Alberto Fernández y Massa tratan de bloquear la influencia de Cristina Kirchner y Kicillof en la agenda económica de la campaña

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Cristina Fernández de Kirchner, Alberto Fernández y Sergio Massa ya hicieron la pax proselitista. Cada uno juega su campaña electoral por separado y las diferencias ideológicas se esconden detrás del cortinado. Pero hay una línea programática de la agenda electoral que permanece en tensión y colocó a Axel Kicillof en medio de la refriega: las promesas económicas que presenta el Frente de Todos ante la opinión pública.

Fernández de Kirchner y Kicillof impusieron el cepo (aunque éste último lo flexibilizó en parte), enterraron la información transparente del INDEC, cerraron una peculiar negociación con el Club de París, enfriaron la relación comercial con Estados Unidos y Europa, hicieron peculiares negocios con Venezuela, emitieron dinero a mansalva, confundieron las facultades técnicas del Banco Central y el Tesoro y ejecutaron una expansión del gasto público sin antecedentes en la Argentina.

Fernández y Massa nunca coincidieron con esta agenda económica y menos aún cuando pretenden sumar a los indecisos que tienen una mirada ideológica cercana a Mauricio Macri, José Luis Espert y Roberto Lavagna, un núcleo electoral que será clave en la primera vuelta de octubre.

Esos votantes indecisos quieren saber cuánto hay de inflación mensual y rechazan pagar sobreprecios a los embarques de petróleo que se podrían comprar a Nicolás Maduro, dos situaciones  económicas que se repitieron durante la gestión Cristina-Kicillof y que son rechazadas por el tándem Alberto-Massa.

La tensión sobre la propuesta económica corría en la intimidad del Frente de Todos y finalmente explotó en los medios de comunicación. Alberto repitió más de una vez entre bambalinas que Kicillof solo debía dedicarse a su campaña bonaerense, pero el candidato a gobernador no podía con su genio y opinaba como si fuera el número puesto en el Ministerio de Economía.

Fernández se cansó del discurso proselitista de Kicillof y en una entrevista explicitó sus diferencias respecto a la gestión económica de su compañero en la boleta electoral. «Cristina dejó tres problemas: el cepo, la inflación y el déficit fiscal», dijo el candidato a presidente del Frente de Todos.

Las declaraciones de Fernández no gustaron en el Instituto Patria y en el pequeño círculo de asesores que acompaña a Kicillof. Reconocen las diferencias ideológicas, pero pensaban que esas disidencias claves debían quedar ocultas en medio de la campaña electoral, una táctica elusiva que no comparten Fernández y Massa.

La ofensiva reservada y pública de Fernández y Massa tiene un sentido estratégico ante un eventual triunfo en los comicios presidenciales. Fernández y Massa -amigos y socios políticos- no quieren que Kicillof se involucre en el programa económico de una posible presidencia del Frente de Todos.

«Kicillof hace campaña para ser candidato a gobernador. No será ministro de Economía», explicitó Massa durante un reportaje exclusivo con Infobae.

La andanada directa de Massa a Kicillof fue una finta sutil dirigida Fernández de Kirchner. El candidato a diputado nacional asume que Kicillof es un soldado de Cristina y que su discurso de campaña es un reflejo directo de las intenciones de la expresidente. Massa, como Fernández (Alberto), no creen en las casualidades. Y menos en una campaña electoral

En este contexto, Fernández y Massa pretenden evitar problemas internos en un eventual desembarco en Balcarce 50. La Cámpora tendrá muchos diputados nacionales y Buenos Aires es el estado provincial más importante de la Argentina. A lo que hay que sumar -en el cálculo de Fernández y Massa- que CFK moverá los hilos en la Cámara Alta.

Se trata de un fuerte poder institucional (Senado, muchos diputados camporistas y la Provincia), suficiente para trabar, reformar o demorar medidas enviadas al Parlamento para reformular la matriz económica de Cambiemos.

Fernández y Massa no quieren ruido si llegan a la Casa Rosada, y por eso ya anticiparon que no aceptaran un diseño parecido al que ejecutaron Cristina y Kicillof cuando fueron gobierno.

La ex presidente conoce las pretensiones y necesidades de Alberto, y no duda en protagonizar un doble juego astuto y certero. Le promete a su candidato a presidente que tendrá plena libertad para decidir y a la par elogia a Kicillof por su educación y compromiso para cambiar la estructura de poder económico de la Argentina.

Cristina conoce todos los secretos de una campaña electoral y no duda en aplicarlos en raciones justas y proporcionales. Elogió a Massa a pocos días de las PASO y aseguró que tiene que haber pax proselitista para no los «devoren los de afuera». Un mensaje que lanzó segundos después de elogiar a Kicillof, su apuesta de poder para el futuro inmediato.

El ex ministro de Economía mueve detrás de Cristina. «Alberto forma parte de nuestro frente, pero no pensamos exactamente igual», dijo Kicillof en un reportaje concedido a La Nación. Y remató para cumplir con el guión de campaña: «A mí me va a tocar ser gobernador. La persona que va a decidir sobre estas cosas es el presidente».

La puja entre Fernández-Massa vs Fernández-Kicillof tienen rounds públicos y secretos. Se trata de un juego de espejos, que se podrá observar hasta que termine la campaña electoral: si Kicillof (Cristina) no opina diferente de Alberto, Massa se mantendré en silencio. Y viceversa.

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