22/11/24
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Alerta mundial: más de 735 millones de personas sufren «hambre crónico» en el mundo

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Alrededor de 735 millones de personas en todo el mundo sufrían hambre crónica en 2022, muchas más que antes de la pandemia de Covid-19, lo que «pone en peligro el objetivo mundial de acabar con el hambre para 2030«, advirtió un informe de las Naciones Unidas.

El resultado es que se estima que en 2022 habría 122 millones más de personas hambrientas que en 2019 y el mundo está «muy lejos» de cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible de la ONU de acabar con el hambre para 2030, según el informe, que predice que 600 millones de personas estarán desnutridas para ese año.

Los niveles de hambre en el mundo aumentaron en los últimos años.

Los niveles de hambre en el mundo aumentaron en los últimos años.

El hambre en el mundo

El informe fue elaborado por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola de la ONU, el Fondo para la Infancia, la Organización Mundial de la Salud, el Programa Mundial de Alimentos y la FAO.

Según los resultados, las principales causas del hambre en el mundo en los últimos años tienen que ver con los conflictos que afectaron a los medios de subsistencia, las condiciones climáticas extremas que amenazaron la producción agrícola y las dificultades económicas exacerbadas por la pandemia.

En algunas partes del mundo el hambre disminuyó, como en Sudamérica y en la mayoría de las regiones de Asia. Pero en el Caribe, Asia occidental y África está aumentando.

Los datos que preocupan

Hay 122 millones de personas más con hambre con respecto a los datos de 2019, lo que representa aproximadamente 735 millones de personas que padecen hambre en la actualidad, en comparación con los 613 millones de hace tres años.

La situación de la seguridad alimentaria y la nutrición siguió siendo desalentadora en 2022. Cerca del 29,6% de la población mundial no tuvo acceso constante a los alimentos, mientras que otras 900 millones de personas se enfrentaron a una situación de inseguridad alimentaria grave.

Al mismo tiempo, la capacidad de las personas para acceder a dietas saludables se deterioró en todo el mundo: un 42% de la población mundial no pudo permitirse una dieta saludable en 2021. Esto representa un incremento global de 134 millones de personas en comparación con 2019.

Mientras tanto, en 2022, un 22,3% de los niños menores de cinco años sufrieron retraso del crecimiento por malnutrición, un 6,8% padeció emaciación (bajo peso para la altura), y un 5,6% tuvo sobrepeso.

Si las tendencias continúan de esta forma, no se podrá alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de poner fin al hambre para 2030.

Los datos demuestran que el objetivo de Hambre Cero está cada vez más lejos.

Los datos demuestran que el objetivo de Hambre Cero está cada vez más lejos.

La urbanización y los cambios agroalimentarios

La tendencia del aumento de la urbanización incide en los alimentos que consumen las personas y el modo en que lo hacen. Se prevé que en 2050, 7 de cada 10 personas vivirán en ciudades. En este contexto, los gobiernos y otros agentes que trabajan para combatir el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición deben intentar comprender estas tendencias de la urbanización y tenerlas en cuenta al formular sus políticas.

El informe reveló que las compras de alimentos son significativas no solo entre los hogares rurales, sino también a lo largo del continuo rural-urbano, incluidos los que residen lejos de los centros urbanos. Asimismo, el consumo de alimentos altamente procesados también está aumentando en las zonas periurbanas y rurales de algunos países.

Al mismo tiempo, la inseguridad alimentaria afecta más a las personas que viven en las zonas rurales, y la malnutrición infantil también muestra particularidades urbanas y rurales: la prevalencia del retraso del crecimiento en niños es un 35,8% mayor en las zonas rurales, con respecto al 22,4% de las zonas urbanas.

Finalmente, los datos de los especialistas afirman que, para promover la seguridad alimentaria y la nutrición, las políticas, medidas e inversiones deben guiarse por una mayor comprensión de la relación que existe entre el continuo rural-urbano y los sistemas agroalimentarios.

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