En la mañana del 5 de marzo de 1988 Alberto Olmedo salió al balcón luego de que Nancy Herrera le contara que tendrían un hijo. Instantes después, el actor cayó al vacío desde el piso 11 del edificio Maral 39, frente a las playas de Mar del Plata. ¿Por qué? Nadie sabe la respuesta. Pero por lo que le ha contado su madre, Albertito Olmedo (29) reconstruyó lo ocurrido.
Olmedo y Herrera «medio que estaban peleados», relata Albertito, cuando ella lo llama para avisarle que tenía algo que contarle. «Mi papá vuelve volando»; ya que estaba en otra ciudad de la Costa bonaerense. «Se entera que (Nancy) estaba embarazada de mí y charlan. Se lo toman bien y lo disfrutan. Destapan algo para brindar».
Sucede que «mi viejo era jodón, también en privado», explica Albertito, para dar lugar a una confesión inesperada, en diálogo con Tomás Dente en el programa En vino para vos, de la señal KZO. «No sé si fue a hacer la broma del ‘caballito’ en la baranda o una manía que tengo yo también de sentarme en la baranda. No sé si fue joda o manía, pero se sentó en la baranda, perdió el equilibrio (…). Capaz que se chupó, andá a saber».
«Yo también, cuando estoy medio mamado, hago cagadas -reconoció Albertito-. No me voy a tirar por el balcón, pero sí me siento. Me gusta… Tengo una manía: me siento y me engancho con los pies. Pero por ahí… medio mamado… te desenganchaste, no te diste cuenta, y se te fue el cuerpo».
Según el relato de su hijo menor, el humorista queda «enganchado de la mano». A los pocos segundos, su mamá llega al balcón. «Y lo trata de levantar. Pero era pesado; por ahí una mujer no tiene tanta fuerza para levantar a alguien. Y me dice que se le zafó, y después pasó lo que pasó…».
En aquellos días, ante el dolor de un país que venía de un gran desconcierto por el femicidio de Alicia Muñiz a manos de Carlos Monzón, también en Mar del Plata, se trazaron muchas hipótesis. «Mi vieja está embarazada. ¿De qué le serviría hacerlo venir y tirarlo? Esa es una de las versiones», remarcó su hijo menor.
Al fin, qué pasó esa mañana del 5 de marzo de 1988 continuará siendo un misterio. Alberto se llevó esa certeza a la eternidad que lo acobija, gracias al amor incondicional del público que supo disfrutarlo.