Bombas, robos e incendios en cinco parroquias de Nicaragua: máxima tensión entre la Iglesia Católica y el régimen de Daniel Ortega

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La Policía nicaragüense insistió en la versión “accidental” para explicar el incendio de este viernes en la capilla de la Sangre de Cristo, de la Catedral Metropolitana de Managua, cuando se quemó una de las más veneradas imágenes de Nicaragua. La Arquidiócesis de Managua sostiene que el hecho es consecuencia de un atentado terrorista planificado y ejecutado por “fuerzas malignas”.

El viernes pasado, según la versión de la Arquidiócesis de Managua, una persona no identificada ingresó a las once y media de la mañana en la capilla de la Sangre de Cristo y detonó un artefacto explosivo que provocó un incendio dentro del templo, hizo arder el santuario y calcinó la Sangre de Cristo, una imagen que llegó a Nicaragua hace 382 años.

El hecho se produce en un contexto en el que diferentes personeros de la Iglesia Católica han denunciado persecución y acoso de parte del régimen de Daniel Ortega, particularmente después de abril de 2018. Durante esta rebelión popular la iglesia dio refugio y apoyó a los ciudadanos que protestaban contra el gobierno, que desató una respuesta represiva que dejó más de 300 muertos, unos mil prisioneros políticos y cerca de 100 mil exiliados.

El propio obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, monseñor Silvio Báez, es uno de los miles de nicaragüenses que salieron del país para salvar su vida. Diversos templos fueron acosados e, incluso, baleados por paramilitares y policías.

En las últimas dos semanas, al menos cinco templos han denunciado agresiones, robos y profanaciones a sus emblemas sagrados. El miércoles, el párroco de la capilla de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en Nindirí, padre Jesús Silva, denunció que sujetos desconocidos ingresaron al templo y destruyeron imágenes, pisotearon las hostias, dañaron muebles y defecaron en diversos lugares del recinto. Pocos días antes, el 25 de julio, un ataque similar se registró en la capilla de la parroquia de Nuestro Señor de Veracruz, en Masaya.

El sacerdote Silva destaca que los vándalos no se limitan a robar. “Hay saña y odio”, dice.

Minutos después del incendio en catedral, la vicepresidente de la República, Rosario Murillo, atribuyó el siniestro a veladoras y cortinas que habrían tomado fuego. “Lamentablemente se dio ese incendio, se combustionó, se quemó la estructura de aluminio, las cortinas de tela y las flores que la adornaban. Existencia de veladoras encendidas en el entorno de la Sangre de Cristo se comprobó. Son las veladoras que encienden los feligreses que buscamos siempre como pagar promesas a nuestros santos”, dijo Murillo en su alocución diaria del mediodía que difunden los medios oficialistas.

Sin embargo, tres horas más tarde, el propio arzobispo de Managua, cardenal Leopoldo Brenes, un jerarca tradicionalmente comedido en sus declaraciones, contradijo a Murillo al asegurar que el incendio en catedral fue “un acto terrorista planificado”.

Brenes dijo que se estaba ante un acto “de sacrilegio y profanación totalmente condenable” y llamó a orar “para derrotar a estas fuerzas malignas”. En esa misma conferencia ante medios de comunicación en los predios de la catedral, Brenes asoció “este atentado” a la serie de profanaciones que se ha sufrido la iglesia católica de Nicaragua.

El cardenal pidió “una investigación profunda” sobre esta cadena de ataques para dar con “los autores intelectuales y materiales de este acto macabro y sacrílego”. Aclaró que en la capilla siniestrada no hay velas ni cortinas como dijo la vicepresidenta Rosario Murillo. “Quiero dejar muy claro, porque puede haber especulaciones, de decir que fue producto de una candela o de una veladora. ¡Quiero decir que no había veladoras allí!”, expresó.

En términos similares se expresó el papa Francisco este domingo en Roma. “Pienso en el pueblo de Nicaragua que sufre por el atentando a la Catedral de Managua, donde ha sido muy dañada, casi destruida la imagen tan venerada de Cristo que ha acompañado y sostenido durante siglos la vida del pueblo fiel. Queridos hermanos nicaragüenses, estoy cerca de vosotros y rezo por vosotros”, expresó durante el rezo del Ángelus.

