A dos días del triunfo electoral del gobierno nacional se anunciaron dos medidas antipáticas para los consumidores: el aumento en torno al 10% de los precios de los combustibles, y posible derivación en un ajuste de las tarifas del transporte, además de la suba de las tasas de interés de referencia del mercado en 150 puntos básicos.
Las máximas autoridades del Banco Central que encabeza Federico Sturzenegger justificaron la medida, luego de la reunión mensual del Comité de Política Monetaria, en que si bien «la inflación núcleo ha mostrado en lo que va del año una leve tendencia decreciente, ubicándose en 1,6% promedio mensual durante el último trimestre, busca
una desaceleración más pronunciada».
“Un aumento en el precio de los combustibles superior al esperado requiere que la autoridad monetaria induzca al resto de los precios a aumentar a un ritmo menor”, destaca el informe mensual
No solo eso, destaca que «los indicadores de alta frecuencia monitoreados por el BCRA muestran una menor inflación en las últimas semanas, que impactaría en forma más plena en el registro de noviembre. Por otra parte, se conoció ayer un aumento en el precio de los combustibles superior al esperado, lo cual requiere que la autoridad monetaria induzca al resto de los precios a aumentar a un ritmo menor para compensar dicho efecto».
De ahí que «dados los shocks recientes, y la insuficiente velocidad de la desinflación, la autoridad monetaria concluyó que se requiere un sesgo más contractivo de su política».
Sobre esa base, el organismo decidió aumentar en 150 puntos básicos su tasa de política monetaria, el centro del corredor de pases a 7 días, a 27,75% anual.
El objetivo del Banco Central es «mantener un claro sesgo antiinflacionario hasta que la inflación núcleo quiebre los valores registrados desde mayo y el proceso de desinflación converja hacia el objetivo de una inflación de 10%, más menos 2 puntos porcentuales para 2018″.