Batman nació de la mente de Bob Kane y Bill Finger, en las páginas de la ya mítica revista Detective Comics #27 (las siglas DC vienen de acá). Al ser un personaje más “humano” fue rápidamente adaptado al mundo audiovisual. Como muchos otros protagonistas de historietas, su primer acercamiento en el celuloide se dio en los seriales.
A pesar de ser de los primeros en protagonizar un serial, Batman no fue la primera vez que un superhéroe se imprimía en celuloide. Esa mención se la lleva la adaptación del Capitán Marvel (hoy conocido más como Shazam por los temitas de copyright con la competencia).
La etapa en los seriales
Batman, el primer serial del personaje, se estrena en 1943 y estuvo compuesto de 15 episodios. Se enfrentaba al Dr. Taka, en una clara propaganda anti-oriental a propósito del momento histórico.
Siempre la cultura habla de los pulsos de la sociedad.
Esta versión agregó elementos a la iconografía de Batman que no existían: el reloj que llevaba a la Baticueva, y la figura del mayordomo Alfred como un señor inglés delgado y con bigote (en los cómics de esos tiempos, era un retacón). Hay algo de acción y algunas situaciones en donde la oscuridad está bien aplicada, pero era un momento muy primitivo del mito.
En 1949 se estrena Batman y Robin (Batman and Robin), en donde aparece el joven maravilla y el Comisionado Gordon. Acá hay algunos momentos incómodos de ver, como cuando los personajes se cambian dentro de un coche a plena luz del día. Lo que agrega es el factor misterio: hasta el final del decimoquinto episodio no conocemos la identidad del villano, llamado El mago.
Estos dos seriales colocaron al personaje en un lugar de relevancia de la cultura popular, convirtiéndolo junto a Superman y Wonder Woman en los únicos personajes de DC Comics que mantuvieron sus cómics vivos durante la época oscura. Aunque no tenían la tecnología ni el lenguaje audiovisual para adaptar correctamente, se notan buenas intenciones.
El bati-twist de los 60s
En enero de 1966 se lleva a cabo uno de los grandes hitos de la historia del personaje: se estrena en la cadena estadounidense ABC la serie de Batman, protagonizada por Adam West y Burt Ward.
Con tres temporadas y 120 episodios, modificó el genoma del personaje llevándolo a un tono más camp y kitsch, ¿qué significa esto? Un tipo de estética basada en el humor, la ironía, con tintes de exageración, vulgaridad y hasta de mal gusto. ¿Cómo se aplica al personaje? En lugar de un taciturno vigilante que espera en las sombras a maleantes, tenemos a un personaje colorido y azul, que resuelve las situaciones con peleas incómodas cargadas de sonidos y momentos delirantes.
Esto se lleva al paroxismo en la película, que se estrenó luego de la primera temporada a finales del ´66, con casi todo el equipo original de la serie (a excepción del cambio de Catwoman). Con momentos de humor absurdo al extremo: Batman corriendo con una bomba encendida entre monjas, el repelente para tiburones o la recuperación de los líderes mundiales hechos literalmente polvo con una máquina que “humedece”, Batman: La película configuró la idea que así era el personaje. Incluso, todos los rumores sobre su sexualidad y Robin surgen de acá, y los chistes implícitos.
El regreso a la oscuridad
Muchos años pasaron hasta que apareció una nueva adaptación de Batman en la pantalla grande. Para principios de la década del ´80 ocurrieron dos hechos que fueron permeando la posibilidad de volver a ver al murciélago en los cines: Warner (en ese momento la empresa era AOL Time Warner – cómo pasa el tiempo…) ya había adquirido DC Comics y se habían vendido los derechos al productor Michael Uslan, éste se juntó con Peter Guber y Jon Peters entre el ´82 y el ´83 y comenzaron las negociaciones para un nuevo estamento en la vida de Batman.
Mientras tanto en los cómics, se reinició todo en 1987 con la macrosaga Crisis en Tierras Infinitas (que celebraba los 50 años de la editorial) y esto también aplicó para Bruce Wayne. Volvió a ser el oscuro personaje de sus inicios, borrando completamente el caos de los 60s y 70s; con un nombre escrito a fuego: Frank Miller.
