Amenazas y extorsiones en la AFA: historia de una interna salvaje por el poder

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Bajo el imperio de un implacable tormento, los dirigentes del fútbol argentino, padecen como nunca antes, angustiosas horas de incertidumbre e intimidación.

Este caos es producto de un cocktail fatal: la economía y la institucionalidad.

Se les debe el dinero -prometido y firmado por el último acuerdo- y son víctimas, además, de una amenaza para inmovilizar cualquier acción que pretenda acelerar el camino hacia la reinstitucionalización, bajo la frase «la FIFA nos puede desafiliar», pronunciada cada vez con mayor frecuencia por uno de sus interventores, el doctor Javier Medín.

Respecto del primer caso, a los dirigentes –presidentes y/o vices de los equipos de la Primera División– se les prometió pagar lo adeudado y ajustar hasta 2.800 millones de pesos el canon anual a cambio de firmar un paper –sin valor legal- donde quede expresado que son ellos quienes piden la rescisión del contrato con el Estado, para evitarle costos políticos al gobierno.

Cristinziano, Medín, Pérez y Toviggino, los integrantes de la Junta Interventora (DyN)
Claramente, les mintieron como a niños.

No sólo siguen penando por cobrar, sinó que el Jefe de Gabinete, Marcos Peña, suele repetir públicamente que el gobierno recibió un pedido de la AFA para dar por terminado el contrato del programa Fútbol para Todos. Pero, eso no es verdad: fue al revés.

Quienes estuvimos allí –21 de Julio de 2016, Sala de la Asamblea, 3er piso de Viamonte 1366, entre las 16 y las 17:20 hs– escuchamos la propuesta de la Secretaría General de Gobierno: «Firmen muchachos que queremos la rescisión que así nos pagan». Nosotros sabemos que el gobierno presionó para obtener unas firmas sin valor legal, pues la dueña de los derechos es la AFA como institución y no la voluntad firmada de sus dirigentes de manera individual.

Respecto de la desafiliación sancionatoria de la FIFA, resultaría admisible desde lo legal, pero técnicamente imposible .

La FIFA es una organización internacional privada. Tiene 211 países afiliados de cinco continentes. Esto significa más de 6000 millones de habitantes representados por las cuatro razas y las cinco religiones: judaísmo, islamismo, hinduismo, cristianismo y budismo.

Una mínima deducción lógica nos conduce a entender, antes que nada, que esta organización internacional tiene unas normas que son universales y obligatorias y otras normas a las que podríamos considerar de «tolerancia local». Jugar con un arquero, diez jugadores de campo, que haya un arbitro y ajustarse a un solo reglamento es algo universal. Admitir que Israel juegue eliminatorias en Europa y Australia en Asia, es de particular consideración.

O sea, la FIFA, en ambos casos y en cientos más, se ha ido adecuando. Comprende el estado beligerante de Israel con los otros países de Medio Oriente y le parece lógico que Australia salga de Oceanía para crecer en competitividad.

Todos estos actores estaban al momento de la presión del gobierno argentino para intervenir a la AFA: los dirigentes, la jueza, la IGJ, los procesados, los clubes, el edificio, el predio, los juicios. La FIFA fue parte del armado de la intervención. Y le confirió a la Conmebol la designación de los integrantes de la Junta Interventora.

Y todas las partes aceptaron el «rol de la Justicia». Era la «garantía de la transparencia». Si alguna de esas dos partes actuara ahora y en consecuencia, resultaría cuanto menos desdoroso intentar inferiorizarla o impugnarla. Como dijo un miembro ahora disidente de la Junta Interventora: «No puede haber probidad cuando la Justicia me avala y recusación cuando los mismos protagonistas de la misma Justicia me ordenan cumplir con las obligaciones para las cuales fui designado».

El próximo martes será un día trascendental para esta negra etapa que padece la AFA. La mayoría de sus dirigentes de las diferentes categorías -del Ascenso, del Interior y también de la Primera División-, podrán manifestarse ante los miembros del Tribunal de Disciplina, órgano independiente de la institución que hoy representa el único y más creíble ámbito de diálogo y contención de la familia del fútbol.

Tal como lo hemos informado el 27 de Octubre de 2016, un importantísimo número de dirigentes elevaron una presentación al Tribunal de Disciplina.

