Aníbal Fernández tiene una estrategia discursiva bien definida: eludir las críticas, apuntar contra el Gobierno y reacomodar el pasado reciente. En esta línea se encuadró el ex jefe de Gabinete de Cristina Kirchner cuando expresó que «Macri representa a un gobierno corrupto de derecha, que le quiere hacer pagar al peronismo la grieta que generó bajo el pretexto de que hay dos ex funcionarios kirchneristas detenidos». No serán las únicas definiciones filosas del polémico ex candidato a gobernador que, en diálogo con Infobae no dudó en afirmar: «Sin dudas Perón hoy estaría del lado de Cristina».
En estos días el ex funcionario está presentando el libro Los PROfetas del odio, que escribió junto con Carlos Caramelo y que reflota las ideas de Arturo Jauretche. Bajo esta premisa, Fernández pega golpes bajos. Además, repartió críticas por igual a Macri, Patricia Bullrich, Martín Lousteau, Mirtha Legrand o Susana Giménez, a quienes encolumna como la «elite de la Argentina que generó la grieta». Pero no aceptó autocríticas porque «no sirve de nada autoflagelarse», dijo. Y, bajo este escudo, rechazó tajantemente que el kirchnerismo haya fomentado la grieta o que la ex presidenta haya incrementado su patrimonio.
«Nosotros hacíamos autocrítica y corregíamos errores, que es lo que no hace esta gente. El Presidente lleva un año y medio de vacaciones. Es un vago redomado que se dedica a sus negocios y los de sus amigotes», disparó.
—¿Por qué cree que, como dice en su libro, el odio en la Argentina siempre lo fomentaron las elites?
—Es mi cuarto libro, que continúa la saga de Arturo Jauretche. Un libro que hicimos con Carlos Caramelo. PROfetas del odio es otro título de Jauretche. Él hablaba de aquellos profetas del odio, que eran personajes más importantes y relevantes. Nosotros presentamos profetas menores y menos relevantes. Pero que en la actualidad son los que han generado esa grieta y le quieren encajar al peronismo eso. No estoy dispuesto a aceptarlo. Estoy convencido de que todas las rupturas que hubo en la historia argentina han sido de la mano de las elites. Desde el primer gobierno patrio confrontando con Mariano Moreno, que era un liberal pero dedicado a una patria grande. Lo mismo sucedió con Belgrano, que fue descuidado por Pueyrredón, que era gobernador de Córdoba. Lo mismo con San Martín, que fue descuidado por Pueyrredón, pariente de los que están en el Gobierno, entre ellos, de Patricia Bullrich. Luego sigue en lo que significó la elite del momento. La muerte de Facundo Quiroga en el 35. La ayuda de los británicos y de un ejército brasilero para combatir a Rosas. La designación de Sarmiento para combatir a los caudillos; y la muerte de Peñaloza. La creación del diario La Nación para dividir al pueblo. La quema de documentos históricos para forzar la historia como uno quiere. De allí podemos pasar al derrocamiento de Yrigoyen, de Perón, el fraude patriótico y la timba que se hicieron con los argentinos los Baring; el pacto Roca-Runciman; el Club de París, que por 500 millones terminamos pagando 10.000 millones de dólares; el préstamo del FMI, que estamos cubriendo despacito y dentro de poco vamos a estar sucumbiendo por esa situación. Esta timba que nos ha hecho pagar este gobierno de derecha corrupta, con 495.000 millones de pesos de Lebac que vencen en 2019 y con todos lo bancos que recomiendan irse del país. Todo esto es una muestra gráfica de lo que fue la grieta en el país.
—¿Y ustedes desde el kirchnerismo no se hacen cargo de haber fomentado la grieta?
—No me hago cargo de ninguna grieta que me quieren encajar. Una vez un periodista cercano a este medio me dijo «ustedes fueron autoritarios». Y yo le dije: «Prepárense para el autoritarismo en serio». Es lo que hoy está. No me dedico a las autocríticas. Que eso lo hagan los periodistas. Me dedico a defender la gestión de mi gobierno. ¿Qué grietas son las que abrió Cristina? A mí me gustaría que me contaran las grietas que abrió el gobierno de Cristina. Yo veo esta grieta de este gobierno de derecha corrupta. Este gobierno abrió grietas. Rompió todas las cosas que habíamos priorizado para el que menos tiene. Les quitaron los remedios a los viejos, les quitaron las paritarias a los docentes, les quitaron las computadoras a los pibes. Que dejen de alimentar a estos verdugos. Estos son los que hacen grieta. ¿Qué grieta armamos nosotros? A Cristina la llamaron yegua, chorra, que había asesinado a Néstor, a un fiscal. ¿Cuántas cosas más se puede decir de un presidente?
—Pero Cristina también agredía a sus oponentes y generaba grietas…
—Yo también critico a mis oponentes. Pero llegar a un nivel de agresión como el que se llegó no… esas calumnias disfrazadas de críticas. Son las cosas que confrontó Jauretche, que lo hacía para dar por tierra los disparates que se decían de Perón. Con Caramello presentamos un libro para dar por tierra los disparates que se dijeron sobre Néstor y Cristina.