El escritor presentó en sociedad Batman: Año Uno (la historia que cuenta los orígenes del personaje) y El Regreso del Caballero de la Noche (la historia que cuenta la “última” aventura del personaje en el futuro). Con un estilo oscuro, sin visos de humor, adulto y apoyándose en el aspecto detectivesco y violento, era el momento preciso para un renacimiento.
El elegido fue Tim Burton.
Batman (1989) ponía a Michael Keaton como protagonista (algo que en redes sociales hoy sería un ESCÁNDALO) y a Jack Nicholson como el Joker (que hizo un acuerdo para cobrar regalías ad eternum para participar, por lo que hoy sigue ganando dinero con esta película). El estilo del director, con una visión muy propia poniendo el énfasis en la oscuridad y algunos trazos de terror eran el combo ideal.
La bati-manía explotó. El personaje volvió a estar en las grandes ligas, todos parecían haberse olvidado del bati-twist y se vendían merchandising y cómics por montones. Parecía el estado ideal: un director con visión propia haciendo crecer una marca multi-público… pero algo salió mal.
Con Batman Regresa (Batman Returns, 1992) Tim Burton puso cuarta y decidió ir a fondo con su estilo más crudo: con sexualidad a flor de piel, viscosidad, chistes incómodos y un murciélago asesino. ¿Qué sucedió? Warner había hecho un acuerdo con Mc Donalds por los muñecos de esta película en su Cajita Feliz, y no estaba NADA FELIZ con lo que pasaba en la pantalla…
Y así Tim Burton dio un portazo.
El regreso al kitsch
La propiedad seguía quemando, había que seguir haciendo películas. Entonces Warner decidió llamar a un director con experiencia en videoclips y una impronta más visual y menos “profunda”, ese fue Joel Schumacher. Y así nació Batman Eternamente (Batman Forever, 1995).
Con Tim Burton dejando la silla de director, Michael Keaton también se retiró del rol y llamaron a Val Kilmer para hacer de Batman. ¿Un Batman rubio? Hoy en redes sociales sería un ESCÁNDALO. Los villanos serían Jim Carrey (El Acertijo / The Riddler) y Tommy Lee Jones (Dos Caras / Two Faces), que dejaban la parte de villanía para tirarse más al humor.
La opción adolescente se completaba con Chris O´Donnell como Robin, para tener a la platea de menor edad enganchada a las revistas del corazón. La película fue un éxito rotundo, ya que apelaba a una estética más colorida y “gráficamente bella”, renegando de profundidad narrativa (mucho existió y se quitó del corte final, se puede ver en los contenidos exclusivos con las versiones físicas). Y además, podía vender muñequitos.
Esto se potenció en Batman y Robin (Batman & Robin, 1997) ya a niveles exquisitamente desesperantes. Val Kilmer huyó (parece que no se llevaba bien con el director, en su documental “Val” pueden escuchar un poco sobre ello) y dejó en su lugar a George Clooney que venía de romperla en la serie E.R. y quería su primer hit en cines. Bueno…
Entre los villanos se eligió a Arnold Schwarzenegger (Señor Frío / Mr. Freeze), Uma Thurman (Hiedra Venenosa / Poison Ivy) y a Bane -un personaje reciente de los cómics que había puesto en silla de ruedas a Batman y se agregó arbitrariamente en esta película-. Del lado de los héroes aparecía Alicia Silverstone como Batichica / Batgirl.
Un despropósito absoluto de malos chistes, sensualidad mal enfocada, idiotez narrativa y artificio audiovisual que forzó a que sus responsables pidan disculpas públicamente años después.
Volver a las bases oscuras
Todo parecía perdido, el ciclo era similar al de fines de los 60s. Un personaje estupidizado, con un público fiel que no quería verlo fracasar nuevamente en la pantalla… y esta vez el director con visión fue Christopher Nolan.
Con su trilogía de Batman Inicia (Batman Begins, 2005), El caballero oscuro (The Dark Knight, 2008) y El caballero de la noche asciende (The Dark Knight Rises, 2010) logró en cinco años algo impensado: recomponer un personaje icónico, volver multimillonarios a Warner y quitar la idea de los bati-pezones de la cabeza de la gente.
