Reconoció que fue su propio servicio de orden, y no un policía, el que se llevó arrastrada por los pies, ante decenas de periodistas, a esa militante y concejal ecologista de la sala en la que se había colado para mostrar a la prensa una fotografía de Le Pen con Putin.
La líder ultraderechista justificó esa acción porque momentos antes un policía del servicio de protección de personalidades, que se ocupa de su seguridad durante la campaña, había ido a detener a la activista y se había herido, con lo que según su versión no pudo expulsarla, y fueron los guardaespaldas de Le Pen los que lo hicieron.
Señaló que al final ese incidente no fue » muy grave» y que está acostumbrada a ese tipo de acciones de protesta. Pero también hizo notar que la mujer podría haber estado armada y que hay continuas amenazas contra los candidatos a las presidenciales.
«Lo que debería escandalizar es que no se pueda llevar a cabo una campaña sin que se perturben las conferencias de prensa, sin que seamos agredidos», se quejó.
El miércoles, la misma Le Pen había insistido en que los reproches por la forma en que se llevó a cabo la evacuación de la activista había que dirigirlos a Darmanin, puesto que el que lo hizo era un policía y en que ella no tenía «nada qué ver».
«No soy yo la que les da ni las instrucciones ni las consignas sobre la forma de intervenir«, había añadido.
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