«Ahora sí nos empiezan a creer». Un integrante del directorio del Banco Central evaluaba así ayer a la tarde, a minutos del cierre de los mercados, los resultados de la estrategia desplegada por el oficialismo desde la entidad financiera en el primer día de aplicación de la «zona de no intervención». El economista continuó su explicación con una metáfora: «Era importante no perder el primer partido. Y eso hicimos». Sobre la tasa de interés, en niveles ya extravagantes, el mensaje tampoco transmitió dudas: es lo necesario para garantizar el fin de la volatilidad y la previsibilidad, luego vendrá el resto.
Las frases muestran lo que dejó la jornada del debut de la «zona» en los hombres del Central. Un prudente entusiasmo que, al menos se intenta, se traslade a los actores económicos financieros.
La entidad que maneja Guido Sandleris quiere convencer a los mercados que deben cambiar su pensamiento y la asignación de prioridades, al ritmo que también lo hizo la entidad. Según la visión que quieren transmitir, desde ayer se tiene que ver más qué se hace con los pesos que lo que sucede con la oferta y demanda de dólares. Es en el mercado de la moneda doméstica en el que se debería evaluar el grado de efectividad de los operadores oficiales, más que en la velocidad y mecanismo con la que operan en la oferta de divisas. Este mercado debería comenzar a tranquilizarse, más rápido o más temprano, al ritmo de los vaivenes de la divisa dentro de la zona de operación de $34 a $44, ajustables al 3% mensual. En el BCRA incluso esperan el día en que la presión de los operadores pruebe la certeza en la voluntad de comenzar a intervenir a $44. Y, se asegura que, si ese día llega «los especuladores se convencerán que hablamos en serio». En el cálculo mental de los operadores están los u$s150 millones que diariamente, y con el aval del FMI, se pueden utilizar para vender con la eventual presión a los $44. Hay otra interpretación optimista desde la entidad. Para los hombres del Central cada día, como el de ayer, en que no se necesite utilizar esos u$s150 millones; es un ahorro ante los u$s9.000 millones que en teoría se podrían utilizar hasta fin de año para enfrentar el momento en que la demanda golpee la puerta del techo de la «zona». En esta línea de análisis se razonaba ayer que, en cierta medida, «hubo un ahorro de u$s150 millones, que se repetirán mañana (por hoy) y así sucesivamente». La visión oficial es que en este capítulo los mercados ya están convencidos de que el poder de fuego para aplicar la «zona» está intacto y con los 9.000 millones del Fondo en caja.
El desafío, consideran en el BCRA, es ahora convencer a los operadores que la estrategia de «secar la plaza» de pesos es más que una exposición, una convicción certera. La suba de las tasas de las Leliq a casi 72% en su opción más alta fue la primera señal. Hay varias más en cartera, pero momentáneamente se continuará con esa estrategia. De hecho hoy se espera, previo monitoreo, una nueva colocación que absorba los más de $20.000 millones que ayer quedaron fuera de la colocación y que para hoy se espera que estén en primera fila de demanda de las nuevas letras vedette de la Argentina. En las mesas de análisis de la entidad, permanentemente se van realizando la actualización en la relación entre las Leliq y las Lebac, para saber el ritmo de separación en la voluntad de los operadores del sistema financiero. La conclusión de la operación de ayer, al cierre de los mercados, sumando la demanda insatisfecha que hoy volvería a absorberse, llevaron a los hombres del BCRA a una primera, e importante, conclusión en el debut de la «zona». La colocación de las Leliq ya supera a las Lebac, tanto en cantidad como en confección, con lo que, afirman, puede concluirse que ya no habrá más «Supermartes de Lebac». Según los datos que manejan los hombres de Sandleris, no sólo los bancos y entidades financieras ya estarían en franca recomposición de un título a otro, sino que además los tenedores residuales que esperan los últimos tres vencimientos del año son en su mayoría entidades públicas (bancos y ANSES) y aseguradoras. Esto implicaría que no habría problemas para que, al menos, estas últimas operaciones no tengan el grado de stress que cada vencimiento de Lebac provocaba a todo el mercado financiero. Para Sandleris no es un primer logro menor. La actual conducción del BCRA espera ahora el próximo vencimiento de Lebac, el 16 de octubre, para mostrar el primer éxito estructural de esta etapa. Hasta ese día restan 11 batallas diarias en los mercados.
Carlos Burgueño/Ámbito