Vos también fuiste un legüero,
Profesor Domingo Bravo,
lograste hacerte escuchar
como el bombo santiagueño,
buscando siempre buscando
por caminos muy sinuosos,
el origen de los tiempos ancestrales
que Dios sabrá a donde fueron
por el tiempo ya olvidados…
Buscate la lengua madre y de tanto andar y buscar,
así empezaste a entender
al quichua que tanto amabas.
El quichua al que dedicaste,
mucho tiempo de tu vida,
y lo hablaste y escribiste…
historias, versos y cuentos,
anécdotas y leyendas, de
aquellos viejos quichuistas
que se fueron como vos…
y hoy son un dulce recuerdo.
Dejándonos un regalo,
Profesor Domingo Bravo,
del quichua que no murió.
Lengua rica en sus decires,
pícara lengua y sabia,
del hombre de nuestro pueblo
que supiste interpretar,
haciéndola conocer
por otros pueblos y razas,
y en los labios de los niños,
que aprendieron en la escuela
«el Himno Quichua Argentino».
Has cumplido, profesor,
tu misión en esta vida…
«¡Digno maestro bandeño,
Puebloiquimanta orgulloso
Iniasun y nombrasun punchan
Rischaiqui manta, Banda
Can iniasoj!»
Digno maestro bandeño,
orgulloso de tu pueblo
que te recuerda y te nombra
con estos sencillos versos,
en el día de tu partida…
«¡Es la Banda…quien te evoca!»
Mary Escañuela