«Adonde yo voy, ustedes no pueden ir»

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Por Facundo Gallego, especial para LA BANDA DIARIO

Martes V de Cuaresma

  1. Oración inicial

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Señor, bendito seas por este momento de oración que me permites tener en tu presencia. Concédeme la gracia de poder escuchar tu Palabra con serenidad y poder transformar mi vida según tu voluntad. Amén.

  1. Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan (8,21-30)

Jesús les dijo también: «Yo me voy, y ustedes me buscarán y morirán en su pecado. A donde yo voy, ustedes no pueden ir». Los judíos se preguntaban: «¿Pensará matarse para decir: «Adonde yo voy, ustedes no pueden ir»?

Jesús continuó: «Ustedes son de aquí abajo, yo soy de lo alto. Ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo. Por eso les he dicho: «Ustedes morirán en sus pecados». Porque si no creen que Yo Soy, morirán en sus pecados». Los judíos le preguntaron: «¿Quién eres tú?». Jesús les respondió: «Esto es precisamente lo que les estoy diciendo desde el comienzo. De ustedes, tengo mucho que decir, mucho que juzgar. Pero aquel que me envió es veraz, y lo que aprendí de él es lo que digo al mundo». Ellos no comprendieron que Jesús se refería al Padre.

Después les dijo: «Cuando ustedes hayan levantado en alto al Hijo del hombre, entonces sabrán que Yo Soy y que no hago nada por mí mismo, sino que digo lo que el Padre me enseñó. El que me envió está conmigo y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada». Mientras hablaba así, muchos creyeron en él.

Palabra del Señor

Meditación

Estamos en medio de una discusión que Jesús mantiene con los judíos, que todavía no creían que Él era el Mesías, el que había de venir al mundo. A lo largo de esta semana, la Iglesia nos propone ir contemplando las últimas controversias que Jesús mantenía con los jefes religiosos antes de que éstos decidieran darle muerte. Él ya había perdonado a la mujer adúltera, pero los escribas y fariseos todavía buscaban algún error en su enseñanza para acusarlo y condenarlo.

Pero Jesús es muy claro al respecto: Él no ha venido a dar testimonio de sí mismo, sino del Padre. Jesús nos revela, con su rostro, al Padre. Él es el gran misionero, que ha venido a llenar el mundo con la Buena Noticia de la salvación.

Y muchos creyeron en él desde el primer momento. Otros, tuvieron que verlo elevado para creer. Por eso, un soldado romano creyó al momento de verlo muerto en la Cruz; los Apóstoles creyeron más firmemente al verlo elevado al Cielo en el día de la Ascensión. Nosotros, los santiagueños, somos privilegiados por tener al Señor de Mailín. En su templete, hay una inscripción en quichua y en castellano: “Desde lo alto atraeré a todos hacia mí”. Miles de milagros, testimoniados por los promesantes, son prueba de que Jesús atrae a todas las multitudes tanto desde el Cielo como desde la Cruz de Salvación.

Pidámosle hoy al Señor de Mailín que nos ayude en nuestras necesidades particulares, y que nos conceda pronto poder ir a honrarlo en el lugar santo.

  1. Comunión espiritual

Señor, yo quisiera recibirte con la misma pureza, humildad y devoción con que te recibió tu Santísima Madre, y con el espíritu y fervor de los santos. Dame la gracia de unirme espiritualmente a Vos, y que pronto tu pueblo pueda volver a los templos para alabarte, bendecirte, adorarte y glorificarte; y para alimentarse del pan de vida en la mesa de la Palabra y de la Eucaristía. Amén.

  1. Oración final

Gracias, Señor, por este momento de oración que me has regalado. Concédeme la paz al corazón y la abundancia de tu gracia. Protege a mi familia, a mis amigos, a la Iglesia y al mundo del avance del Coronavirus, y que la intercesión de la Virgen María y de San Roque nos ayuden ahora y siempre. Amén.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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