzar el proceso de adopción”.

Desde ese momento, se abocaron a cumplimentar los requisitos para avanzar en el camino de ser padres adoptivos. En esa instancia, descubrieron que hay muchas personas con prejuicios sobre la adopción, motivo por el que decidieron brindar su testimonio para animar a quienes quieren tener un hijo. “Nosotros pasamos por tantas cosas tristes en nuestras vidas, que el deseo de ser papas permitió que las superemos y nos animemos a brindar todo el amor que teníamos guardado”.

René no olvida el día que lo llamaron a presentarse al Organismo Judicial. “Corrí a darle la noticia a Paola, ella se adelantaba y me iba relatando lo que sucedería: en esa narración estaba nuestra hija. Llegados al RUA nos preguntaron sobre esa niña del Hogar que coincidentemente había conocido como maestra y nosotros ya teníamos la respuesta. Igualmente nos sugirieron un tiempo para pensarlo”, recuerdan.

“Ahora no podemos vivir sin ella, llena todas nuestras vidas, es una nena realmente especial para nosotros”, dice Paola con lágrimas de felicidad.

La rutina de María sigue siendo la misma pero “nuestras vidas cambiaron para siempre porque nos dio un sentido, un propósito por quien luchar, ahora todo gira en torno a ella”, agrega su papá.

“Desde el primer momento nos dice pa y ma. Gracias  a Dios hoy esta con nosotros y es un constante aprender de ella. Hoy nos toca vivirlo”, agregan.

Paola quiso con su testimonio brindar un mensaje: “Para nosotros, nuestra hija no es una nena especial. Por el diagnóstico médico sabemos de sus dificultades,  pero ella hace una vida totalmente normal. Si nosotros la veríamos distinta, le estaríamos privando de las oportunidades de cualquier niña. Ella tiene una vida igual a todos”.

René, en base a su experiencia quiere compartir que quienes deseen ser padres “no se priven de la posibilidad de brindar amor a tantos niños que lo necesitan, que intenten asumirlo con naturalidad y se abran a la posibilidad de recibir todo el amor que ellos tienen para dar y nos enseñan día a día”.

Intervención Institucional

La Dra. Carolina Agüero, coordinadora del RUA, explicó que el organismo está conformado por equipos técnicos que no solo se abocan a la evaluación, información y formación de los postulantes, sino también del seguimiento de las vinculaciones y las guardas con fines de adopción.

Explicó que es un proceso que se inicia con un diagnóstico formado por una primera parte psicológica, luego psicosocial de talleres de sensibilización, para concluir con la construcción de la disponibilidad adoptiva.

Mencionó que en este caso especial, “se pudo advertir la disponibilidad adoptiva de Paola y René que podían pensarse como papás de una niña transitando la segunda infancia y con una discapacidad”.

En cuanto a los tabúes relacionados con la adopción, comentó que “estamos tratando de derribar los mitos que tenemos como sociedad instaladas desde hace un tiempo sobre que la adopción es solo de bebés y sanos. Hoy trabajamos para hacer visible la realidad de pensarlo desde otro lugar: que los que están para adopción son niños con otras características, algunos con discapacidades”.

Señaló que aunque en el RUA no tenemos postulantes para chicos especiales y muy pocos de segunda infancia “hay muchas Marías que desean tener una familia y seguramente también papás que les pueden brindar los recursos necesarios para potenciar sus habilidades”.

Afirmó que “Paola y René son dos personas que han podido ver mas allá del diagnóstico, que pudieron derribar el mito y decir ¿por qué no María? y abrirse desde el corazón a su deseo de ser mamá y papá”.

Con respecto al trabajo que vienen realizando, siente una “enorme satisfacción y orgullo del equipo con el que contamos, a quien respeto y también la esperanza de contar cada vez con mas papás como estos que se animen, vean mas allá de la condición y puedan decirse ¿por qué no”?.

Sobre los requisitos para ingresar como postulantes, aclaró que pueden ser matrimonios del mismo o distinto sexo, uniones convivenciales o proyectos monoparentales. Deben ser mayores de edad y con una diferencia de 25 años, entre adoptante y adoptado.

Con relación al proceso de adopción, mencionó que el primer paso es acercarse al RUA a obtener información. Luego, se comienza con la etapa interactiva de diagnóstico para culminar en la declaración de viabilidad del proyecto adoptivo de esa persona, matrimonio o convivientes.

Sobre las estrategias de intervención desde lo institucional, subrayó que en el caso de María, por tratarse de una niña con discapacidad, se hizo una acompañamiento especial, con mayor presencia. “Desde el primer día ejerzo la representación legal de los padres, aunque por lo general no es necesario, en este caso se hizo para conseguir mayores beneficios para María como una medida cautelar para la incorporación a la obra social  sin carencia; gestionar derivación a neurólogo de otra provincia, una pensión”, finalizó.

Desempeño del equipo interdisciplinario

Por su parte, la Lic. Soledad Arias, psicóloga del Equipo Interdisciplinario del RUA, comentó sobre este caso en particular, que se comenzó con evaluaciones con la trabajadora social y posteriores entrevistas para conocer experiencias de vida que determinen los indicios sobre la disponibilidad de los padres para aceptar particularidades de la niña.

“En Paula, vi por el trabajo que ella desempeñaba, que detectaba niños con dificultad. Es muy sensible, pero fortalecida por sus adversidades. Ante la imposibilidad de tener hijos, pasaron por un proceso hasta interrogarse si estaban dispuestos a la adopción. Los indicadores hicieron que el equipo pueda concluir que ellos podían adoptar una niña con discapacidad. No nos equivocamos en ese sentido, cuando le hicimos la propuesta, aceptaron”.

Continuó, que luego de haber detectado una adecuación con los posibles padres, se hace ante el Organismo de Niñez, a cargo de los niños, la presentación y se da un tiempo a los padres para que analicen si están en condiciones de avanzar en el proceso de vinculación. Esto son los primeros encuentros donde el niño y sus padres se van eligiendo.

“En este caso fue rápido porque María los identificó como papá y mamá desde el principio. Estaba siempre contenta y quería quedarse en la casa,  había llegado el momento de integrarse de manera definitiva”, finalizó.

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