Se trata de un tema sensible pero, a medida que el peso se devalúa, se vuelve más complicado de atender. El Gobierno está evaluando permitir que YPF aumente los precios de la nafta y el gasoil ya que, según las refinadoras, los valores están atrasados por lo menos en un 10%.
El mercado de combustibles no está regulado por el Estado -como sí sucede con las tarifas de gas y electricidad-, pero los gobiernos inciden sobre el precio a través de YPF, que tiene aproximadamente el 55% de participación en el despacho de nafta y gasoil. El presidente de la petrolera con control estatal, Guillermo Nielsen, señaló que los precios tienen “un atraso significativo”, en diálogo con Radio 10.
Su declaración llegó luego de que el presidente Alberto Fernández admitiera que hay “algún problema con el tema de las naftas. Por ahora están congeladas, pero ahí tenemos un problema que estamos hablando con YPF”, dijo en una entrevista con C5N, y lo diferenció de las tarifas eléctricas y de gas, que “hasta fin de año no van a tener cambios”.
Los precios de los combustibles están congelados desde el pasado primero de diciembre, cuando el anterior gobierno permitió un incremento del 6% días antes de dejar la administración. En ese entonces, el tipo de cambio mayorista era de $59,98. Más de ocho meses después, el dólar vale $72,57 y la inflación acumulada es del 16%.
En el medio, el precio internacional del barril de petróleo -la cotización Brent que se toma de referencia en el mercado local- pasó de valer US$70 a caer a un mínimo de US$19,50, el 21 de abril pasado. El derrumbe del precio fue producto de una caída inédita del consumo de combustible. En la Argentina, en abril se demandaba apenas el equivalente al 25% de los niveles prepandemia y hoy, pese a cierta recuperación, esos valores todavía están entre 30 y 40% abajo del consumo anterior a la llegada del virus al país.
El Gobierno además aprovechó en esos meses de precios internacionales bajos para aumentar 30% el impuesto a los combustibles, que no se trasladó al surtidor, lo que hubiera significado un incremento del 5% en el precio de la nafta y el gasoil.
Desde entonces, la cotización del Brent se fue recuperando hasta alcanzar los US$45, al igual que el precio del barril criollo, que estableció el Ministerio de Desarrollo Productivo a pedido de las provincias petroleras.
Por lo tanto, el alza del Brent, del tipo de cambio y la inflación generan presión sobre los precios en los surtidores que, de seguir congelados, podrían desembocar en un desabastecimiento, según advierten las refinadoras.
“Peor que la nafta cara es que no haya nafta”, dijo Nielsen, quien explicó que YPF financia su producción de petróleo y gas con la venta de nafta y gasoil. “Si no podemos invertir, terminamos importando petróleo y gas. Es un delicado equilibrio que trata de hacer el Gobierno y desde el sector privado estamos ayudando”, comentó.
La Nación