Boca no tenía fútbol, ahora no tiene actitud y no aparecen los líderes

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Boca nunca jugó bien. Le alcanzaba para ganar y nada más. El bicampeonato en el fútbol argentino fue una careta que disimuló las falencias de un equipo que ganaba por peso propio y por la calidad de los futbolistas del plantel más caro de la Superliga. Para Guillermo Barros Schelotto fue suficiente para caminar con tranquilidad durante dos años, aunque el funcionamiento colectivo nunca convenció a nadie y siempre estuvo en el foco. Lo de hoy es más grave: ¡falta actitud!

Gimnasia eliminó a Boca de la Copa Argentina corriendo y metiendo, jugando con los dientes apretados. Con Fabián Rinaudo como bandera de la lucha. Boca fue un equipo sin fútbol y sin alma. El tema del fútbol viene de arrastre porque Guillermo nunca le encontró la vuelta para mejorar sustancialmente el rendimiento. Ni siquiera con la incorporación de Mauro Zárate o el regreso de Carlos Tevez. Pero ahora la problemática es otra: no hay respuestas anímicas y el equipo tiene cara de perdedor.

El ciclo de Guillermo parece tener fecha de vencimiento a corto plazo, incluso antes de diciembre cuando se le termina formalmente el contrato. Pero queda un partido muy importante por delante ante Cruzeiro para seguir avanzando en la Copa Libertadores, la gran obsesión de todo Boca. ¿Es tiempo de cambiar o el DT todavía puede dar un golpe de timón radical?

Los Mellizos charlaron mucho después del partido. Adentro de la cancha, a oscuras, y en el vestuario. Saben muy bien que no hay respuestas futbolísticas y de las otras. Y eso es lo peor para un DT: sentir que los jugadores no responden.

Benedetto y Tevez dijeron que ante River «no se jugó como un clásico». Contra Gimnasia el equipo se mostró abatido. Casi no pateó al arco. Y lo peor de todo es que Guillermo parece haber perdido liderazgo sobre el plantel. Es decir, lo dijeron pero no movieron las piernas.

¿Qué pasa en el vestuario de Boca? ¿Están divididos? ¿Algunos responden al DT y otros no? Hay muchos jugadores «pesados» como Tevez, Gago, Pérez, Zárate y Benedetto. Muchos caciques y pocos indios. Esos que se sienten caciques tienen que dar la cara ahora y hacerse cargo de este momento. Y demostrar en la cancha que todos tiran para el mismo lado. Porque no alcanza con hablar. «Esto es Boca», reclaman los hinchas. El mensaje es inequívoco. Tienen que aparecer ahora. Después del jueves puede ser muy tarde.

El Mellizo tiene todos los recursos que cualquier técnico quisiera tener en un plantel millonario. Y si pasa a Cruzeiro todo puede cambiar. Pero si no lo pasa, será el final.

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