Catedral de Managua.La Policía Nacional ha emitido tres informes distintos sobre el hecho, y en todos ellos ha negado la posibilidad de un atentado criminal. En el primer informe estableció como origen del siniestro a un atomizador de alcohol manual, de esos que se usan para desinfestar las manos, que se encontró en la escena. “Si ese atomizador es el origen del incendio, ¿cómo es que lo encontraron casi intacto a pesar de ser de plástico?”, se preguntaron numerosos usuarios en redes sociales.

El segundo informe integró la presencia de veladoras, lo que se interpretó como un intento de la Policía de forzar una versión en correspondencia al diagnóstico precoz que estableció Rosario Murillo. En otras palabras, no dejarla mal parada.

El lunes se conoció una tercera versión policial, que atribuye el incendio de catedral a “vapores de alcohol acumulados” en la cúpula de la capilla, los cuales en combinación con las altas temperaturas ambientales habrían provocado el incendio.

“El mecanismo de inicio y propagación del incendio se originó al ascender los vapores de alcohol al techo de la capilla, llevados por las corrientes de aire que ingresan por las puertas de acceso, y su posterior descenso por un orificio en la parte superior de la cúpula de la Sangre de Cristo, donde se acumularon”, explicó comisionado general Jaime Antonio Vanegas, ante medios de comunicación afines al gobierno.

“Los vapores de alcohol acumulados en el interior de la cúpula de la Sangre de Cristo, al mezclarse con el aire caliente (temperatura de 36.1 °C), produjeron el fuego, en un proceso conocido científicamente como de solvatación. El fuego producido se propagó en el ambiente incendiando las alfombras, la vestimenta de la Sangre de Cristo y la cúpula de plástico, todos estos materiales susceptibles a la combustión, además de la veladora encendida ubicada a una distancia de 70 centímetros de la cúpula de plástico que protegía la Sangre de Cristo”, señaló.

“Se descarta que haya habido cortocircuito o recalentamiento del sistema eléctrico y también se descartó que el incendio se haya originado por explosión, ya que no se encontró ningún artefacto explosivo industrial o artesanal, ni fragmentos de vidrio, metal o papel, (bomba molotov y/o bomba de contacto)”, concluyó Vanegas.

“Es absurda esa tesis de que el calor subió y la veladora provocó la explosión”, afirma el experto en seguridad pública, Roberto Cajina. Dice que, por sus antecedentes de parcialidad, la policía nicaragüense está imposibilitada de hacer una investigación profesional e independiente en el atentado criminal contra la Sangre de Cristo en la catedral de Managua. “Inventará cualquier cosa para proteger al autor material y a los autores intelectuales”, afirma.

Cajina señala que el régimen de Ortega mantiene una “guerra declarada” contra la Iglesia Católica, y el supuesto atentado en catedral sería “la cosecha del odio que ha venido sembrando Rosario Murillo desde 2007”.

“Yo no implicaría a ningún organismo de seguridad. Esto (el incendio) no es trabajo de un profesional, aunque la persona que lo hizo sabía lo que debía hacer”, dice. “Hay autores materiales y autores intelectuales, y un autor intelectual es Rosario Murillo y su prédica de odio. La Policía lo que hace es encubrir a sectores fanatizados que creen que al hacer eso quedan bien con sus líderes”.

Un experto considera que la presencia de tantos policías ha contaminado la escena del crimen para futuras investigaciones (Foto Oscar Navarrete)Cajina considera que, por ahora, es muy difícil conocer la verdad sobre el siniestro de catedral. Dice que la escena del crimen está totalmente contaminada por los policías que llegaron, y no hay voluntad política del gobierno de impulsar una investigación independiente. “Técnicamente es bien difícil y políticamente es imposible que se haga una investigación independiente”, dice.

La Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH) propuso este lunes a la Arquidiócesis de Managua impulsar una investigación con peritos independientes.

“Lo mejor sería hacer una investigación con expertos extranjeros, bomberos especializados de Estados Unidos o España”, afirma. “Para eso la Iglesia tendría que solicitarlo al gobierno y el gobierno solicitar la asistencia. Pero es imposible, si no han dejado entrar a la CIDH, ni a Naciones Unidas ni siquiera a la OPS. El gobierno nunca va a dar el aval. Tal vez cuando haya un cambio de gobierno se podría dar eso”.

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