Con un estilo mucho más mundano y “realista” (nótense las comillas), esta iteración buscaba anclarse en la parte humana del personaje haciendo fuerte hincapié en las actuaciones. Christian Bale se adueñó del personaje de Batman y permitió que su máscara sin cuello de la primera parte no diera gracia, Michael Caine como Alfred permitió la experiencia de un actor de renombre y el dueto de Gary Oldman como Gordon y Morgan Freeman como Lucius Fox -primera vez adaptado a la pantalla grande-, sirvieron de sostén para una trilogía potente.
Mientras que en la primera parte los villanos fueron El Espantapájaros / Scarecrow (Cillian Murphy) y Ra’s al Ghul (Liam Neeson), fue en la segunda película en la que el mundo detuvo la respiración. Se volvía a representar al Joker y nadie pensaba que era posible superar a Jack Nicholson.
Heath Ledger demostró con creces que se podía. Su interpretación del villano definitivo asentó las bases y le dio un giro cinematográfico al fallecer sin poder ver su trabajo en la pantalla. Aaron Eckhart como Harvey Dent / Dos Caras / Two Faces también hizo lo propio.
Para la tercera parte todo fue más exagerado, y los problemas de guión y ciertos momentos al borde en términos de tono (Batman escapando con la bomba parece salido de la película de 1966) pusieron el final de una trilogía casi perfecta. La versión de Tom Hardy como Bane (ahora bien desarrollada), de Anne Hathaway como Gatúbela / Catwoman y de Joseph Gordon-Levitt como Blake oficiaban bien de banda soporte para la despedida de Bale del personaje.
El Batman en tiempos de franquicia
Con el mundo ya definitivamente dividido en empresas de entretenimiento y los personajes como productos manufacturados redituables (resultado de los buenos números de Marvel) llevaron a que la siguiente aparición de Batman en cines no sea en su película propia, sino como participante de otros personajes.
Ahora el nombre tallado a fuego es el de Zack Snyder. Este director había reiniciado al personaje de Superman con El hombre de Acero (Man of Steel, 2013) llevando a la máxima potencia la cosa oscura y adulta que Nolan había probado con Batman.
Para la segunda parte del kryptoniano decidió introducir al murciélago, en la piel de Ben Affleck. Acá somos testigos de un personaje más avejentado, cansado, y desesperanzado, algo así como el Batman del futuro que Frank Miller escribió en El regreso del caballero de la noche.
El nivel de violencia y oscuridad volvió loco a un intenso grupo de fans que vieron por fin a su personaje representado. Luego, volvió a aparecer en Liga de la Justicia (la versión de Joss Whedon y la de Zack Snyder) y en The Flash (2023).
Lamentablemente, en lugar de discusiones sobre el personaje y sus características adaptadas en el celuloide, se comenzó a discutir sobre si estabas a favor o en contra de la visión del director… lo que terminó agotando al público y a los productores que decidieron borrar todo y comenzar de cero.
Ahí apareció por la ventana la última versión en cines (y en live-action) de este personaje interpretada por Robert Pattinson. Batman (The Batman, 2022) fue dirigida por Matt Reeves, que antes realizó Cloverfield: Monstruo (Cloverfield, 2008) o El planeta de los simios: Confrontación (Dawn of the Planet of the Apes, 2014) entre otras.
Despegada de cualquier universo cinematográfico, apela a un tono mucho más realista que el Batman de Nolan, con violencia explícita y una fotografía en los tonos más bajos posibles, haciéndola más hermana del mundo de los cómics que otras iteraciones. La historia se centra más en los bajos fondos de Ciudad Gótica (Gotham City) con villanos como Carmine Falcone (John Turturro) , El Pingüino (Colin Farrell) o un Acertijo desbocado (Paul Dano).
Obviamente, no se configura como un producto en sí mismo sino que ya tiene una serie para HBO Max lista y alguna que otra secuela. Como dijimos, estamos en tiempos de franquicias.
Hay tantos Batman como momentos históricos, porque lo más importante ya caló hondo en la sociedad, es un mito moderno, es el Señor de la Noche.
Fuente infobae