Boudou: del 54% con Cristina Kirchner a la soledad de Ezeiza

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Hasta ahora nadie tuvo más votos que ‘ella’ con ‘él’. Hace 6 años 8.179.394argentinos llegaron a las mesas de votación, entraron al cuarto oscuro, tomaron la papeleta de la mesa y pusieron en la urna un sobre con un voto por la fórmula Fernández de Kirchner-Boudou. Según el escrutinio definitivo difundido por la Cámara Electoral fueron exactamente 54,11% de sufragios. Entre las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias y la general sumaron 1.108.016 de votos para los dos. Ese día Cristina Kirchner fue la primera mujer reelecta con el voto popular y la presidenta reelecta con el mayor porcentaje de la historia argentina. Podrá decirse que los votos los ganó ella y que tanto poder tenía que hasta se dio el lujo de elegir un compañero con cuna liberal, a espaldas del peronismo.

Ese día arrastro hasta la cima a Amado Boudou.

El dato no es menor. Lo hizo notar un juez que investiga a Cristina en un encuentro en el Salón Azul de la Facultad de Derecho donde entre ayer y hoy debaten jueces, fiscales, dirigentes políticos y responsables de avanzar contra mafias y corrupción desde organismos internacionales. «Es muy fuerte, muy fuerte», repetía ante Infobaeel magistrado mientras salía de la sala a fumar y a tratar de enterarse cómo estaba el clima en Comodory Py. «Es el primer preso electoral», subrayó. Y es cierto: aún como ícono del kirchnerismo el ex ministro Julio De Vido pasó más tiempo en el ejercicio de la función pública que la propia Cristina pero no llegó a la función ejecutiva por el voto popular. Tampoco el resto de los detenidos por causas de corrupción en el penal de Ezeiza. Boudou sí. Como Carlos Menem, sólo que en el caso del ex Presidente pasó su tiempo en «prisión» en una quinta de la zona norte a la que fue trasladado desde los tribunales en helicóptero. Era junio del 2001, un año y medio después del triunfo de la Alianza liderada por Fernando De la Rúa y Carlos «Chacho» Alvarez que, junto a otras figuras como Graciela Fernández Meijide, llegaron embanderados en la lucha contra la corrupción denunciada en el gobierno que los precedió.

Presagio de ese invierno Menem quedó detenido por orden del entonces juez Jorge Urso y con el acompañamiento del fiscal Carlos Stornelli. Menem estuvo preso, fue condenado y liberado y las idas y vueltas de las apelaciones no evitaron que haya sido otra vez electo senador nacional. Urso ya no está en la Justicia y Stornelli dirige pesquisas contra De Vido y Cristina.

Aún con fueros, el ex Presidente quedó marcado como el primer presidente preso en el marco de una causa por corrupción y el domingo 22 perdió la elección frente al radical de Cambiemos Julio Martínez, aunque igual logró una banca.

Boudou ostenta desde hoy un título parecido: primer ex vicepresidente detenido. Para él no hubo helicóptero sino imágenes en jogging, descalzo y con cara casi de dormido. Son tiempos parecidos pero con más sed de revancha en la sociedad argentina.

Un gran conocedor de la causa que pasó también por el congreso «Desafíos de la cooperación jurídica internacional» se sorprendió con la noticia. Estaba seguro de que Boudou quedaría detenido pero en el momento en que se dictara sentencia en la causa por la venta de la imprenta Ciccone Calcográfica. «Algún movimiento tiene que haber hecho», reflexionaba dudoso sobre el adelanto de la medida.

Tal vez muchos de los más de ocho millones de ciudadanos que votaron a Boudou estén algo satisfechos hoy. Tal vez muchos de los que hayan votado a Menem hayan celebrado su detención, o la de su ex ministro de Defensa Antonio Erman González en la causa por la venta de armas a Ecuador y Croacia. Otra coincidencia con Cristina: el jefe del Ejército Martín Balza también fue detenido y alojado en Campo de Mayo por supuesta corrupción mientras que el kirchnerista César Milani está detenido por violaciones a los Derechos Humanos durante la última dictadura militar.

Otro juez emblemático, acusado en algún momento de «cuidar» al kirchnerismo, Sebastián Casanello, puso bajo caución un avión secuestrado a una empresa vinculada con Lázaro Báez. Ayer al mediodía moderó el panel «Lavado de dinero y recupero de activos». «La recuperación de activos es tangible», decía sobre la necesidad de la sociedad de ver efectos concretos de las investigaciones. «De algún modo se busca que se recomponga el estado anterior al recuperar estos activos. La Justicia argentina empezó a recorrer ese camino», explicó sobre la ola de causas y los bienes provenientes de hechos de corrupción que los jueces a cargo de la investigación (no de dictar sentencia) identifican y recuperan para luego devolver al Estado. «Esto es importante, en el momento actual vemos una demanda de justicia insatisfecha», continuó y pidió como ideal que todos esos bienes tengan un uso social «para cerrar el conflicto social».

Precisamente hace pocos días, en el almuerzo del Rotary Club de Buenos Aires donde se reúnen abogados, ex jueces, médicos, empresarios, banqueros, entre otros, uno de los presentes confesaba con entusiasmo que moría de ganas de preguntarle al disertante del día, nada menos que el juez Claudio Bonadio, «¿cuándo la mete en cana?». No dijo cuándo va «presa», o si piensa «detenerla» sino «¿cuándo va en cana?», con todo el peso que esa palabra conlleva y dando por sobreentendido que el sujeto tácito era Cristina Kirchner y que su detención es solo cuestión de tiempo.

Hoy tres son las personas del entorno cristinista que, por idoneidad o valentía, fueron designadas y aceptaron hablar en público en defensa de Boudou (o del procedimiento): Leopoldo Moreau, radical K, especialista en cuestiones complejas, defensor del Pacto de Olivos cuando Raúl Alfonsín acordó con Carlos Menem y dejó a la UCR al borde de la ruptura; Hugo Yasky, dirigente sindical, maestro; y Graciana Peñafort que cobró notoriedad en la defensa de la Ley de Comunicación Social que impulsó el gobierno K y dejó sin efecto el de Cambiemos. Héctor Recalde salió por las suyas, abogado laboralista y diputado se siente bajo el dedo inquisidor de Mauricio Macri. Hace una semana y dos días Recalde suspiraba y pensaba haber hecho «la mayor y última contribución» cuando concilió posiciones en el bloque del Frente para la Victoria para disimular los tironeos entre quienes decían «basta» y pedían entregar los fueros de Julio de Vido para su detención y quienes señalaban que «esto es el principio, si no defendemos a De Vido, después vienen por Cristina».

Gabriel Mariotto y Luis D’ Elía, además de Manuel Quieto, han sido de los más incondicionales en los últimos tiempos. Boudou fue de los primeros políticos en ser citado a Tribunales, incluso declaró un lunes desde el mediodía hasta la noche cuando aún era Vicepresidente. Para muchos la Justicia terminaba ahí, y Boudou sería un alfil perdido en el tablero y ni siquiera es un hombre propio del peronismo.

Hace poco más de dos años, Amado Boudou llegó solo al cumpleaños de un influyente kirchnerista sin cargo. Había entre los invitados gobernadores, senadores y diputados. Algunos ya lo esquivaban en las fotos…

Parafraseando al poeta: ¡Qué solos se quedan los presos!

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