En el escrito le pedían a los miembros del Tribunal respuestas sobre cómo había sido la designación de los integrantes de la Junta Interventora. Cuál había sido el papel de Primo Corvaro (FIFA) y de la Dra Monserrat Jiménez (Conmebol) respecto de la evaluación de los entrevistados. Y, fundamentalmente, les inquietaba a los firmantes de aquella nota cómo ninguna de las treinta y cinco personas testeadas accedió a la Comisión y en cambio sus actuales integrantes fueron designados sin entrevista alguna con los miembros de la FIFA y la Conmebol, afectados a tal misión.

Se recuerda con indignación las dos condiciones puestas por la Dra Monserrat Jiménez: «No ser abogado y tener al menos 50 millones de dolares para ser miembro de la Comisión Regularizadora de la AFA».

Y aunque no sea del caso de referencia, en su segunda visita a Buenos Aires (7, 8 y 9 de Noviembre de 2016) la Dra Jiménez, en el programa Closs Continental dijo algo mucho más grave, amenazante y extorsivo en consonancia con las palabras de Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol: «Todos queremos el postre de la fiesta –respondía sobre Messi y el Mundial– pero a veces hay fiesta y no hay postre», en clara alusión a la sanción que podría aplicarle la FIFA si no se modificaba el Estatuto de la AFA, hecho que se discutía en esos días en el Sheraton.

Luego de aquella presentación, es deducible pensar que el escribano Fernando Mitjans se reunió con los miembros de su Tribunal. Y hasta es lógico pensar que bien pudo haberlo elevado de manera oral a los más importantes ejecutivos de la FIFA. Viene de lejos una cultura judicial convivencial y respetuosa con la FIFA. La AFA, a través del recordado Ingeniero Juan José Russo, de los doctores Agricol de Bianchetti, primero, o Mario Schmoisman, en las últimas dos décadas -autor de libros que marcan doctrina en el Derecho Deportivo y son de consulta también de la FIFA-, siempre sostuvieron una línea de consulta.
La AFA ha marcado rumbos jurídicos en la FIFA y Julio Grondona ha sido felicitado por las contribuciones jurídicas de la AFA. En el mismo sentido, el escribano Fernando Mitjans no es sólo vice presidente del Tribunal de Apelaciones de la FIFA. También fue miembro de la Junta Electoral, cuando, tras la renuncia de Blatter, se eligió a Gianni Infantino como presidente de la FIFA.

Por lo tanto no resulta arriesgado suponer que el escribano Mitjans, en concordancia con su larga y prestigiosa trayectoria en FIFA –participante de los últimos cinco congresos-, y respaldado por los miembros de su Tribunal, haya elevado la consulta sobre esta lamentable cuestión.

La convocatoria del Tribunal de Disciplina para el próximo martes 27 es para que todos los dirigentes que deban decir algo lo digan, para aquellos que tengan pruebas que las den a conocer, y para que el Tribunal reciba, como siempre, todas aquellas denuncias que contribuyan a una salud más vital de la institución AFA.

La AFA está en agonía. Se la implosionó desde adentro y se la bombardeo desde afuera.
Y ahora presenta sus últimas miserias con una Junta Interventora en retirada, en la que sólo resiste el abogado Javier Medín, quien tiene «pisado» en un cajón gerencial el estatuto que envió la FIFA, que mucho disgustaría a Mauricio Macri. Y como en tal estatuto el Ascenso y el Interior conservan la mayoría proporcional de asambleistas para elegir presidente, sigue intentando desesperadamente que la FIFA se lo modifique; y que grandes como Boca, River, Racing y San Lorenzo, acompañados por Lanús, logren el «voto calificado» que impida, otra vez, que algún «negro, sucio, pobre, feo y malo» sea presidente de la AFA.

En el mientras tanto, Alejandro Domínguez repartió con Brasil el comando de la Conmebol. A los árbitros los manejarán Wilson Luiz Seneme de Brasil y Oscar Ruiz de Colombia. Brasil aumenta los cupos participativos de las copas y Argentina los disminuye. Los únicos representantes de nuestro país en la anti argentina Conmebol de Alejandro Domínguez son Orlando Salvestrini (ex dirigente de Boca, hombre de SOCMA, amigo de los Macri) en el Comité de Gobernanza, Ricardo Gil Lavedra (prestigioso jurista que no identificaría 20 camisetas de clubes argentinos entre 50 exhibidas ) en el Comité de Disciplina, y Natalia Simeone (hermana del Cholo y su representante) en el Comité de Etica.

