“Esto podría significar que la visita a lugares como restaurantes, cines y estadios ya no sería posible ni siquiera para las personas no vacunadas que se hayan sometido a pruebas porque el riesgo es demasiado alto”, indicó. Varios países encuentran dificultades para generar “inmunidad de rebaño” y terminar de controlar la pandemia por la resistencia de algunos sectores sociales a vacunarse.
Según Braun, el país tiene el deber de proteger la salud de las personas. “Esto incluye un servicio sanitario que no tenga que volver a posponer las operaciones de cáncer y de articulaciones en invierno (boreal) para tratar a los pacientes de covid”.
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Alemania está registrando cifras de contagio bajas en comparación con sus vecinos europeos, pero los casos han ido en aumento en las últimas dos semanas, alimentados por la variante delta. La semana pasada, Merkel se mostró preocupada por la “dinámica clara y preocupante” del aumento de casos, e instó al mayor número posible de alemanes a vacunarse.
“Si la variante delta siguiera extendiéndose a este ritmo y no la contrarrestáramos con una tasa de vacunación muy alta o con un cambio de comportamiento, tendríamos una incidencia de 850 (infectados por cada 100.000 habitantes) en solo nueve semanas”, dijo. “Eso equivaldría
a 100.000 nuevas infecciones por día”, señaló, a la vez que recordó el efecto nocivo que implicaría restablecer las cuarentenas.
“El impacto en los procesos de trabajo en las fábricas sería enorme. Ya lo estamos viendo en el Reino Unido”, enfatizó.
Braun instó a los alemanes a vacunarse. Alrededor del 60% de los 83 millones de alemanes se han vacunado por primera vez y cerca del 48% están completamente vacunados.
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