Biden llegó al Reino Unido, en su primer viaje al extranjero como presidente

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El presidente estadounidense, Joe Biden, llegó este miércoles al Reino Unido, en su primera parada de una gira europea durante la cual espera insistir sobre la entereza de la alianza trasatlántica de cara a un encuentro con su par ruso, Vladimir Putin.

El avión Air Force One aterrizó en la base aérea británica de Mildenhall, en el este del país, y de allí descendió el mandatario de la mano de la primera dama, Jill Biden.

La pareja fue recibida por miembros de la Fuerza Aérea estadounidense que se encuentra en esa base y se dirigirá a localidad turística de Carbis Bay para pasar la noche, antes de iniciar mañana la agenda oficial en lo que es el primer viaje al extranjero de Biden, casi cinco meses después de tomar posesión de su cargo.

Con una triple crisis económica, sanitaria y política dentro de Estados Unidos como prioridad, Biden no se concentró especialmente en la política exterior en estos primeros 100 días de su Gobierno.

Los objetivos

Antes de despegar, el demócrata dijo que el objetivo de la gira será «dejar en claro a Putin y China que Europa y Estados Unidos son estrechos» aliados.

Aun sobre la pista de la base militar aérea Andrews, en las afueras de Washington, añadió que planea develar una estrategia de vacunación mundial que, de acuerdo con medios estadounidenses, incluye la donación de unas 500 millones de dosis de Pfizer..

El mandatario estadounidense asistirá a la cumbre del G7 en Cornualles, donde la pandemia del nuevo coronavirus y el cambio climático serán algunas de las prioridades.

La agenda

El jueves está prevista una reunión individual con el primer ministro británico, Boris Johnson, y el domingo visitará a la reina Isabel II en el castillo de Windsor.

«Mi viaje a Europa es una oportunidad para que Estados Unidos movilice a las democracias del mundo», aseguró Biden, quien repite desde su llegada al poder que Estados Unidos ha vuelto («America is back») y pretende implicarse plenamente en los asuntos mundiales.

Sin embargo, tras el mandato de Donald Trump, los aliados «recibirán estas palabras tranquilizadoras con un poco de escepticismo», señaló Suzanne Maloney, del centro de pensamiento Brookings, con sede en Washington, informó la agencia de noticias AFP.

«La voluntad de Biden de volver a conectar con ellos tendrá que superar no sólo las cicatrices de los últimos cuatro años, sino también las preguntas persistentes sobre la salud de la democracia estadounidense», escribió.

Biden irá también a Bruselas y mantendrá numerosos encuentros bilaterales en un exigente viaje de ocho días.

«Lleva 50 años preparándose para esto», dijo confiada su vocera, Jen Psaki, en alusión a la larga carrera política del presidente de 78 años, que entró al Senado por primera vez en 1972 y fue vicepresidente durante dos mandatos.

La gestión de Biden fue muy criticada por su retraso en compartir sus vacunas contra la Covid-19 con el resto del mundo. Ahora, que el país ya se garantizó dosis suficientes para toda su población, la Casa Blanca intenta tomar la delantera en este asunto.

Washington acaba de anunciar que el 75% de los 80 millones de dosis de vacunas prometidas a los países extranjeros para finales de junio se distribuirán a través del sistema multilateral impulsado por la Organización Mundial de la Salud, Covax, creado para garantizar una distribución equitativa de las vacunas, sobre todo en los países de bajos ingresos.

La cumbre en Rusia

La cumbre con Putin, prevista para el próximo miércoles en Ginebra, será el punto culminante de este primer viaje que tendrá una amplia agenda que tratará desde temas bilaterales como la prórroga de acuerdos para limitar los arsenales militares y las sanciones impuestas por ambos países, hasta asuntos internacionales como el ducto Nordstream 2 que unirá Alemania con Rusia, el conflicto separatista en Ucrania, y escaladas bélicas en Siria, Libia y Yemen, entre otros.

La Casa Blanca, que alterna mensajes conciliadores y advertencias, insiste en que sus expectativas son modestas.

El único objetivo es hacer que las relaciones entre ambos países sean más «estables y predecibles».

La Presidencia estadounidense dio pocos detalles sobre el desarrollo del cara a cara con el mandatario ruso. Sólo dejó entrever que, a diferencia de lo que ocurrió con Trump en Helsinki en 2018, no estaba en la agenda una conferencia de prensa conjunta de ambos.

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