Alberto Fernández conversó con Emmanuel Macron acerca del impacto del COVID19 en Francia y en Europa, de su implicancia a nivel global, y expresó la solidaridad de la Argentina ante la tragedia que implica esta pandemia para el país galo. “Esta cuarentena nos encuentra en un contexto muy difícil de recesión y endeudamiento”, le dijo el presidente a su colega francés. Y añadió: “Desde el Estado se hace un gran esfuerzo ponderando la salud y la educación pública”.
El jefe de Estado dialogó con colega francés desde su despacho en la quinta de Olivos, y a su lado estaba Leonardo Constantino, futuro embajador de la Argentina en París. Alberto Fernández agradeció a Macron su apoyo en las negociaciones con el FMI y la decisión de la Casa Rosada de postergar el pago compulsivo que vencía en mayo al denominado Club de París.
Alberto Fernández, como la mayoría de los miembros de su generación política, han leído a Alberto Camus, el brillante escritor galo que falleció hace 60 años. Camus escribió La Peste, y el presidente argentino lo citó durante la conversación que mantuvo con Macron. “El mundo enfrenta un dilema y juntos avanzaremos con esta mirada común. Las pestes matan personas y dejan el alma al descubierto”, parafraseó el mandatario.
Macron agradeció las muestras de solidaridad de Alberto Fernández, y agregó: “Estamos sufriendo muy fuerte esta epidemia (el último parte oficial en Francia asegura que murieron ya 19.323 personas), tomamos decisiones para cerrar lugares de intercambio social y económico, pero vamos a finalizar el confinamiento con reglas intermedias para llegar al verano (21 de julio). No sabemos cuánto durará la crisis, pero si sabemos de la envergadura de la crisis económica y social que vendrá».
El presidente compartió la perspectiva global de Macron y reiteró la posición que ya había exhibido durante la cumbre virtual del G20. “Hay que pensar en una nueva estructura económica para el mundo y poner sobre ella la solidaridad”, opinó al promediar la conversación entre ambos mandatarios que se extendió durante una hora. Era el mediodía en Buenos Aires, y las cinco de la tarde en París.
Alberto Fernández y Macron ya anudaron una relación personal y política que inició cuando ambos mandatarios enterraron sus respectivos prejuicios ideológicos. El presidente argentino pensó que Macron era un producto del marketing político que intentaba colocar a Europa cerca de la centro derecha boutique y con un rápido plegamiento a los Estados Unidos. Su colega francés, en cambio, consideraba que Alberto Fernández gobernaba a la sombra de Cristina Fernández y tenía un programa populista dependiente de Venezuela, Rusia, Cuba e Irán.
Pero los prejuicios comenzaron a derretirse después de una larga charla que ambos jefes de Estado mantuvieron cuando Mauricio Macri aún ocupaba la Casa Rosada. Y el deshielo concluyó con el encuentro informal que protagonizaron en Jerusalem y el almuerzo oficial servido con esmero diplomático en el Palacio del Eliseo en París.
Alberto Fernández encuentra a Macron como uno de sus principales aliados europeos respecto a la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el tratado Mercosur-Unión UE y el Club de París. Macron fue clave para lograr que el FMI apoyará al país en su próxima negociación con los bonistas extranjeros que operan en Wall Street.
Además de esta agenda común, los dos presidentes están unidos por el factor Bolsonaro. Alberto Fernández jamás perdonará que un hijo de Bolsonaro haya atacado a su hijo Estanislao en las redes sociales, y Macron nunca olvidará que el propio jefe de estado de Brasil se burló de su esposa Brigitte.
Cuando termine la crisis de la pandemia, es muy probable que Macron llegue a Buenos Aires en una visita oficial. Esta pendiente el proceso de formalización del tratado Mercosur-UE, la negociación por la deuda con el Club de París y el relanzamiento de ciertos acuerdos comerciales entre ambos países. Si la política exterior recupera su ritmo, Alberto Fernández recibirá a Macron en la Casa Rosada hacia fin de año, o podrán encontrarse en la Asamblea General de Naciones Unidas hacia fines de septiembre.
Todo dependerá de la pandemia y sus efectos sanitarios a nivel global.