"Apuesto por el folklore"

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Foto: La Banda Diario

Con su presentación de hace unos días en el festival de Jesús María y la de esta noche en Cosquín, Abel Pintos confirma su lugar en el actual panorama del folklore argentino, donde ocupa el casillero de renovación junto a un puñado de artistas que han sabido llevar el género a un público diferente, sin desprestigiar las raíces pero con una necesaria cuota de renovación.

Sobre el escenario, Pintos concentrará su espectáculo en Reevolución, su último trabajo, que excede el marco telúrico para abordar otros ritmos y climas, canciones cuyo único hilo conductor es su voz inconfundible, de un registro amplio y con expresividad notable. En Córdoba, el disco ha tenido una recepción más que auspiciosa, con dos shows de gran convocatoria en el Espacio Quality durante el año pasado.

Cuando recibe el llamado de VOS, Pintos acaba de despertarse de una siestita reparadora y le quedan algunos minutos libres antes de probar sonido para un show en Tucumán. Aun así, el joven trovador de Ingeniero White no se ahorra las palabras al momento de hablar del entusiasmo que le despiertan los festivales serranos, o cuando reflexiona sobre tradicionalismo y modernidad en el folklore.

–Tu propuesta funciona muy bien en los festivales. Para los organizadores, tu nombre debe ser como un as en la manga…

–Me va muy bien en los festivales, sí. Hemos entablado una linda relación con el público, logramos compartir cosas, yo me divierto mucho. Disfruto y el público se divierte conmigo. Hay momentos para la emoción, para la gracia, para la introspección, también hay momentos de fiesta… son conciertos súper cálidos porque podemos compartir lo que pasa arriba del escenario con la gente.

–Se genera intimidad, algo difícil de conseguir en festivales, con tanto público en frente.

–Con el grupo siempre tratamos de romper un poco la barrera entre el público y el artista, para reconocer por fin que los protagonistas también son las personas que fueron a ver el concierto. En un festival todos somos parte del espectáculo, no sólo del que sube al escenario. Tiene que ser un complemento.

–A esta altura de tu carrera, ¿el festival de Cosquín tiene un sabor especial para vos? ¿Te ponés nervioso en la previa?

–Me resulta muy conmovedor. Particularmente, nunca me puse nervioso en mi vida antes de subir a un escenario. No porque no me genere conmoción, sino porque probablemente el escenario es el lugar en el mundo donde me siento más seguro, donde disfruto y me siento muy feliz. Ahí me siento vivo, por eso nunca sentí nervios. Sí me suelo poner ansioso, las expectativas me movilizan mucho. Ante presentaciones de esta magnitud, tan conmovedoras, parezco un león enjaulado antes de subir a escena.

–Digamos que sos como el surfista que enfrenta a una ola gigante, algo que para muchos puede ser amenazante pero él la recibe feliz y de forma muy intensa.

–Acabás de traer a colación un lugar clave para mí: el mar. De alguna manera, para mí el mar siempre ejemplifica libertad e inmensidad, que es exactamente lo que siento cuando me subo a cantar. Algo gigante, una inmensidad de posibilidades y emociones, y a la vez con la libertad de poder expresarme, sacar todo lo de adentro a través de la música en cada concierto.

–»Reevolución» ya tiene varios meses en la calle, el público local lo tiene bien escuchado. ¿Hay planes para un nuevo disco?

–Estoy escribiendo canciones, pero todavía no nos pusimos a trabajar formalmente. De a poco voy generando ideas, tratando de sentir en los conciertos lo que hace falta para ir complementando cada disco. Para la segunda mitad del año vamos a entrar a grabar. Hasta entonces seguiré presentando Reevolución. De hecho, vamos a retomar la gira después de los festivales de verano. Todavía quedaron ciudades por visitar y por regresar a raíz del éxito.

–Te destacás por ciertos gestos de artista pop arriba del escenario, es notable cómo recibe tu propuesta la gente joven. Tu folklore le escapa a la ortodoxia del género.

–Siempre digo que yo no pretendo cambiar al folklore, sino apostar por él. Lograr una nueva visión y versión. Yo sé que el folklore que hago no es el tradicionalista ni el ortodoxo, sino que es una versión que busca, con ayuda del paso de los años, ser parte de la tradición. Y eso es algo que se hace con tiempo, no se puede pretender que algo nuevo lo sea. Como muchos, yo también siento un recambio generacional en el público. Y en cuanto a mi manera de interpretar en el escenario, como te decía antes, me siento muy libre y soy muy natural, no pienso si mis expresiones tienen un carácter de rock o pop. Siento la música con mucha emoción y eso es lo que transmito y lo que dejo ser arriba del escenario. Eso le gusta al público: viene y me acompaña, es así de sencillo y natural. Independientemente de las edades y los estilos que escuchen en su casa.

–Siempre que la grilla ofrece cierta apertura estilística, se escuchan voces a favor y en contra. Este año actúa «La Mona» Jiménez después de muchos años. ¿Cómo te cae la noticia?

–Para mí está perfecto. Si la Mona Jiménez no es folklore, ¿qué lo es? Folklore no es zambas, chacareras y un tipo vestido de gaucho. Folklore, por definición, es el saber del pueblo. ¿La Mona no es pueblo? ¿Qué es pueblo, entonces? Lo más tradicional es parte de los simbolismos del folklore, como el mate, el gaucho, el caballo… son símbolos. Por supuesto que son cosas folklóricas porque también forman parte del saber del pueblo, pero no son más que parte de los simbolismos y las tradiciones. El folklore es lo que identifica al pueblo. Decime vos si Córdoba no se identifica con «La Mona2 Jiménez. Si vamos a lo musical, claro, es otro género el que lleva a Cosquín, y tampoco lo veo mal. ¿Dónde está escrito que allí no se pueden tocar otros géneros que no sea folklore? ¿Por qué no recibir con el mismo respeto y amor a cualquier género musical que se presente? A mí me parece buenísimo.

–Sos parte de una tradición de artistas que ha creado puentes entre el rock y el folklore, como León Gieco o Luis Alberto Spinetta. A propósito de él, ¿cómo recibiste la noticia de su estado de salud?

–Con mucha preocupación, con un brote de fe de querer transmitirle amor para que todo salga bien. No sé cuál será su fe, pero en lo que crea, que lo proteja y no lo deje sufrir. En la vida, los seres humanos transcurrimos por muchas situaciones. Me parece que lo fundamental es no sufrir. Muchas veces me preguntaron si le temo a la muerte, y no es a ella a lo que temo, sino al sufrimiento. Spinetta es un artista único, que va más allá de los estilos. Es como Atahualpa, su música trasciende cualquier frontera o etiqueta. Es un músico de rock, uno de los creadores del rock nacional, y sin embargo es el autor de una de las zambas más lindas que he escuchado, que es Barro tal vez.

Datos útiles
Abel Pintos actuará este sábado en la segunda luna del festival de Cosquín. También se presentarán Aymama, Bruno Arias y el cuarteto salteño Canto 4. Ent. de $ 30 a $ 220.

Fuente: La Voz del Interior

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