Bolsonaro echó a su jefe de Gabinete y su reemplazo encendió la interna del ala militar

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El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, destituyó este miércoles al ministro de la Casa Civil (jefatura de Gabinete), Onyx Lorenzoni, uno de sus principales defensores dentro del equipo de gobierno.

El mandatario ultraconservador despidió a Lorenzoni, del partido Demócratas (derecha) y ofreció el cargo al general retirado Walter Souza Braga Netto, publicaron los diarios O Globo y Estadão de S.Pablo.

De acuerdo a fuentes gubernamentales citadas por la prensa brasileña, el mandatario analiza entregar el Ministerio de Ciudadanía a su exjefe de gabinete, una cartera en el centro de las críticas debido a la polémica que generó la reducción de Bolsa Familia, programa social emblema del Partido de los Trabajadores (PT) en la lucha contra la pobreza.

Pese a que su función dentro del gobierno ultraconservador está desgastada, Bolsonaro optaría por mantener a Lorenzoni en otro ministerio como una forma de agradecer su lealtad, informó O Globo en su versión digital.

Rescata de él que fue uno de los primeros políticos en respaldarlo públicamente, cuando el actual mandatario generaba más espanto que apoyos.

Pero la movida ministerial, que debería traer cierta calma a un agitado Ejecutivo, solo sirvió para generar un nuevo malestar, ahora dentro del sector militar del Gobierno.

Mientras que algunos analistas y dirigentes destacaron el eventual nombramiento de Braga Netto como una recomposición del vínculo de Bolsonaro con el ala militarista que lo llevó al poder, en el seno de ese sector comenzó a incrementarse la tensión entre las diferentes ramas de las Fuerzas Armadas.

El general retirado, que cobró notoriedad en 2018 por encabezar la intervención militar de Río de Janeiro, es actualmente el jefe de gabinete del Ejército. Su designación irritó a la Marina, de acuerdo a Folha de S.Paulo.

Sucede que hay una preponderancia de oficiales del Ejército, tanto de reserva y activos, en puestos clave del gabinete. De los 22 ministerios, cinco están en manos de hombres del Ejército y solo uno de la Fuerza Aérea y otro de la Armada. Bolsonaro mismo proviene de la fuerza terrestre.

La sustitución de un civil por un militar viene, además, a consolidar el dominio del sector verde oliva en el círculo primero de poder en Brasil. Si Braga Netto asume al mando de la Casa Civil, la totalidad de los ministros que trabajan dentro del Palacio del Planalto (Presidencia) serán de origen militar.

Bolsonaro empezaría así su segundo año de mandato reeditando la alianza que lo catapultó como presidenciable en 2018 y que, durante el último año, fue debilitándose en manos del sector ideológico del gobierno, el que lideran gurús evangélicos, discípulos del escritor Olavo de Carvalho y los hijos del propio presidente.

A ese bando ultraconservador se le adjudican varios de los fracasos del primer año de gestión del mandatario, desde declaraciones polémicas pasando por denuncias de corrupción hasta llegar el papelón internacional de los incendios en el Amazonas.

Mientras que los moderados generales del ejecutivo han sido clave en el mayor –acaso el único- logro del Ejecutivo: la aprobación de la ambiciosa reforma previsional, la máxima promesa de campaña de Bolsonaro a los mercados e inversionistas.

Maricel Spini/Ámbito

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