En paralelo con el abrumador reporte de contagios emitido por el consorcio de medios del país, consumidores brasileños hicieron fila durante horas el jueves y se agolparon en la reapertura de los centros comerciales en San Pablo y Río de Janeiro, las dos ciudades más grandes del país y que son el epicentro de una epidemia.
Hubo embotellamientos en calles llenas de peatones fuera de los centros comerciales de San Pablo, donde los negocios reabrieron a las cuatro de la tarde y durante cuatro horas después de 83 días de cierre por la cuarentena.
Dentro de los comercios se siguieron estrictas normas de distanciamiento y la mayoría de los compradores llevaban barbijos, a pesar de que el presidente Jair Bolsonaro minimizó la gravedad del coronavirus y presionó a las autoridades locales para que levanten las medidas de cuarentena.
Según la asociación brasileña de centros comerciales Abrasce, los cierres costaron a los 577 centros comerciales de todo Brasil más de 25.000 millones de reales (5.000 millones de dólares) en pérdidas, informó la agencia Reuters.
En Río de Janeiro, los centros comerciales abrieron una semana antes de lo previsto, ya que comerciantes sin ingresos presionaron a las autoridades para que levantaran las restricciones, pese a que los expertos en salud pública advirtieron de que era demasiado pronto para evitar un rebrote de los contagios de Covid-19.
«Vine a comprar algo rápidamente y me voy», dijo Mariana, en una fila bien espaciada fuera de un centro comercial en el lado sur de Río de Janeiro, donde el gerente de una cadena de tiendas dijo que la gente no se quedaba mirando las vidrieras después de las compras.
Los estados de San Pablo y Río de Janeiro han sufrido el 42% de los decesos totales de Brasil.