—¿La intervención del INDEC no generó grietas?
—La intervención del INDEC fue un invento del periodismo. La causa que se armó con eso está cerrada y no llegó a nada. Sin embargo, lo que están haciendo con el actual INDEC, con Todesca, a quien aprecio personalmente, es que están cambiando todas las formas de medición; porque en definitiva buscan planchar los índices, que no son los verdaderos. La causa a partir de la cual se investigó al INDEC en nuestro gobierno no comprobó ni un «toqueteo».
—Usted menciona que hay políticas de Estado que generan grietas. ¿Su gobierno no tuvo una política de Estado o un sistema de corrupción que generó grietas?
—No lo siento así. Confrontar sí, pero confrontar confronto con quien sea necesario. Si estoy en este medio, que no es cercano a la forma de pensar de mi gobierno, entiendo que es así porque podemos confrontar libremente. Pero eso no significa que se le diga chorra o yegua a la presidenta, ni las causas que se le quieren armar porque no llegan ni a un tribunal de Casación. Hay mil causas sin sentencia. Yo mismo tengo dos causas.
—¿Lo de Jaime o José López revoleando bolsos con plata también es un invento?
—Bueno, que ellos lo paguen. No voy a interferir en esto. Si ellos tienen algo que ver, que lo paguen. Pero también quiero decir que cuando usted trae a colación esto de los bolsos de López o Jaime es inevitable que la mierda nos salpique. Pero tengo el derecho de afirmar que no tengo nada que ver con eso.
—Esos funcionarios formaron parte de su gobierno…
—¿Pero qué tiene que ver eso? ¿Si alguien en esta empresa hace una locura le echan la culpa a usted porque trabaja aquí por esa locura?
—¿Tampoco cree que De Vido sea culpable de nada?
—Bueno, que lo mencione cuando esté condenado, porque hasta ahora está investigado. Porque por ahora dicen millones de cosas. De Cristina dicen cualquier cosa. Pero las causas son una más idiota que la otra. Yo estoy procesado en dos causas: Qunita y Fútbol para Todos. El día que lleguemos a juicio oral y público, los técnicos las van a voltear a los sopapos porque son un mamarracho. No me alcanza que me absuelvan. Quiero que me aplaudan. Un aplauso chiquito por lo que hice en mi gestión.
—El sociólogo Ricardo Sidicaro dice que el peronismo murió con Menem…
—Me parece que le erra por fiero. El peronismo no va a morir nunca. Creo que Sidicaro tiene el síndrome de Fukuyama, que hablaba del fin de las ideologías y no le fue bien.
—¿Cree realmente que el kirchnerismo es peronismo?
—A nadie le reconozco la titularidad y dominio del peronómetro. A nadie se la reconozco. Hoy no tengo dudas de que Perón estaría al lado de Cristina. Sin dudas.
—Si evaluamos a los profetas del odio como usted dice desde las elites adineradas, tenemos que pensar que Cristina Kirchner podría ubicarse allí por el desproporcionado aumento de 1.000 por ciento de su patrimonio…
—¿Y? Lo más importante es que el dato que usted me da es el que sacó de la declaración jurada. Entonces que la AFIP cuente dónde está el error. Porque ellos han vivido de alquileres o intereses. Y eso está en la declaración jurada.
—¿Es normal que un presidente aumente un 1.000 por ciento su patrimonio?
—Sí, claro. Si usted tiene propiedades y las pone en alquiler, todas sus rentas van a significar un incremento de su patrimonio, sin dudas.
—¿Por qué emparenta en su libro a Macri con personajes como Mirtha Legrand o Susana Giménez?
—No los emparento, solo que forman parte de este esquema de hacer política. Mirtha Legrand ha sido una generadora de los odios más importantes del país durante años. Tuvo una vocación permanente del antiperonismo al generar odios. Sin embargo, ella antes se decía peronista en el gobierno de Perón. Tengo fotos de ella con Perón haciendo honores a Eva. Lo mismo que Susana Giménez. ¿Por qué tengo que callarme la boca? ¿Porque son divas e intocables o lindas?
—¿A Randazzo también lo ubica dentro de esa elite de profetas del odio?
—Con Randazzo no tengo mala relación. Pero nuestra visión es de un peronismo que respeta a la mujer, al discapacitado, a los viejos que fueron agredidos ahora por este gobierno. Nosotros debemos defenderlos y formamos parte de este proyecto. Si él no forma parte de este proyecto y discute el liderazgo de Cristina, yo no quiero tener nada que ver con él.
—Si vamos al caso, Guillermo Moreno también fomentó odios…
—Es la visión de Moreno, no la mía. Será él quien deba dar esa discusión. No es representativo del peronismo, Moreno. Sí lo son Néstor o Cristina.
