Alberto Fernández hace un viaje relámpago a Bolivia para analizar con Evo Morales las relaciones bilaterales y la agenda regional

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Gestos. En medio de la campaña, los viajes y las comitivas de Alberto Fernández no suman votos pero sí señalan hacia dónde va. En un raid de menos de 48 horas hará dos viajes con dos visitas a presidentes de la región: esta noche estará en Bolivia y mañana en Perú. Otra vez se cruza con Cristina Fernández; su compañera de fórmula llega de Cuba y él se va.

El candidato a presidente del Frente de Todos tiene prevista su llegada a Santa Cruz de la Sierra a las 18 de hoy. A las 20 tiene cita con Evo Morales y luego una cena política. En el mediodía del viernes estará en Lima, Perú, donde tiene agendada una audiencia a las 17:30 con el presidente Martín Vizcarra en el Palacio de Gobierno. Al peruano lo acompañará el primer ministro, Salvador del Solar, y el canciller Néstor Popolizio. Por la noche cenará con el presidente del Congreso de Perú y congresistas.

A Fernández lo acompaña un grupo de sus más estrechos colaboradores y políticos que están en su círculo de consulta. Todos varones. Santiago Cafiero; su responsable de comunicación Juan Pablo Biondi; los intendentes de San Martín y de Hurlingham, Gabriel Katopodis y Juan Zabaleta, dos de los jefes del Conurbano que más cerca están, y Miguel Cuberos y Felipe Solá  que ya lo acompañaron a España.

El último integrante de la comitiva, que también estuvo en Madrid, es Mario Enriquez-Ominami, socialista y ex candidato a presidente de Chile, de quien se dice que ayuda a organizar la agenda internacional de Fernández. El propio Alberto Fernández le dijo a Infobae que lo invitó a sumarse como amigo y porque coinciden en la mirada sobre muchos temas, lo que los llevó a proponer la conformación del Grupo de Puebla.

En los ratos libres, si es que los tienen, probablemente Fernández converse con los intendentes sobre la situación del Conurbano, donde varios peronistas decidieron el pago de bonos a los empleados municipales frente a la inflación y la situación económica.

Como dialoga con empresarios y sindicalistas, Fernández está preocupado por los primeros meses de un eventual gobierno del Frente de Todos. Los intendentes le han dicho que «bancarán» la gestión. Redireccionaron partidas para gasto social. Algunos durante estos meses dejaron de hacer asfalto y sólo bachean. Hablan de planes de vivienda y de cómo generar empleo genuino.

Durante sus encuentros en Bolivia y Perú seguramente se toque el tema Venezuela. Justamente en la reunión de este año del Grupo de Puebla, de la que participó Ominami con otros referentes regionales, en nombre del Frente de Todos fueron Jorge Taiana, Carlos Tomada y Felipe Solá, y no hubo representantes de Nicolás Maduro.

Y fue allí donde por primera vez, con guiño del candidato argentino, se firmó un documento a favor de una salida a través del diálogo y se mencionó la delicada crisis. Algunos hacen equilibrio con las palabras.

Esta semana Maduro le apuntó fuerte a Fernández, que no habla de dictadura, pero sí de un gobierno que comete abusos. «Quien lo dice es estúpido», respondió el heredero de Hugo Chávez. En Estados Unidos, el tucumano Juan Manzur, uno de los gobernadores más afines y que más respaldo dan a Fernández, se reunía en el Departamento de Estado con Kevin O’Reilly. Dicen que intentó explicar la posición de Fernández, por lo que el insulto bolivariano no les cayó nada mal.

Al contrario.

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