Alfredo Chirino, de 71 años, se encontraba boca abajo en el living de su casa en el barrio porteño de Parque Avellaneda. Tenía un almohadón sobre la cabeza y dos orificios de bala. Junto a él, se encontraba su esposa, María Delia Speranza. También la habían asesinado a balazos. La sangrienta escena fue descubierta, por casualidad, por dos agentes de la Policía de la Ciudad que recorrían la zona.
Los efectivos hacían este martes su patrullaje de rutina pero al pasar por la calle General Eugenio Garzón al 3500 el portón abierto de una casa les llamó la atención. Faltaban minutos para las 16 cuando empezaron a llamar a los gritos a los dueños de la vivienda para avisarles. No tuvieron respuesta desde el interior pero, en cambio, se acercó un vecino y les comentó que la hija del matrimonio vivía a una cuadra.
La mujer acompañó a los policías a la casa de su padres y la golpeó una tragedia inesperada. Los dos habían sido asesinados y a su alrededor todo estaba revuelto, por lo que se cree que fueron víctimas de un homicidio en ocasión de robo.
Los investigadores buscan en las imágenes de las cámaras de seguridad pistas para identificar a el o los autores del doble crimen. Los informes preliminares de los forenses determinaron que la pareja murió entre cuatro y seis horas antes de que los encontraran.
