Atentado en Nueva Zelanda: Argentina, el Papa y el resto del mundo condenaron el ataque

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Varios países, entre ellos la Argentina, condenaron el sangriento atentado ocurrido en en Nueva Zelanda, en los que murieron al menos 49 personas.

En conferencia de prensa, el canciller Jorge Faurie expresó: «Argentina es muy consciente de este tipo de situaciones. Sufrimos en los años 90 algo similar. Somos muy solidarios y hemos expresado esto a través de nuestro embajador».

Y añadió: «Estamos siguiendo de cerca la situación de los argentinos que viven en esa zona.

El papa Francisco expresó su «sincera solidaridad» ante el ataque contra dos mezquitas en Christchurch.

El secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, envió un telegrama de pésame en nombre del Papa en el que aseguraba que Francisco está «profundamente entristecido» por lo ocurrido y en el que expresa su solidaridad a toda Nueva Zelanda y en especial a la comunidad musulmana.

El Papa reza, añade el mensaje, por «la curación de los heridos, y para que tengan consuelo aquellos que han sufrido la pérdida de sus seres queridos, y por todos los afectados por esta tragedia», informó la agencia de noticias EFE.

«Condeno firmemente el atentado terrorista cometido contra musulmanes que estaban rezando en Nueva Zelanda y maldigo a los que lo cometieron», declaró el presidente turco, Recep Tayyip Ergodan, en un comunicado en Twitter en el que estimó que este ataque es «un nuevo ejemplo del aumento del racismo y la islamofobia».

«Con este atentado la hostilidad hacia el islam (…) pasó los límites del acoso individual para alcanzar el nivel de un asesinato de masas», declaró en una alocución en Estambul. «Parece claro que la visión del asesino (…) gana terreno en Occidente como un cáncer».

La primera ministra noruega, Erna Solberg, pidió luchar contra «todas las formas de extremismo» tras el ataque en Nueva Zelanda que recuerda según ella los atentados perpetrados en 2011 por el extremista noruego Anders Behring Breivik.

«Es evidentemente extremadamente triste. Evoca lazos dolorosos con nuestra propia experiencia del 22 de julio, el momento más difícil de la posguerra en Noruega», declaró al canal Tv2.

El 22 de julio de 2011, Breivik mató a 77 personas en dos atentados, con una bomba en la sede del gobierno en Oslo y disparando en la isla de Utoya donde se celebraba un encuentro de las juventudes laboristas. La reina Isabel II de Inglaterra, que es también jefe de Estado de Nueva Zelanda, se declaró el viernes «profundamente» entristecida por los ataques. «En este momento trágico, mis pensamientos y oraciones están con todos los neozelandeses», dijo en un comunicado.

«En nombre del Reino Unido, mis más sinceras condolencias a los neozelandeses», indicó por su parte la primera ministra Theresa May en Twitter.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, condenó una «horrible masacre» los ataques. «49 inocentes han muerto sin sentido, con muchos más heridos de gravedad. Estados Unidos respalda a Nueva Zelanda en todo lo que podamos hacer», tuiteó Trump.

«Espero que todos los que están implicados en este crimen sean castigados», declaró el presidente ruso Vladimir Putin en un telegrama enviado a la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern, según el Kremlin.

«Estos ataques terroristas contra dos lugares de oración deben incitarnos a no ser tolerantes con las corrientes y los grupos racistas que cometen este tipo de acciones abyectas», declaró en un comunicado el gran imán de Al Azhar, la principal institución del islam sunita Estos ataques son el «resultado de la proliferación del discurso islamófobo en varios países, incluso en aquellos reputados por la coexistencia de sus poblaciones», dijo el imán.

«Todos nuestros recuerdos para las víctimas de crímenes odiosos contra las mezquitas (…) Francia se erige contra cualquier forma de extremismo y actúa junto a sus socios contra el terrorismo en el mundo», reaccionó el presidente francés Emmanuel Macron en Twitter. «Comparto el duelo de los neozelandeses con sus ciudadanos atacados y asesinados por el odio racista cuando rezaban pacíficamente en sus mezquitas», declaró la canciller alemana, Angela Merkel, en un tuit publicado por su portavoz.

«Asesinar gente que reza, en su lugar más sagrado, es un acto depravado y despreciable. Para la gente de todas las religiones y de los que no tienen, se cruzó una línea roja», escribió en Twitter el presidente israelí, Reuven Rivlin. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, condenó el ataque calificándolo como «espantoso» y como un «acto criminal atroz».

«Debe cesar la hipocresía occidental que defiende la demonización de los musulmanes en pos de la ‘libertad de expresión'», escribió en Twitter el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Mohamad Javad Zarif.

«La impunidad en las ‘democracias’ occidentales a la promoción del fanatismo lleva a esto», añadió. «Condena absoluta a los infames asesinos, oración para las víctimas inocentes, compasión por todos los que dicen que ‘siempre es la culpa de Salvini'», reaccionó el ministro de Interior italiano y líder de la Liga (partido de extrema derecha), Matteo Salvini.

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