Avanza la nueva Tecnópolis, con ayuda y asesoramiento de Francia

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La imponente terraza del Centro Cultural Kirchner fue el escenario para que el ambiente de la cultura argentina pudiera brindar al presidente François Hollande una calurosa bienvenida. Llegó al noveno piso acompañado por la elegante ministra de Cultura Audrey Azoulay, el director del Parque de la Villette, Bruno Maquart, y la directora general del Instituto Francés de Cine, Anne Tallineau, entre una amplia delegación fuertemente custodiada en todos sus tramos.

Quino, Liniers, Jairo, María Kodama, Claudia Piñeyro, Federico Andahazi, Santiago Kovadloff, Marta Minujín, Alejandro Katz, Adriana Rosenberg, fueron algunos de los artistas e intelectuales que recibieron a Hollande con un largo aplauso, que fue continuado por una perfomance a cargo de Mora Godoy y la compañía Tango Bardo, que bajo la dirección de Juan Miguens (contrabajo) realizaron una interpretación excepcional de La Cumparsita y Libertango.

Inmediatamente después se pasó a la firma de los convenios, que se realizó en una sala curada con obras especialmente para la ocasión. Se eligieron «Bronce» (1986) de Minujín, la artista que por primera ver realizó un happening en París, destruyendo los cuadros que ella misma había pintado, una copia de la serigrafía «París-Buenos Aires» de Antonio Seguí –residente en París desde 1963– que está en la embajada argentina en Francia, ampliada para la ocasión, con un hombre que tiene un pierna sobre el Obelisco y la otra sobre la Torre Eiffel y una foto espeluznante de Isabelle Huppert retratada junto un bandoneón y un balón de cerveza, en una escena típicamente porteña, realizada por el reconocido fotógrafo Marcos López para una muestra que se presentó en el Centro Cultural Recoleta el año pasado.

Ese espectacular escena artística dio marco a la firma de los convenios entre Radio Televisión Argentina y Radio France, entre el INCAA y el Instituto Francés de Cine, y al que más le entusiasma al ministro de Medios Públicos, Hernán Lombardi: el acuerdo-marco entre Tecnópolis y La Villette-Universcience.

Es que el Parque de la Villette es el centro de difusión de las ciencias y las artes más grande y prestigioso del mundo, construido sobre un viejo matadero y mercado de ganado de París, cruzado por un canal de agua que divide al parque en dos partes conectadas por pasarelas peatonales, lo que hace del lugar un paseo muy agradable, con programación muy variada durante todo el año. La Ciudad de las Ciencias, la Ciudad de la Musica, el Conservatorio Superior de Música y de Danza de París, el Cabaret Sauvage, el teatro París-Villette y el teatro Zeniht, la Maison de la Villette, además de un centro ecuestre, una carpa y un centro de atracciones son algunos de los edificios desplegados en 55 hectáreas.

Pero para Graciela Ricardez, secretaria de Contenidos del Ministerio, lo más importante es el carácter de La Villette, «de tipo horizontal, donde es el ciudadano el protagonista del arte, la ciencia y la tecnología, porque se le da la palabra a los verdaderos actores de la cultura y del mundo científico, no solamente a los entes que gobiernan». O sea, lo que pretende para la nueva Tecnópolis es «salir de la autocelebración del Estado para facilitar la reflexión de la experiencia humana».

Dentro de dos meses, el responsable de La Villette volverá a la Argentina y empezarán los trabajos para que en la segunda mitad del año, Tecnópolis ofrezca una nueva propuesta, que se asegura será participativa, centrada en la diversidad y el debate, desmontando la voz única.

Para el cierre del evento, el país homenajeado ofreció en el restaurante de la terraza un almuerzo con productos franceses, quesos y panes, pastas y verdadera patisserie de postre, con champagne Roger Barnier. Olalá. Fue el saludo de francés a la Argentina en el Bicentenario de su Independencia.

Francia cuidó cada detalle. A pesar de que la visita se organizó rápidamente para los tiempos diplomáticos, tomó contacto con todos los argentinos que hacen historia en ese país y, a través del protocolo de la presidencia, los invitó a acompañar Hollande, facilitándole los traslados para subirse al avión que, lamentablemente, tuvo una avería en Lima, por lo que llegaron un poco más tarde.

Con uno de ellos habló Infobae en el almuerzo, porque se acercó a la mesa que improvisó un grupo de periodistas argentinos para degustar las exquisiteces ofrecidas. David Trezeguet, campeón del mundo con Francia en 1998, viajó desde Torino, donde ahora vive porque volvió a la Juventus, ahora para trabajar en su imagen, entusiasmado en respaldar este nuevo encuentro entre ambas naciones. Contó que entre todo el empresariado francés se repite el interés sobre la Argentina, el asombro porque durante tantos años «nosotros (los argentinos) no estábamos». «Argentina es un país muy querido en Europa, siempre llamamos la atención por lo difícil que a veces están las cosas», dijo. Y agregó: «ahora todo será pasa palabra, se sabe que hay que ver cómo siguen las cosas, pero de momento hay un enorme entusiasmo».

Antes de despedirse, Jairo se acercó a Hollande para acercarle el saludo de su hijo, Mario González, hoy concejal de la comuna 10 de París por el Partido Socialista. La historia en común entre Argentina y Francia es más real de lo que imaginamos.

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