Ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado

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Por Facundo Gallego, especial para LA BANDA DIARIO

Miércoles Santo

  1. Oración inicial

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Señor Jesús, te doy gracias por este momento de oración que me permites tener en tu presencia. Te pido que derrames tu bendición sobre mi corazón y sobre mis familiares y amigos. Que todos experimentemos de cerca tu amor en esta Semana Santa, y alcancemos resucitar contigo a la Vida Eterna. Amén.

  1. Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según San Mateo (26,14-25)

Uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: «¿Cuánto me darán si se lo entrego?». Y resolvieron darle treinta monedas de plata. Desde ese momento, Judas buscaba una ocasión favorable para entregarlo.

El primer día de los Acimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: «¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?». El respondió: «Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: «El Maestro dice: Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos». Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua.

Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce y, mientras comían, Jesús les dijo: «Les aseguro que uno de ustedes me entregará». Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: «¿Seré yo, Señor?». El respondió: «El que acaba de servirse de la misma fuente que yo, ese me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado: más le valdría no haber nacido!». Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó: «¿Seré yo, Maestro?». «Tú lo has dicho», le respondió Jesús.

Palabra del Señor 

  1. Meditación

El Evangelio que nos propone la Iglesia hoy nos cuenta cómo Judas terminó por cometer la traición a Jesús, Aquel que había confiado en él y le había dado no solamente la bolsa de la comunidad, sino al que también lo había hecho parte de su grupo de amigos más cercanos.

Sin embargo, Jesús, aun conociendo el corazón de Judas, no dice nada hasta el momento oportuno. Sabe que así tiene que ser: debe entregar su vida. Pero Jesús, con sus palabras, mueve a Judas al arrepentimiento. Lamentablemente, éste llega tarde al corazón del traidor. Ya la falta estaba cometida, y todo era irreversible. El Corazón doliente de Jesús, atravesado por la traición de su propio amigo, está ardiendo incluso en ese momento con un amor infinito: “habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo” (Jn 13,2)

Pero Jesús nos dice a nosotros lo mismo que manda a decir al dueño de una casa por medio de los mensajeros: “voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos”. En estos días de cuarentena, que nos obligan a vivir una Semana Santa y una Pascua bastante particular, sin cultos en nuestros templos; en estos días el Señor viene y nos dice a cada uno: “voy a celebrar la Pascua en tu casa”.

Quiera Dios hacer llegar su bendición y su vida en abundancia a nuestros hogares en estos días: recibámoslo con un corazón puro y agradecido.

  1. Comunión Espiritual

Señor, creo que estás presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Como no puedo recibirte ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Alimenta en mí el deseo de poder comulgar con tu Cuerpo y tu Sangre, y bendice y protege la fe de toda tu Iglesia. Amén.

  1. Oración final

Señor, gracias por tu Palabra, que viene a alimentar mi vida cristiana. Concede a todo el mundo tu amor y tu protección, especialmente frente al avance del coronavirus. Otorga la salud a los enfermos y dales el descanso eterno a los que han fallecido. A ti que vives y reinas, por los siglos de los siglos. Amén.

Padrenuestro, Avemaría, Gloria.

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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