Así está hoy Fran Mariano, el ex «Cuestión de Peso» que gastó más de un millón de pesos para parecerse a Ricky Martin: «La belleza real es la interior»

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Coqueteó con la televisión por primera vez con su papel de «El fan de Graciela Alfano» en la tribuna de ShowMatch y en un cruce con Moria Casán, la diva le dijo «andá a Cuestión de Peso». Dicho y hecho, Fran Ibáñez -más conocido como Fran Mariano– fue convocado y tuvo un gran paso por el programa: bajo ¡92 kilos!

«Cuando entré tenía hipertensión, glucosa alta y dolores musculares. A raíz de haber bajado de peso no me dolió nunca más nada y me dejé de sentir mal. Pero me asustó un poco semejante cambio de vida. Fue como empezar todo de cero. Aún hoy, siete años después, me sigue costando acostumbrarme a mi nuevo cuerpo. La gente me dice ‘estás divino, mirá cómo eras antes’, pero no es tan fácil», cuenta a Teleshow.

Aquellas apariciones en televisión fueron la puerta de entrada hacia un mundo que cambió por completo la vida del joven de 29 años oriundo de Benavidez: «Yo nací el 12 de diciembre y el 24 estaba actuando de Niñito Jesús: nací para la televisión y las cámaras. Hay una parte de mí que me dice ‘tenés que ir a la televisión, andá a los programas, hacete famoso’. Pero otra parte me dice ‘tenés que estudiar y trabajar, hacer las cosas de una persona normal’. Así que es una guerra constante. Hay gente que nace para trabajar en un banco y otra para ser famosa. Cuando me piden una foto en la calle me siento increíble».

Cirugías y Ricky Martin

El impresionante cambio físico de Fran no terminó con su participación en Cuestión de Peso. Siguió, pero con la ayuda de la ciencia: en su afán por parecerse a Ricky Martin, se sometió a más de 27 cirugías plásticas -perdió la cuenta de cuántas exactamente- y gastó más de un millón de pesos: «Esto empezó hace mucho, cuando me decían que tenía un aire a Ricky Martin. Me lo tomaba como un chiste pero me empecé a hacer unos retoques y el parecido se hizo más grande y me lo decían todos. Ahí pensé ‘bueno, genial, si vamos por eso, vamos por todo'».

«Agarré una foto de él, me di cuenta de que me gustaba y, como todo en la vida, cuando me gusta algo voy por eso. Ahora estoy capacitado para darme cuenta de que lo ideal es ser uno mismo, no otra persona. Pero llevó un tiempo darse cuenta de eso», reconoce el joven, que llegó hasta la prestigiosa revista People por su cambió físico.

-¿Cuáles fueron las cirugías más importantes que te hiciste?

–Los implantes de glúteos fueron muy caros, habrán salido algo así como 50 mil pesos, ahora deben estar como 200 mil. Es la más dolorosa y cara. Las narices también son carísimas: hoy en día salen 73 mil pesos. Me hice cuatro, ¡nunca me quedaba bien! La reconstructiva del estómago fue por canje. Las últimas fueron una liposucción y me saqué los implantes de los glúteos. A veces miro para atrás y no puedo creer de dónde saqué la plata. Pero la gasté bien. Todos me decían ‘¿por qué no te comprás un auto?’ Y yo les respondía ‘el auto sale más caro y dura menos’.

-¿Estás contento con el resultado de tantas cirugías?

-Lo que me hice ya me lo hice. No se puede volver atrás y yo estoy contento. El resultado me encanta y me veo mejor de lo que estaba antes. Me veo un poco parecido (a Ricky Martin) y me gusta. Me falta el bronceado nada más.

-¿Te arrepentís de algo?

– A mí sinceramente las cirugías me gustan. Creo que todo lo que sea para mejorar es bienvenido y las cosas que me hice me quedaron espectaculares. Hay cosas que no pienso aceptar: si me salen arrugas no voy a dudar en hacerme una cirugía. Probablemente me las haga toda la vida, aunque ya hace tres o cuatro años que no me hago nada.

-¿Tenés cierta adicción a las cirugías?

–Uno no es adicto a la cirugía, sino a cómo te sentís después de eso. Y a mí no me lo contó nadie, lo viví: el yo de antes era distinto, el de ahora se levanta al flaco que quiere, sale y se siente aceptado, se puede poner lo que quiera. Eso antes no pasaba y no tiene que ver con una actitud, es algo físico. No digo que todo sea físico pero, ¿de qué me sirve ser buena persona si me miro al espejo y no me gusta lo que veo? ¿O ser feliz con arrugas y pelado? Somos un todo y hago un balance: estudio ontología, como sano y también me hago cirugías.

-¿Cómo te tomás las opiniones y las críticas?

-Me aburre y tiene que ver con que estoy entrenado para que me resbale. Sobre todo los argentinos… Adoro mi país pero ahora que comparo foros de afuera con los de acá, veo que la gente de otros lados me comenta en las fotos ‘estás divino’ y cosas así, y acá no hacen más que tirar mier…

-¿Y cómo te llevás con el reconocimiento de la gente?

-Me vendieron algo de la fama que no era: me dijeron que ser famoso era tener una mansión y millones de pesos y la verdad que fui muy conocido en su momento -hoy en día lo soy también porque me escriben medios de todos lados- y a veces no llego a fin de mes.

-¿Fuiste paciente de Aníbal Lotocki?

-Sí, como cirujano es muy bueno, aunque no lo recomendaría. Cuando salió toda esa ola de chicas que contaron que él en su momento les dejó de contestar los mensajes yo decía ‘¡a mí me pasó lo mismo!’ Una vez se enojó y nunca más me contestó un mensaje. Y en una cirugía que me hizo, que yo le había dicho que solo quería hacerme la nariz, cuando me desperté también me había hecho los pómulos. ‘Te puse un poquito para levantar’, me dijo. Lo mismo les pasó a (Gabriela) Trenchi y esas chicas, que fueron por una celulitis y salieron con las tetas y el culo hechos».

Entre la oficina, el espíritu y la TV

Fran trabaja en el sector de redes de una empresa de comunicaciones que provee Internet, telefonía y cable. Además, se instruye para ser coach ontológico: un guía para «desarrollar lo mejor que tenés» y «ayuda a ir por el camino correcto». Es una suerte de terapia que se trabaja en sesiones y que a él le cambió la vida, por eso quiere hace lo mismo con los demás. Asimismo, cuenta que lleva una rutina muy saludable y es vegetariano.

«Estoy muy bien. Mi vida se acomodó de una manera normal: es lo que me hacía falta después de tanto ruido. Quería tener un laburo, estudiar y tener una vida tranquila. Vengo de una ola muy grande», explica.

De todas formas, el «bichito de la fama» de vez en cuando pica. Incluso, recientemente lo han llamado de programas de México y los Estados Unidos para entrevistarlo: «Me gustaría usar la fama para transmitir un mensaje positivo y yo, que soy una persona que intentó ser otra, puedo decir que eso no lleva a buen puerto. Todo es un equilibrio: el coaching ontológico me volvió más espiritual, y el interior termina reflejándose afuera. Hay gente que es linda pero es tan vacía o insulsa adentro… Muchos me dicen que tengo una energía especial y lo quiero usar para algo bueno. Por más que suene contradictorio que lo diga yo: la belleza real es la interior».

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