Paul Mason llegó a ser el hombre más gordo del mundo con 380 kilos y ahora, luego de bajar 258 kilos, le reclama al servicio de salud pública inglés que le realice una operación para quitarle la piel sobrante, pero no quieren realizarle la cirugía estética hasta que no estabilice su peso.
«Siento como si me hubieran abandonado a mi suerte», declaró Mason al diario británico Dailymail, luego de haber costeado una operación de 35 mil euros para bajar de peso.
Mason, que camina con la ayuda de unos bastones y ya no está postrado en un sillón, agregó: «Sólo necesito un poco más de ayuda. Necesito la operación para poder recuperar mi vida, para ser capaz de volver a integrarme en la sociedad. Se me está vetando poder llevar una vida normal».
Fuente: MinutoUno