Esto es lo que representa a la AFA en la Conmebol. Las preguntas son:¿Quién los postuló? ¿Cómo fueron nombrados? O sea, se reitera aquello que quieren saber la mayoría de los dirigentes del fútbol argentino: ¿Cómo llegó la Cristinziano? ¿Y Armando Pérez? ¿Y Medín? Sabemos cómo llego Pablo Toviggino, por clamor de los dirigentes del ascenso y del Interior de la AFA. La misma razón por la cual fue marginado .

Entonces, puesto que no es imperio de la jueza María Romilda Servini convocar a una Asamblea, cosa que debió haber hecho la Junta Interventora en Octubre y no hizo en cumplimiento de los actos administrativos que le fueron encomendados, ¿de qué manera la FIFA podría sancionar a la AFA como dice Medín? De ninguna, es la respuesta.

Javier Medín exhibe una carta firmada por el Secretario General Adjunto de la FIFA, el ex jugador croata Zvonomir Boban. Aclaremos: la FIFA no le envía una carta a la AFA con advertencia alguna. La FIFA responde una misiva firmada por Armando Pérez. Y Boban, como corresponde, toma el «manual» y contesta. Su respuesta no sentencia, deja la puerta abierta invocando los artículos 14, 15 y 19 del Estatuto de la FIFA respecto de la injerencia de la Justicia (caso Argentino de Quilmes ante la Dra Servini), pero también remite al artículo 5 del Estatuto de la AFA recomendando una solución interna ante el Tribunal de Disciplina de la AFA.

O sea, está claro que la FIFA no habrá de sancionar a la AFA, pues es parte del problema. Fue la FIFA quien admitió a estos interventores designados de manera poco clara por la Conmebol.

Más aún, a quienes deberían sancionar, si la FIFA quisiera, es a los miembros de la Junta Regularizadora.

Enumeremos las razones:

* No llamaron a Asamblea, cosa que debieron hacer obligatoriamente en el pasado octubre como una de sus obligaciones administrativas

* No exhiben el Estatuto ya hecho ni tienen otro a presentar

* Han movido fondos indebidamente

* Acrecentaron la deuda previsional y están incluídos de responsabilidad tributaria en la demanda de la AFIP

* Han incrementado el número de juicios y los han «industrializado» derivándolos a costosos estudios out siders

* Intentan seguir en una desastrosa gestión para participar indebidamente en las negociaciones y realización de nuevos contratos por derechos de explotación audiovisual

* No han defendido el derecho de los clubes a cobrar sus acreencias; por el contrario, los obligan a pagar sus deudas

* Han despreciado y desprecian a los dirigentes genuinos del fútbol con descalificaciones discriminatorias

En síntesis: han facilitado la pérdida de representatividad del fútbol argentino en la Conmebol y en la FIFA, poniéndose de rodillas ante Alejandro Domínguez. En algún caso, hasta dándole la espalda a los intereses de su propio club, el que le facilitó estar allí. ¿O será que ese alguien se está postulando como futuro Director de la Conmebol cuyo sueldo es de 50.000 dólares por mes y un viático de 500 dólares por día?

No le falta razón a Daniel Angelici cuando acusa al presidente de la Conmebol de soberbio y marca, legítimamente, una sociedad con Brasil que debilitará a los intereses de los clubes argentinos.

Pero lo peor, lo dramático, es que por hacerle un favor a alguien influyente y «amigo», subieron a la Selección Argentina a un avión de una compañía fantasma de dudosa reputación.

La FIFA no dirime en estas cuestiones. Antes bien, es una amigable componedora de situaciones internas. Y navega entre dos aguas: la de la Common Law (Reino Unido, justicia fundacional) y la del Derecho Romano (resto del mundo).

No habrá ninguna sanción. Basta de amenazas, intimidaciones y extorsiones. Basta de sembrar terror.

A la FIFA, que es una organización internacional privada, le preocupa más lo sucedido con el Chapecoense a bordo la compañía boliviana LaMia -«transportadora oficial de la Copa Sudamericana»- que la cuestión interna de la AFA, de la que en definitiva es parte.

La Inspección General de Justicia, que depende del ministerio de Justicia de la Nación, puede llamar a una Asamblea para la fecha que considere prudente con los mismos 75 asambleístas (hay titulares y suplentes) del Estatuto vigente, elegir presidente, devolverle institucionalidad a la AFA. Luego la FIFA le dará un plazo a la AFA para la reactualización de su Estatuto, coincidente al proyectado por Suiza.

Será ésta una manera rápida y razonable de terminar con este suplicio.

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