Captan las imágenes más nítidas de la superficie del Sol

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El telescopio más grande del mundo, ubicado en la cima del volcán Haleakala en la isla hawaiana de Maui, fotografió el Sol con una resolución inédita, permitiendo ver burbujas de plasma del tamaño de Francia. Y para el director del telescopio, «esto solo es el principio».

El Sol es una bola de plasma (gas llevado a una temperatura muy alta), observada con telescopios desde hace siglos y con satélites desde hace décadas. Pero la resolución de las imágenes siempre fue limitada.

Un telescopio espacial japonés, Hinotori, tenía por ejemplo una apertura de 50 cm. El modelo Daniel K. Inouye, en la isla hawaiana de Maui, tiene una apertura de cuatro metros, el mayor espejo del mundo para un telescopio solar.

«Esas imágenes tienen la mayor resolución nunca vista», remarcó Thomas Rimmele, el director del telescopio de 344 millones de dólares, desde Boulder (Colorado), la sede del National Solar Observatory, una institución pública estadounidense.

«Ahora podemos ver estructuras de cuya existencia sospechábamos basándonos en modelos informáticos, pero que no podíamos ver por falta de resolución», explica el astrónomo alemán de casi 60 años, que llegó a Estados Unidos para cursar un posdoctorado y se unió al proyecto hace 25 años.

En las imágenes y los vídeos publicados se ven burbujas que crecen y suben a la superficie antes de cambiar de color. Son burbujas de plasma que se calientan y enfrían. Cada célula de la imagen tiene más o menos el tamaño de Francia. La foto en primer plano publicada muestra una parte del Sol de 8.200 km por 8.200 km.

Tras nueve años de construcción el telescopio se utilizó por primera vez el 10 de diciembre. «Fue muy emocionante. Es el trabajo de mi vida», recuerda el director.

Como el telescopio concentra la luz del Sol en una pequeña superficie bajo su cúpula, la temperatura alcanza niveles extremos. «Si uno pusiera metal ahí fundiría muy rápido», según Rimmele. Se construyó un edificio entero para albergar equipos de enfriamiento.

El verdadero objetivo científico es medir los campos magnéticos en la atmósfera del Sol y, sobre todo, en la corona solar, la parte más externa del astro que distinguimos durante un eclipse.

Rimmele explica que los campos magnéticos son los responsables de las erupciones solares, unas liberaciones repentinas de energía y de partículas que pueden alcanzar la Tierra y provocar fallos de las redes eléctricas, de equipos electrónicos o de satélites GPS. Eso ocurre con frecuencia.

Las observaciones en alta definición del telescopio ayudarán a establecer la física fundamental de esos campos magnéticos para crear modelos de predicción, una suerte de previsión del tiempo espacial que podría permitir anticipar las tormentas solares para poder apagar los equipos más vulnerables.

El telescopio llega en un momento apasionantes para los astrónomos: el Sol va a entrar en un nuevo ciclo de 11 años y va a empezar a producir nuevas manchas solares.

«El objetivo es publicar un primer plano de una mancha solar con la mayor resolución jamás alcanzada», dice Rimmele. Y como el telescopio graba 30 imágenes por segundo durante horas, habrá también películas de esas manchas.

Fuente: cadena 3

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