Naftali Bennett, primer ministro de Israel, administra desde ayer la aplicación de la tercer dosis de la vacuna contra el coronavirus a personas mayores de 60 años, convirtiéndose en uno de los primeros países del mundo en hacerlo.
La nueva inyección será de de Pfizer-BioNTech y es otorgada a los adultos que recibieron la segunda dosis hace cinco meses. En este sentido, el presidente Isaac Herzog y el ex primer ministro Benjamin Netanyahu fueron los primeros en participar de la campaña del refuerzo de inmunización.
Para frenar la cantidad de contagios, que en los últimos días superó los 2.000 diarios dentro del territorio, se decidió complementar la protección de la nueva Variante Delta Del SARS-CoV-2 del de Covid-19. «Está basada en la opinión de expertos, en la lógica, pero no en evidencia científica sólida. Pero está bien», dijo el epidemiólogo de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Hagai Levine, y agregó: «En salud pública y en medicina, a veces tomas decisiones basadas en tu experiencia y tu razonamiento».
Un equipo de profesionales sobre la pandemia observaron que los datos sugerían una disminución significativa de la inmunidad contra la infección a lo largo del tiempo, por lo que el Gobierno desplegó una rápida postura gracias al con la empresa farmacéutica estadounidense. Según Pfizer, «una tercera dosis tiene efectos neutralizadores contra la variante Delta, [que son] cinco veces más elevados entre los jóvenes y más de once veces entre los más mayores».
Si bien a mediados de julio se autorizó la tercera inyección en pacientes con inmunodepresión severa, Israel es pionero en hacerlo en un rango etario mayor a 60 años.
En la actualidad, medidas como la obligatoriedad a usar el barbijo en espacios públicos cerrados se adoptaron de nuevo. En tanto un 55% de sus nueve millones de habitantes tienen la pauta completa de vacunación, alrededor de un millón rechazan las inyecciones.
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