—Pero formó parte de su gobierno y tuvo un enfrentamiento constante con los empresarios…
—Conozco muchos empresarios que tenían una buena relación con el Gobierno. Lo real es que tenía que llevar adelante una política que no era fácil. Todo lo que se criticó a Moreno de cuidar los precios para que no afecte a los argentinos hoy estamos viendo que se desmoronó. Ahora no se garantiza el trigo para los argentinos. Mandaron el pan ahí arriba contra el que menos tiene. En este caso teníamos razón. Ahora se quitaron las retenciones al campo y la pagamos todos.
—¿Tampoco con la 125 del campo generaron una grieta?
—Te voy a contar un enretelón. El tema de esa decisión fue de Lousteau.
—Sí, pero estaba avalada por la presidenta…
—Sí, pero él la tomó. Yo le pregunté si lo habían consultado con las entidades del campo y me dijo que no. Entonces le dije que le iba a traer dolores de cabeza porque había una masa crítica importante de los productores chicos. Los piquetes se hacían donde estaban las cámaras de televisión. Se pudo sortear con políticas activas, que este Gobierno no hace.
—¿Toda la culpa la tienen los medios?
—No, pero cuando son de los medios, son de los medios. No les echo la culpa a los medios. Cuando hablo de La Nación le echo la culpa a Mitre y su descendencia por hacer desaparecer documentos que marcaban la historia de los argentinos, pero no cuestionando el diario.
—¿Usted cree que Lula Da Silva es inocente?
—Pruebas contundentes no hay ninguna contra Lula. Le adjudican un departamento que dicen que está a nombre de un tercero y que ese tercero sería un testaferro. No hay pruebas de que haya estado allí. No hay nada.
—Pero el juez Moro está investigando el Lava Jato…
—Creo que es un corrupto. Se ata a la política de Brasil y busca de alguna manera proscribir a Lula. El objetivo es perseguir. Es una actitud que sigue y ha padecido el continente completo por la derecha corrupta. Se intenta desestabilizar a los sectores populares como el de Lula.
—¿También avalará los atropellos a los derechos humanos que hay hoy en Venezuela?
—No defiendo a Maduro. Soy prudente de eso. Le invito que vea mi Facebook.
—Pero Cristina Kirchner avaló a Maduro…
—No soy exégeta de Cristina. Lo que ella siempre avaló y respetó han sido las decisiones que tomaba Chávez, quien fue muy importante, porque cuando nadie nos prestaba créditos él sí nos prestaba. A Maduro no lo conozco y no puedo hablar bien o mal.
—¿Pero sabe que hoy en Venezuela hay presos políticos?
—Se sabe lo que se dice. No tengo nada para criticarlo o defenderlo. Los organismos de derechos humanos son los que deben decir lo que está sucediendo. Allí hay una procuradora que la quieren sacar al igual que la elite gobernante de la Argentina. Los presos políticos no me consta, porque no vi las causas, si están bien o mal detenidos. Puedo hablar por Milagro Sala, que es un papelón, una vergüenza internacional. No hay país del mundo que no crea que el presidente Macri es un corrupto. En el G20 ni un solo país se quiso sentar a una bilateral con Macri. Si hay cosas que resolver en Venezuela, que las resuelvan. Pero en la Argentina hay causas inventadas como la de Milagro Sala. Se refiró el Papa, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, los países europeos, Estados Unidos. La tienen detenida sin una causa. Es un papelón solo porque se le ocurrió al gobernador de Jujuy.
—¿No hará ni una autocrírtica de su gobierno?
—No hago autcríticas. Hagan ustedes las críticas. Yo me dedico a defender mi gobierno. Hemos cometido muchísimos errores en mi gobierno. Pero no rompe platos el que no los lava. Si había un error, se corregía y seguíamos adelante. Es lo que no hace esta gente. El Presidente lleva un año y medio de vacaciones. Es un vago redomado que se dedica a los negocios de su familia y de sus amigotes. Le digo un ejemplo chiquito. Fíjese en la Autopista del Sol. Siempre en el directorio se sentaba Macri y tenía relación con un ingeniero, de apellido Martire. Este lo pone luego en el organismo de concesiones viales (OCOVI). Este armó el expediente y subió los peajes y luego se va a Autopistas del Sol. Recomienda la venta de la autopista a valores 20 veces más de lo que correspondía. ¿No se van a dar cuenta? Lo de Avianca, lo del Correo Argentino, lo de Panamá Papers, las 50 cuentas offshore. Esto nos debe dar vergüenza. Hay primeros ministros que en el mundo cayeron por Panamá Papers. Sin embargo, el Presidente mira para otro lado. Aquí hay un gobierno corrupto que le hace pagar al peronismo por una grieta generada por ellos bajo el pretexto de que hay dos ex funcionarios detenidos. Deberán pagar por ello. A mí no me sirve de nada la autocrítica. Flagelarme no me sirve de nada. Que hagan todas las críticas que quieran. Yo defenderé a mi gobierno.