Pareciera que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se encamina definitivamente a dejar atrás los peores meses de la pandemia por el coronavirus. Así se refleja en estadísticas de casos positivos, ocupación de camas en hospitales y muertes.
Esos indicadores positivos alientan a sus autoridades a continuar habilitando nuevas actividades que habían sido suspendidas transitoriamente por la cuarentena. Sin embargo, hay una cuestión que por ahora emerge como un contrapunto insuperable con el gobierno nacional y afecta a los más chicos: el regreso de la educación presencial.
Más allá de algunos gestos producidos en las últimas semanas, por ahora el Ministerio de Educación de la Nación no avala el regreso a las aulas en la Capital Federal. Tampoco habilita la enseñanza en patios, parques u otros espacios especialmente adecuados para tal fin propuestos por la ministra porteña Soledad Acuña.
Según la visión del ex ministro de Salud del gobierno de Cambiemos, Adolfo Rubinstein, a esta altura de la pandemia la suspensión de clases presenciales en la Capital Federal no se justifica.
“Hay evidencia más que contundente de muchas experiencias que han sido exitosas en el mundo. La verdad es que muchos países han abierto las escuelas y salvo Israel, donde sucedieron otras cuestiones, la mayoría sigue funcionando”, planteó.
Y analizó: “En la Ciudad de Buenos Aires ya no se justifica que no haya clases. El número de contagios está claramente cayendo y si se abren las escuelas puede ser que haya algún aumento de casos o alguna escuela que deba cerrar por algunos días, pero el costo por los chicos que perdieron contacto con el sistema educativo es altísimo”.
El ex funcionario -también médico- explicó que la Ciudad de Buenos comenzó comenzó un descenso de casos lento y persistente. Probablemente, el mismo escenario se registrará en las próximas semanas en el Gran Buenos Aires. Pese a ello, los funcionarios de la provincia de Buenos Aires tampoco imaginan un regreso a clases inmediato. La Directora de Escuelas, Agustina Vila, declaró este fin de semana que todavía habrá que esperar.
La provincia de Buenos Aires es escenario de otra polémica. El viernes, el ministro de Salud, Daniel Gollán, informó que descubrieron 3500 muertes por coronavirus que no habían sido informadas en los registros oficiales.
“Lo que ocurrió es un reflejo de mucha impericia y algo de negligencia. Yo no creo que haya habido un ocultamiento manifiesto. En las últimas semanas y en los últimos días empezó a haber un retraso alarmante en la carga de muertes. Tomó estado público y tuvieron que dar una respuesta. Y ahora están tratando de convertir una muestra de impericia en una gesta épica”, evaluó Rubinstein en diálogo con Marcelo Longobardi en radio Mitre.
“Las muertes son una suerte de brújula de cómo uno está parado frente a la pandemia. Uno no puede conocer el número de infectados totales porque eso depende de los testeo y en la provincia hubo mucho subtesteo. El número total de infectados se conoce a través de la muertes. Y si nosotros no conocemos la cantidad de muertos, no podemos conocer el número total de infectados”, completó.