Se trata del megaproyecto de obras más ambicioso del Gobierno. Es el plan por el que Mauricio Macri sueña con erradicar las inundaciones que hoy sacuden a más de 10 millones de hectáreas de campos en todo el país y constituye el programa de infraestructura con el que el Presidente aspira a inaugurar todas las obras cuando finalicen entre los años 2020 o 2021, es decir, en plena coincidencia con el comienzo de su eventual segundo mandato.
Se llama Plan Nacional de Aguas y está pautado a cuatro años. Como buen ingeniero, Macri es capaz de llamar por teléfono hasta tres veces al día a un funcionario para seguir de cerca la construcción de una de las 102 obras que prevé este plan del Ministerio del Interior. El programa incluye, entre otras cosas, proyectos de infraestructura en las 22 provincias de todo el país, represas, planes de agua potable y compra de tecnología en ciencia meteorológica por un presupuesto global proyectado en 44.000 millones de dólares para los próximos cuatro años.
En medio de la catástrofe que viven miles personas del interior, entre ellos ruralistas y comerciantes, en esas 10 millones de hectáreas inundadas, el proyecto Nacional del Agua cobró fuerte interés de parte de Macri en las últimas semanas. «El Presidente quiere poner toda la energía en este plan y está convencido de que se puede lograr este cambio», aseguran en la Casa Rosada.
Tan solo para los proyectos de obras de infraestructura destinados a terminar de una vez con las inundaciones, el Gobierno prevé gastar 10.000 millones de dólares. Se trata de un plan de 102 obras de las cuales 70 están en ejecución, 14 en proceso de licitación y 9 están por iniciarse. En muchas provincias no pudieron comenzar los trabajos por las recientes inundaciones y para otras nueve obras ya están coordinados los convenios entre las provincias y la Nación.
«Durante el año pasado tuvimos emergencia en más o menos la mitad de las provincias. Lo increíble es que esto se veía venir desde hace mucho tiempo y no haya tenido nunca una respuesta del Estado», dijo a Infobae el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, que está al frente de este megaproyecto de obra pública. El ministro que más dialoga con los gobernadores resaltó que cuando llegaron a la Casa Rosada «se encontraron muy pocas obras para prevenir el impacto del cambio climático y muchas veces ni siquiera encontramos los proyectos ejecutivos». Para Frigerio, «nunca se hicieron las obras que había que hacer, pero no solamente en Buenos Aires, en ningún lugar del país. En algún momento teníamos que empezar a hacer algo y eso es lo que estamos haciendo».
El Plan Nacional de Aguas tiene varias obras a punto de finalizar: en Entre Ríos, se están por terminar la Defensa Sur en Concordia, se comenzaron obras en la Defensa Norte en Concepción del Uruguay y en Villa Paranacito. También están proyectados trabajos de infraestructura en Colón y se están haciendo en Corrientes; en la obra del Canal San Antonio, en la frontera entre Santa Fe y Córdoba.
«En la Cuenca del Salado estamos licitando el último tramo y ya estamos esperando tener suelo para poder empezar a trabajar en los otros tramos», se entusiasmó Frigerio ante Infobae. El ministro destacó que en el Gran Buenos Aires se encontraron con obras «totalmente paralizadas». Algunas de estas se han terminado, como el Arroyo Boquerón en Morón. «Empezamos a hacer las obras que nunca se hicieron, y que van a garantizar que en el futuro ya no se inunden más las ciudades ni los campos», destacó Frigerio.
El Plan Nacional del Agua prevé la construcción de obras hídricas en más de 22 provincias. Se espera que todas esas obras finalicen hacia los años 2020 y 2021. ¿El financiamiento? Muy simple: para poder afrontar este gasto el gobierno emprolijó lo que era el Fondo Hídrico que se compone con una alícuota del 1% de las naftas y el gas. También hay fondos que provienen de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y del presupuesto mismo del Ministerio del Interior.
El presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), Matías de Velazco, dijo hace unos días que «el 60% de la ganadería está afectada por la inundación» en los campos bonaerenses y reclamó una reunión con la comisión de emergencia y desastre agropecuario para analizar el «preocupante» cuadro de situación del sector. La zona afectada es prácticamente toda la cuenca del Río Salado, desde la desembocadura en la bahía Samborombón extendiéndose hasta zonas de La Pampa y sur de Córdoba, pasando por todo el oeste de Buenos Aires.
En el Gobierno admiten esta problemática pero dicen que muchas obras que se estaban por comenzar no se pudieron hacer por las lluvias. El subsecretario de Recursos Hídricos, Pablo Bereciartúa, explicó a Infobae que en el Gran Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba hay trabajos que tuvieron que frenarse por las inundaciones y destacó: «Este Gobierno tiene un fuerte compromiso en invertir en obras urbanas y rurales para que perduren en el tiempo y no haya tantas inundaciones a futuro».
El Plan Nacional de Aguas excede el plan de obras. También el Ministerio del Interior creó cuatro Comités de Cuencas Interjuridiccionales para unificar criterios y coordinar tareas entre diferentes provincias. Bererciartúa destacó, además, que en los próximos meses se instalarán 20 radares meteorológicos para prevenir inundaciones en todo el país. Seis de estos radares ya están instalados en distintos puntos de la Argentina y permiten detectar online alertas meteorológicas.
También forman parte de este ambicioso programa obras de agua potable, cloacas y represas. A nadie se le escapa que el Presidente sueña con mostrar el lanzamiento de estas obras y para ello bien puede estar atado el proyecto reeleccionista que muy pocos funcionarios hoy se animan a mencionar públicamente.